Ubicación Desconocida.
En una gigantesca cueva rodeada basta flora, piedras preciosas e incrustaciones de oro yace un enorme dragón durmiendo con total tranquilidad.
Después de la separación pocos conocían que había sido de aquel poderoso dragón que había ayudado a salvar las vidas de todos. Muchos especulaban que el hechizo lo había dejado tan agotado que había entrado en un profundo sueño de hibernación del que jamás despertó, otros aseguraban haberlo visto volar hacia las montañas Krýstallo Fotiás para nunca más volver.
Solo unos pocos Fey sabían la verdad detrás del paradero de Najiri, el Tercer Pilar.
Al ser un ser de tal magnitud tomo en su posesión la responsabilidad de proteger a Marea Roja, así que se encerró así mismo en una cúpula de magia en la que habitaba desde los inicios de la creación. Era muy extraño que estuviera despierto todo el tiempo, pues cuando dormía su conciencia le permitía viajar a lo largo y ancho de Marea Roja para así poder ver que todo lo que sucedía fuera de su fortaleza. Por eso, cuando recuperaba la conciencia, las tierras de Marea Roja temblaban, las olas se volvían agresivas y la vegetación crecía desmesuradamente, anunciando su despertar. Claro que después de mucho tiempo y al estar acostumbrados a esta inusual actividad, las generaciones pasaron de buscarlo para alabar su despertar, a convertir este hecho en un mero cuanto fantasioso que relataban en las fogatas al contar la historia de la creación.
Eso no quiere decir que Najiri estuviera completamente solo, pues como regalo de Calepsio a Najiri por su eterno sacrificio, esta le concedió un regalo de corazón... Este regalo otorgaba a Najiri un compañero por generación que secretamente velaría por el dragón y le haría compañía hasta que este muriese, y entonces nacería un nuevo compañero que estuviera con él.
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EN OTRO LUGAR.
En la sala de tronos, un pequeño corría apresuradamente intentado encontrar a sus padres mientras escapaba de su nana.
En su travesía a través del inmenso palacio entro al ala sur con algo de miedo, pues aún para su corta edad recordaba las miles de advertencias en las cuales sus padres le pedían que no cruzase por aquel lugar ya que era "zona para adultos", y los niños corrían peligro si se les ocurría entrar ahí.
Se percató de que ese lugar no poseía ningún tipo de vigilancia a pesar de ser catalogado como un lugar prohibido, así que a pasos temerosos se aventuró a entrar en aquella parte del castillo en la que jamás había estado. Camino por un par de minutos hasta toparse con dos puertas abiertas que dejaban ver dos posibles caminos.
Uno con poca iluminación que parecía no conducir a ningún lado y uno completamente obscuro, sin ningún tipo de luz que diera inicios de a donde codicia. En su mente la idea de regresar por donde había venido y aceptar su fatídico destino comenzaba a formularse claramente, pero había sido educado para jamás rendirse o acobardarse.
Así que pensó que si iba por el más obscuro su nana jamás lo vería, y así con algo de tiempo y suerte podría escapar hacía un lugar un poco más familiar para él. Tomo un gran respiro y cerro sus ojos con fuerza, apoyando sus manos en ellos para no dar chance a la obscuridad de entrar en su vista y mitigar el mayo miedo posible mientras comenzaba a correr por aquel lugar desconocido. Claro que si hubiera dejado aunque fuese una pequeña rendija entre sus dedos se habría perchado que aquel lugar tenebroso se esclarecía un poco más con cada paso que daba e inevitablemente al llegar al fondo de aquel lugar chocó de manera estrepitosa contra la pared.
El golpe fue tan fuerte que inmediatamente comenzó a llorar sin importarle ser o no descubierto, deseando internamente jamás haber escapado de su nana... Aquel golpe alerto a más de uno sobre lo sucedido, y quien menos se pensó corrió a su auxilio.
POV Alexis.
Espere unos minutos después de que me dejaran sola para finalmente caminar hasta mi mochila para extraer mi celular e intentar llamar a alguien, pero vaya que me decepcione cuando me di cuenta de que no tenía señal. Camine hacía la ventana y retire las cortinas de par en par pensando que quizá si veía el paisaje podía darme una idea de donde me encontraba, pero rápidamente me di cuenta de que no reconocía en absoluto lo que estaba viendo.
Podía admitir que la vista ante mí era hermosa, aunque lo poco que veía no me decía donde me encontraba sí que podía considerarse un paisaje digno de retratar y si me encontrara en otras circunstancias un poco menos extrañas me había sentado a dibujar la vista por horas.
Estaba un poco decepcionada de que mis intentos de ubicarme no sirvieran de nada así que cerré las cortinas y camine hasta sentarme de nuevo en la cama para pensar en nuevas ideas, después de uno minutos me levante para explorar la habitación donde me encontraba. Era mucho más grande que mi cuarto, el color de las paredes era un amarillo pálido muy sutil y que por alguna razón me daba una sensación de calma, todos los muebles eran blancos a excepción de la cama y del escritorio frente a mí, camine hacia las mesitas de noche y abrí los cajones esperando encontrar una especie de folleto que me indicará donde estoy.
Sin embargo, al abriros descubrí que estaban vacíos, camine rápidamente hasta el escritorio pero al abrir los cajones todo lo que pude encontrar un kit de timbres de cera que se veía bastante antiguo pero además de eso todo lo que había en ese mueble era una de esas plumas antiguas y una gran pila de hojas en blanco.
Al darme la vuelta pude percatarme de que había una segunda puerta en la habitación, la cual abrí encontrándome con un gigantesco baño, me encerré en él y lave mi cara por varios minutos intentando relajarme y no entrar en pánico por la situación que atravesaba.