Código Purpura: El espejo de la Verdad.

Capítulo 4: Su llegada.

POV Alexis.

Escucho entre sueños el cantar de los pájaros, puedo vislumbrar un pequeño halo de luz en mi cara pero no logro ver con claridad, poco a poco mis sentidos van despertando, mi vista es borrosa y puedo sentir una especie de antifaz cubriendo mis ojos. Alzo mis manos para tocar mi cara pero al instante me percato de que están atadas, estoy acostada en una especie de colchón pequeño y a lo lejos puedo oír el galopar de unos caballos.

Cuando intento sentarme una mano me toma con gentileza de los hombros acostándome de nuevo y ahí es cuando me doy cuenta de que mi cabeza esta recostada sobre las piernas de alguien. Él o ella me acarician la cabeza suavemente al mismo tiempo que impide a mi débil cuerpo volver a sentarse.

- Parece que está volviendo en sí - escucho la voz de una chica muy cerca de mí.

- Será mejor que vuelva a dormir - esa es la voz de un hombre, siento me toman con fuerza de los hombros y de un momento a otro el cansancio me invade de nuevo, hundiendo mi cuerpo en la inconciencia.

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Estoy en un pasillo obscuro y estrecho y se lo que viene, este sueño lo he tenido tantas veces que podría decir de memoria lo que está por suceder, pero algo se siente particularmente diferente, esta vez no oigo rugidos ni pasos apresurados de alguien persiguiéndome, esta vez escucho lamentos de un animal.

Camino hacia la puerta con pasos apresurados sorprendida de haber llegado tan lejos, en cuanto giro la perilla para abrirla siento como si algo se apoderara de mi cuerpo y entonces...

Despierto.

Intento sentarme para poder recuperar el oxígeno que mis pulmones piden a gritos pero algo me lo impide, al observar mis manos las encuentro atadas al cabezal de una cama y mis pies están atados juntos al otro extremo de esta. Respiro profundamente intentando no entrar en pánico, si hay algo que aprendí en todas las series de misterio que veo es que no ayuda en nada el gritar, patalear o intentar soltarse a la fuerza.

Observo la habitación en la que me encuentro con detenimiento en busca de un objeto que pueda usar para liberarme, pero todo frente parece ser inútil. Estoy en lo que parece una habitación de hotel, se ve nueva y prácticamente poco usada, no hay artículos personales ni cuadros que me den un indicio sobre quien es mi captor.

Puedo ver mis cosas en una mesa ubicada a pocos metros de mí, pero además de eso no hay nada más en el cuarto que indique que alguien más vive aquí.

A lo lejos escucho pasos acercándose, comienzo a entrar en pánico e intento desatar las sogas de mis manos pero es inútil y solo logro rozar mis manos en el intento, vuelvo a mi posición original mientras cierro los ojos.

No se quienes sean esas personas ni que quieras, pero tal vez si finjo dormir pueda escuchar algo que me sea de ayuda.

Narrador.

Dos figuras prominentes entraron silenciosamente a la habitación seguidos de un joven con uniforme, sus ropas elegantes y el brillo de las joyas en sus cuerpos los hacían destacar del resto. Los guardias encargados de traerla aseguraron que Alexis había dormido desde el inicio del viaje y que esta continuaría así por un par de horas más, así los adultos pasaron a la habitación acercándose a Alexis mientras esta se tensaba un poco más al sentir a sus captores acercarse.

El hombre caminó lentamente hacia la joven y sus pasos retumbaron contra el suelo de madera. La otra persona permaneció detrás, observando en silencio la situación, analizando cada detalle de la chica que dormitaba en la cama. Él se inclinó hacia la joven alzando su mano para tocar su mejilla, sin embargo la mujer tras de él carraspeo llamando su atención así que retiro su mano con lentitud y se levantó mientras frotaba sus manos con desespero.

La mujer que esperaba al otro lado de la habitación negó con la cabeza mientras caminaba hacia el hombre frente a él y tomaba sus manos, intentando calmar la ansiedad de su esposo.

Aquella misteriosa mujer enfundada un enorme vestido color rojo, camina con su esposo cerca de la chica, él admira la vestimenta que posee analizando cada detalle en ella. Una hermosa corona adornando su cabello rubio, unos pendientes y collar a juego adornan sus oídos y cuello y porta orgullosa el emblema de su nación.

El por su parte viste un pantalón liso de color negro, una camisa blanca con mangas abultadas, en su pecho porta el mismo emblema que su esposa y sobre sus hombros se cierne una capa larga y ancha hecha de algodón rojo terciopelo, en su cintura hay un pequeño cinturón de armas y sobre su cabeza, una corona.

El joven que aguarda detrás de ellos viste prendas un poco más casuales a comparación de la pareja adulta, su ropa es totalmente negra, desde sus jeans hasta su camisa y la única prenda sobre el que tiene color es el emblema en su camisa.

Ambos hombres comienzan una pequeña conversación a susurros mientras que su la mujer se acerca un poco más a Alexis, la observa "dormitar" pacíficamente hasta que repara en que las manos y pies de la joven se encuentran atados.

- ¿Era esto realmente necesario? - cuestiona con molestia al joven guardia.

- Podría haber escapado - responde encogiéndose de hombros.

- No creo que pudiera haber ido muy lejos Marcus, tú mejor que nadie sabes el número de guardias que hay en cada esquina - contesta la mujer mientras desata las manos y pies de Alexis.

- Tatiana tiene razón Marcus, no era necesario atarla - asegura el hombre mientras observa a su mujer liberar a Alexis de sus ataduras y acomodarla en una posición más cómoda.

- ¿Será ella la hija perdida de Marea Roja? - Pregunto el hombre a su mujer con leve esperanza mientras observan a Alexis.

Tatiana solo se limita a tomar la mano de su esposo y acariciarla suavemente.




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