POV ALEXIS.
En días como hoy, cuando la casa estaba más ruidosa que de costumbre eran los momentos en lo que más extrañaba en casa a mi madre. Aquella mujer que con una sola mirada podía mandar a callar incluso al perro del vecino.
Artemisia Isabelle Moore era conocida por ser controla y demasiado perfeccionista, no tenía paciencia y las pocas veces que había estado presente en sus reuniones cuando era una niña la gente solía referirse a ella como "Medusa". Mi madre era la persona más ambiciosa que yo conocía, era la orgullosa dueña de su propia marca de joyería "The Crystal Butterfly" además de ser socia mayoritaria en la prestigiosa firma M&W donde ejercía la mayor parte del tiempo.
Con el pasar de los años sus colegas más cercanos intentaron acercarse a ella, pero mi madre siempre dejo en claro que no estaba interesada en comenzar una relación y mucho menos si se trataba de un colega de trabajo, aunque claro... Eso no impedía que algunos vieran esta advertencia más como una invitación.
Por lo general estar en casa sin mamá era más relajante, sin embargo en estos momentos rogaba porque apareciera por la puerta principal dispuesta a crear paz y silencio en casa. Momentos después escuche la reja de seguridad ser abierta y corrí hacía el balcón.
- ¿Ese no es el auto de Marshall? - pregunto una voz a mis espaldas sorprendiéndome.
- Si, lo es - suspire mientras veía como el señor Marshall corría al otro lado para abrirle la puerta a mi madre, aunque para su desgracia mi madre ya había salido del auto y caminaba con prisa hacía la entrada.
Tobías Marshall era uno de esos colegas que aún después de años de rechazo seguía intentando conquistarla, invitándola a cenas y viajes. Buscando excusas para quedarse hasta tarde a trabajar con ella y en ciertos casos se auto invitaba a casa con la excusa de "ayudar a mi madre a aligerar su carga de trabajo".
Sabía que era un excelente abogado fiscalista y que era muy bueno en su trabajo, además de que tenía cierto toque de labia que ayudaba a cerrar los tratos de mi madre en algunas ocasiones. Pero eran justamente algunas de sus habilidades las que no terminaban por convencerme.
No es que fuera un mal sujeto, pero si había algo que había aprendido con el pasar del tiempo es que Tobías Marshall me veía más como un fin para llegar a un medio. Solía llenarme de regalos como si eso fuera a ocasionar que mi madre lo mirara de forma diferente y aunque los primeros años lo agradecí después de un tiempo comencé a sentirme incomoda y rechace dichos obsequios hasta que dejo de traerlos.
Cuando se dio cuenta de que no lograría llegar a mi madre a través de mi cambio de objetivo, convirtiéndose en el pretendiente favorito de mi abuela. Según ella, el reunía las "aptitudes necesarias" para ser el esposo de mi madre, como si ser su esposo fuera un empleo en lugar de una elección por amor y si por ella fuera mi madre se habría convertido en la Señora de Marshall desde hace muchos años.
- Vamos a ver qué hace aquí - me sugirió Zeke mientras me tomaba por los hombros y me arrastraba hacía la planta baja.
En cuanto bajamos el ruido que había estado circulando por toda la casa seso por completo, cortesía de la entrada de mi madre en la sala.
Mi abuela se levantó en ese mismo momento dejando con la palabra en la boca a una de sus amistades y corrió a recibir al "invitado" sorpresa.
- ¡Tobías querido, que alegría que nos visites! Hace tiempo que mi hija no te traía a casa, comenzaba a creer que habías perdido el interés en ella - mi abuela se apresuró a abrazarlo y prenderse de él cual príncipe azul, y claramente el Señor Marshall se lo permitía.
- Para nada mi querida Layla, es solo que entre el bufete y la ayuda que proporciono a Artemisa apenas y tengo tiempo para otra cosa - Estaba claro que aquello era uno más de sus intentos por lucirse delante de mi abuela y ganarse su simpatía, cosa que por supuesto funcionaba.
En cuento se deshizo del amarre de mi abuela sus ojos se enfocaron en mí y comenzó a acercarse con velocidad, claro que Zeke fue más rápido e intercepto su mano rápidamente.
- Zeke es un gusto volver a verte - comentó con una sonrisa tensa en su rostro, ya que en el pasado habían tendido un par de roses de los cuales ni mi madre ni mi abuela estaban enteradas.
- Ojala pudiera decir lo mismo -murmuro mientras soltaba su mano.
Tobías compuso su sonrisa en cuanto Zeke lo soltó y llego hasta a mí con la intención de darme un abrazo, así que retrocedí un paso y le tendí la mano en su lugar. Dando una clara indirecta y esperando que la entendiera, él tomo mi mano y la sostuvo por más segundos de los necesarios hasta que escuchamos como mi madre carraspeo para llamar la atención, logrando que Tobías me soltara y volviera en su camino para situarse junto a ella.
- Bueno madre te informo que esta no es una visita social, vinimos porque hay unos asuntos pendientes y trabajaremos en la biblioteca, así que les pediré que mantengan el ruido al mínimo - eso último lo añadió mirando fijamente a mi abuela quien solo asintió antes de despedirse de Tobías y regresar a su reunión haciendo caso a las palabras de mi madre.
Mi madre acaricio mi rostro y dejo un beso en mi frente antes de caminar hacia la biblioteca con Tobías siguiéndola.
- Me pregunto si algún día nos libraremos de él - Zeke me rodeo con sus brazos mientras mirábamos la puerta cerrada de la biblioteca por unos segundos.
- Yo me pregunto lo mismo todos los días - conteste encogiéndome de hombros mientras caminaba escaleras arriba con Zeke a mi lado.
Cerré la puerta y me lance a la cama lanzando un quejido cuando un pincel se clavó en mi brazo. Zeke se movía por la habitación recogiendo papeles, y poniendo cosas en su lugar mientras yo me dedicaba a mirarlo y lanzar un par de hojas arrugadas al basurero.
- ¿Aún tienes pesadillas?- pregunto Zeke mientras sostenía una de las hojas arrugadas en sus manos, observando el ya repetitivo dibujo de esos ojos que me acechaban en mis sueños.