POV ROWAN
Mis mañanas empezaban casi siempre a las 6 am, cuando las persianas de mis aposentos se abrían automáticamente para dejar ver los primeros rayos del día. Por lo general me tomaba algo de tiempo levantarme, así que mi querida esposa era la encargada de lograr que cumpliera con mis obligaciones motivándome para dejar la cama.
- Querido mío, sabes que no hay nada que me gustaría más que quedarme aquí todo el día pero el deber nos llama - aunque sus palabras decían que teníamos que levantarnos sus manos me daban a entender otras cosas.
- Solo cinco minutos más - murmure mientras nos metía debajo de las sabanas de nuevo.
- Papá, papá ¡Es hoy! - saque mi cabeza de inmediato de debajo de las sabanas al oír como Justin entraba y corría para trepar nuestra cama.
- Tranquilo mi Tesoro, ¿De qué estás hablando, que pasa hoy? - como siempre mi hermosa Tatiana lo abrazo en un intento de tranquilizar su alegría.
- Papá prometió que me llevaría a su trabajo hoy para ver todo lo que hacía un Rey - dijo con una sonrisa.
- ¿Eso hizo? - pregunto con una sonrisa mientras alzaba una ceja en mi dirección, y fue ahí cuando recordé lo que había querido contarle la noche anterior.
- Si, lo lamento querida, lo olvide... El profesor de Justin sugirió que sería buena idea que viera un ejemplo de sus posibles responsabilidades futuras - En realidad su profesor había sugerido que Justin viera que había momentos donde no todo era divertido y debía tomar las responsabilidades con más seriedad, pero no podía delatar a mi pequeño con su madre de esa manera.
- De acuerdo, eso quiere decir que debemos levantarnos para aprovechar al máximo el día - dijo mientras cargaba a Justin, de inmediato escuchamos que tocaban la puerta.
- Adelante - conteste mientras me colocaba mi bata.
- Majestad, lamento interrumpir pero sucedió algo extraño, estaba vistiendo al Joven Príncipe junto con Erín y de un momento a otro desapareció - Explico Enoch mientras miraba en dirección a Tatiana, quien solo moría de risa viendo a Justin jalar su bata en un intento de ocultarse.
- Vaya, eso sí que es algo extraño... Bueno, supongo que si desapareció cancelare mis planes para buscarlo - exclame mientras me acercaba a mi esposa.
- ¡No padre, aquí estoy, si quiero ir! - exclamo saltando a mis brazos.
- Entonces sugiero que termines de vestirte y te unas a Enoch, Erín y tu hermana en el comedor antes de que tu madre y yo llegamos - Justin de inmediato asintió y corrió hacía Enoch, quien lo cargo y se lo llevo cerrando la puerta tras de sí.
- No creas que no sé qué me ocultas algo querido - podía sentir la mirada de Tatiana en mi espalda.
- No entiendo por qué dices eso cariño, no tengo motivos para ocultarte nada - conteste volteándola a ver con una sonrisa que esperaba pasara su prueba.
- Sabes mi amor, tus palabras serían mucho más creíbles si no estuvieras repitiendo el himno en tu cabeza como un intento de ocultarme tus pensamientos - señalo mientras me abrazaba - ¿Qué es lo que te pasa? -
- No quiero agobiarte con cosas que ni yo puedo controlar amor... Prometo que si se vuelve muy pesado te lo contare todo ¿está bien? - deje de repetir la canción en mi cabeza y después de unos segundos asintió.
Por lo general no me molestaba en ocultarle secretos a mi esposa, no lo solo porque era inútil si no porque nuestro matrimonio funcionaba muy bien sin mentiras. Así que no quería agobiarla con mis miedos si no era necesario.
- En ese caso es mejor comenzar a prepararnos, Justin es capaz de volver por nosotros para apresurar el día - asentí mientras la seguía a la ducha.
Después de vestirnos salimos hacia el comedor cruzando los ya conocidos corredores, por lo general al pasar los habitantes y miembros de la servidumbre se detenían a hacer una reverencia, pero hacía años les había pedido qu lo hiciera si no eran eventos oficiales, pues sentía que atrasaba sus labores y no lo veía necesario, para mi ellos eran mi pueblo y debía cuidarlos y tratarlos con el mismo respeto que me daban.
- Alteza, que bueno que llega, no estoy segura de que Lady Irene pueda contener más su impulso de atar al Joven Príncipe a la silla - Enoch abrió la puerta para nosotros, dejando ver como Justin saltaba en su silla con el brazo de su hermana intentando detenerlo.
Irene por otro lado hacía en su silla sosteniendo su cabeza con una mano mientras acariciaba su vientre con la otra, era extraño que Lars no estuviera presente pero supuse que sus obligaciones lo requerían en otro lado.
- Irene, ¿te sientes bien querida? - pregunte acercándome a ella, de inmediato su espalda se puse derecha, pero solo logro aumentar su dolor y volver a su posición original.
- Lo lamento Majestad, él bebe no deja de patear y no pude dormir - contesto quitando la mano de su rostro, en el que se pedían ver sus ojeras.
- ¿Has acudido al médico ya? - para nadie cercano a ella era un secreto que les había costado concebir, e incluso el médico real había solicitado una baja por maternidad de alta duración, pero Irene tan responsable como su madre había expresado que trabajaría hasta el último momento. Y yo la deje porque era más fácil cuidar de ella y ayudarla a no esforzarse que discutir con ella y amarrarla a la cama.
- Si pero no tiene caso, el doctor dijo que debía encontrar un balance entre el reposo y el trabajo, pero para él es muy fácil decirlo, no se tiene que encargar de un castillo entero - exclamo, lo que seguramente le propino un dolor más grande.
- Y no crees que es momento de tomar un descanso Irene, estas a pocas semanas de dar a luz - sabía que el tema del descanso no se lo tomaría bien, pero siendo honestos si no se cuidaba podría perder a su bebe... Otra vez.
- No, aún me faltan cinco semanas y me siento bien, solo debo encontrar la manera de que él bebe duerma al mismo tiempo que yo - contesto con convicción, y la creía capaz de hacer obedecer a su hijo incluso en el vientre.