Código Purpura: El espejo de la Verdad.

Capítulo 1: Ojos que acechan.

POV ALEXIS.

Presente

Estoy parada a la mitad de un corredor, todo da vueltas y apenas puedo ver con claridad.

De repente todo se detiene... Estoy parada frente a lo que parece un salón con dos tronos en el centro, parece elegante y antiguo, casi salido de un cuento de hadas. Exploro el lugar con mis ojos pero lo que verdaderamente llama mi atención es el enorme vitral detrás de los tronos. Las personas frente a mi parecen juzgarme, sin embargo, es imposible pues solo es una imagen.. Mis ojos se enfrascan en aquellos enormes ojos que parecen ver a través de mí, la figura imponente de un dragón que da la impresión de estar viéndome fijamente.

Escucho voces detrás de mí, casi como susurros que se hacen más presentes cada segundo que pasa. El intento me dice que debo ocultarme y el primer lugar que encuentro es detrás de una enorme cortina suelta, rápidamente corro hacia ella y me cubro por completo cerrando mis ojos con fuerza. Cuando las voces se detienen mi respiración se calma, me libero de la asfixia que siento con la tela sobre mi rostro y al visualizar mi entorno me doy cuenta de que cambie de lugar.

Ahora me encuentro en un lugar tan estrecho y obscuro que apenas quepo en él y me cuesta bastante ver lo que hay delante de mí, a lo lejos veo una luz y decido ir hacía ella. Solo doy un par de pasos cuando escucho una voz al otro lado del pasillo llamándome, pero lo único que logro ver es la silueta de un hombre viéndome fijamente, sus ojos purpuras me miran de forma amenazante.

No lo pienso dos veces para correr hacía el otro lado del túnel, hacía la luz lo más rápido que mis pies me lo permiten, cuando estoy por tocar la perilla de la puerta un rugido retumba haciendo vibrar las paredes y la puerta, es un sonido desconocido para mí, jamás he oído a un animal hacer un sonido de esa magnitud y temo por lo que me espera al otro lado si decido abrir.

Volteo en el momento justo en el que esa figura misteriosa está por llegar a mí, está demasiado cerca para poder alejarme y mi temor es tan grande que siento como me paralizo. Cierro los ojos con fuerza anticipándome a lo peor y solo entonces... Despierto.

Me siento deprisa, intentando calmar mi respiración mientras me repito a mí misma que todo está bien. Mis oídos zumban y escucho como si un taladro estuviera sonando en mi cabeza, volteo rápidamente solo para descubrir que mi despertador lleva sonando un par de minutos y lo apago intentando encontrar calma en mi mente. Me levanto con pereza y entro a la ducha dispuesta a deshacerme del sudor que esa pesadilla me provoco. Luego de arreglarme me miro al espejo mientras seco mi cabello, pero al mirar solo puedo pensar en lo cerca que estuvieron esos ojos purpura de mí. Cada noche se acercan un poco más y a medida que pasan los meses el sueño no hace más que empeorar.

Bajo al comedor contemplando la imagen habitual de cada día, la silla central vacía pero algo salida indicando que mi madre ya se fue, mi abuela sentada en la silla a su derecha tecleando algo en su celular y Zeke sentado frente a mi abuela devorando toda la comida frente a él con prisa.

Como es habitual por bajar tarde, salgo de casa con Zeke apresurándome y regañándome por sexta vez por no hacer caso a mi despertador y alistarme con más tiempo. Nos subimos deprisa al auto y esperamos a que Michael arranque y podamos llegar a tiempo.

El IAP (Institute of Art Prower) no esta tan lejos de casa, así que llegamos con unos pocos minutos de sobra, con ayuda de Michael y Zeke saco mi tarea de Técnica del Lienzo Vivo II, una materia que aunque me encanta exige mucho así que lo cargamos con cuidado hasta llegar al salón donde encontramos al Profesor Ackerman listo para cerrar la puerta, por suerte Zeke mete su pie y después de una larga lista de disculpas en susurro nos deja pasar.

Dos horas después la clase acaba y con ella mis ilusiones de sacar una mejor nota, pues el profesor asegura que le falta mi "algo" para ser el cuadro perfecto. Zeke por otro lado sigue quejándose sobre cómo se "menosprecio" su arte y cuan incomprendido era por el profesor.

Durante el descanso Zeke come en la cafetería con sus amigos mientras yo busco mi tiempo de soledad habitual, nunca me ha gustado estar rodeada de millones de personas y aunque los amigos de Zeke son amables no me siento parte de su grupo, así que suelo esconderme dentro del salón de Arte Contemporáneo de la Maestra Sommers hasta que llegue mi próxima clase.

Nuestra rutina diaria acaba cuando Michael nos recoge al final de clases y nos lleva directo a casa, cuando entramos las voces de las amigas de mi abuela llegan a mí y corro lo antes posible a mi habitación antes de ser capturada.

Una vez en mi habitación lanzo mi mochila a mi cama y me siento en mi escritorio para empezar la tarea, al terminar voy a mi cama con mi cuaderno de dibujo en mano y saco mi portafolio de colores.

Por lo general cuando dibujo lo hago escuchando música, por lo que no me percato cuando la mano de mi nana toco mi hombro y me asusto como siempre.

- La comida esta lista mi princesa - dice mientras comienza a recoger algunas hojas arrugadas que están esparcidas en mi habitación.

- Gracias Nana, ¿Sabes si la abuela sigue con sus amigas? - pregunto yendo por mi basurero y ayudándola.

- Para nuestra desgracia presiento que su reunión tomara un par de horas más - contesta acomodando un mechón pelirrojo que se soltó de mi moño.

Suspiro asintiendo mientras camino tras Nana directo a la cocina, junto cuando voy a cerrar la puerta Zeke entra deprisa esquivándome para ir directo al lavabo, donde talla intensamente sus mejillas buscando eliminar los restos de labial de sus mejillas.




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