Código Prohibido

Capítulo 8: Sin vuelta atrás

Alina miró el mensaje en la pantalla de Kael, sintiendo que algo dentro de ella se rompía. Ella es la clave.

—No sé quién te envió eso, pero si crees que voy a confiar en ti por un simple mensaje… —Su voz sonó más firme de lo que se sentía.

Kael suspiró, como si hubiera esperado esa respuesta.

—No te estoy pidiendo que confíes en mí, Alina. Solo que confíes en que el Código Cero no persigue a la gente al azar.

Eso lo sabía. Pero aceptar su ayuda era otra cosa.

—¿Y si todo esto es una trampa? —preguntó, buscando en su expresión algún indicio de mentira.

Kael soltó una risa seca.

—Si quisiera entregarte, ya estarías en manos del sistema. Créeme, no me interesa jugar a ser héroe.

Alina entrecerró los ojos. Había algo en su tono, una sinceridad forzada que la hizo dudar.

Pero no tenía opciones.

Si el sistema estaba tras ella y alguien más la buscaba, necesitaba respuestas.

—Está bien —dijo al fin, sintiendo que con esas palabras sellaba su destino—. Pero si intentas traicionarme, no dudaré en clavarte esto en el cuello.

Alzó el destornillador y Kael levantó las manos, divertido.

—Queda claro. No meterse con la chica del destornillador.

Alina ignoró su tono burlón y guardó la herramienta en su bolsillo.

—Entonces dime, ¿qué sabes del Código Cero?

Kael la miró un momento antes de hablar.

—Menos de lo que quisiera y más de lo que debería.

Se giró y comenzó a caminar por el túnel.

—Si de verdad quieres saberlo… será mejor que sigas caminando.

Alina apretó los labios y lo siguió, sintiendo que cada paso la alejaba más de la vida que conocía.

Ya no había vuelta atrás.




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