Hace 17 años.
Ubicación: Instalación subterránea 09, Blackridge. Clasificación: Ultra Secreta.
—¿Y si falla? —preguntó una voz masculina, tensa.
—No fallará —respondió otra, más suave, pero con la frialdad de alguien que ya había cruzado demasiadas líneas.
Las luces del laboratorio parpadeaban. Pantallas mostraban patrones cerebrales imposibles de leer para cualquiera que no llevara años en el proyecto. En el centro de la sala, una cuna. En su interior, un bebé.
La única del grupo que no lloraba. Que no reaccionaba al llanto de los demás.
Código: ALN-07. Nombre asignado: Alina.
—¿Qué tiene de diferente esta? —susurró una científica joven, temblando.
El jefe del proyecto, el Dr. Varek, se acercó a la cuna.
—Ella no piensa como los demás. Nació sin el circuito de sumisión emocional. Su mente es... libre.
—Pero eso es peligroso —insistió otro técnico—. El sistema no podrá controlarla. El experimento debería cancelarse.
Varek lo fulminó con la mirada.
—¿No lo entiendes? Eso es lo que buscamos. Una mente que el Código Cero no pueda leer. Ella es la prueba. Si sobrevive, será la llave para rediseñar todo el sistema.
Los científicos guardaron silencio.
Desde una sala de observación, una figura encapuchada los vigilaba.
Nadie sabía su nombre. Solo su título: El Fundador.
—ALN-07 —dijo por el comunicador—. Monitoreen sus sueños. Ahí es donde empezarán las anomalías.
Fin del registro.
Presente.
Alina se despertó sobresaltada. El zumbido del sistema todavía resonaba en su mente.
Estaba en un nuevo escondite, Kael dormía cerca, con un arma al alcance de su mano. Cassandra escribía algo en su terminal portátil, murmurando palabras ininteligibles.
—Soñé algo —dijo Alina, apenas un susurro—. Vi a un hombre... Varek. Y me llamaban ALN-07.
Cassandra levantó la mirada lentamente.
—Eso no fue un sueño —dijo—. Fue una fuga de memoria.
—¿Qué era el Proyecto Origem realmente? —preguntó Alina.
—Un intento desesperado por crear mentes libres dentro de un sistema que todo lo controla. El gobierno quiso destruirlo. Pero tú… tú sobreviviste. Y no solo eso. Escapaste del borrado.
Kael se incorporó, alerta.
—¿Crees que todo esto… que su capacidad de resistir el sistema… fue planeado desde que nació?
Cassandra asintió.
—Y el sistema lo sabe. Por eso la está cazando con tanto empeño. Porque si ella recuerda todo… puede reiniciar el código.
Alina sintió cómo algo se activaba en su interior.
Como si por primera vez, entendiera su lugar en todo esto.
No era solo una fugitiva.
Era un error de programación.
Y a la vez, la última esperanza de corregirlo.
#272 en Ciencia ficción
#821 en Thriller
#320 en Suspenso
ciencia ficción y magia, ciencia ficción suspenso, distopía psicológica
Editado: 12.04.2025