Código Purpura: El espejo de la Verdad.

Capítulo 23: Time Out.

POV Alexis.

-No, Alteza, usted a la izquierda y el joven a la derecha -era la quinta vez que cometía el mismo error, y por muy educados que fueran los chicos con los que practicaba, comenzaba a ver una que otra mueca de disgusto en sus rostros.

Y claro, mi error solo provocaba otros más. Llevábamos media hora en esto y, para ser honesta, no necesitaba que nadie me dijera lo obvio... Estaba empeorando a cada minuto. Hasta ahora, Míster Étienne solo se había limitado a las clases teóricas y prácticas menores, pero dado que en un par de días sería mi audiencia y pocos días después el baile, el tío Rowan había pedido que nos centráramos de momento en mis prácticas de baile.

Por las mañanas, me levantaba muy temprano para desayunar con la familia y luego me llevaban directamente al campo de entrenamiento. A pesar de saber que Marcus entrenaba en el mismo lugar y horario, no me lo había cruzado ni una sola vez. El campo estaba lleno de aprendices, pero el Comandante River siempre se aseguraba de dedicarme atención especial. Pasaba horas entrenando con él para controlar mis dones. Él mismo había recalcado el "decente" trabajo que había hecho Marcus para enseñarme, pero aun así me hacía repetir las cosas una y otra vez.

La buena noticia es que ahora tenía mejor control sobre mis habilidades con los elementos... La mala es que mi Morfosis era tan lenta que, si poseía un don específico, no creíamos posible que se revelara hasta después del juicio. Con eso en mente, la mitad del día eran ejercicios y combates, mientras que la otra parte del día me dedicaba a las lecciones con el Señor Étienne.

Para el final del día terminaba tan agotada que apenas recordaba ponerme el pijama y lavarme la cara. Pero, para ser honesta, a pesar del cansancio sin fin, disfrutaba mucho mis lecciones. Excepto, claro, cuando me equivocaba tanto que hasta yo misma me hartaba de mí. Justo como ahora.

- ¡Auch! - exclamó uno de los chicos cuando lo pisé por segunda vez en la misma vuelta.

-De acuerdo, creo que podemos parar por unos minutos -dijo Míster Étienne. Los chicos soltaron un suspiro de alivio mientras se iban a sentar, pero él se acercó a mí.

-¿Qué sucede, Alteza? No la he visto cometer tantos errores como hasta ahora.

-No lo sé, le juro que me esfuerzo, pero... no sé qué me pasa -admití finalmente. Quizá el agotamiento de estos días me estaba pasando factura, lo cual solo me hacía sentir más patética aún, considerando que solo llevaba aquí cuatro días.

-Quizá tenga la solución. Por favor, vaya a sentarse -asentí, sin muchas ganas de hacer otra cosa.

Observé cómo se acercaba a los tres jóvenes que me habían ayudado. Después de unos segundos de charla, se marcharon, y Míster Étienne sacó su Enchantum para llamar a alguien. Duraron así un par de minutos, aunque no sabía si hablaban o solo discutían; por la distancia no podía oír mucho y tampoco quería ser entrometida.

-La ayuda ya viene, Alteza -comentó sonriente cuando se acercó a mí. No me gustaba esa sonrisa malvada en su rostro, pero no me sentía con ganas de preguntar de qué se trataba.

Un rato y muchas galletas de mantequilla después, el Comandante River entró el equipo entero, todos y cada uno de los compañeros de Marcus estaban aquí, algunos se veían emocionados, otros no tanto.

- Muy bien, ya estamos aquí Étienne, por favor lo que sea que quieras que sea rápido... Tenemos mejores cosas que hacer - me sorprendía el tono con el que ambos adultos se hablaban.

Por su parte los chicos solo hablaban entre ellos sin prestarles atención a los hombres, parecían estar acostumbrados a sus pequeñas peleas. Marcus camino hacía mi con la misma expresión de aburrimiento que los demás tenían.

- ¿Sabes que hacemos aquí? - pregunto mientras se sentaba en la silla vacía junto a mí.

- Se tanto como tú - conteste con aburrimiento viendo al Comándate y a Míster Étienne discutir en voz baja, no sabía de qué trataba todo esto pero parecían dos niños pequeños peleando por un juguete, la pelea no duro más de unos minutos y al final el comándate le grito a Marcus y los chicos que se reunieran alrededor de él mientras que Míster Étienne caminaba hacía mi de nuevo con una sonrisa más grande de ser posible.

- Muy bien Alteza, ya que los practicantes que le traje no parecen haberla satisfecho le traje caras conocidas - fruncí el ceño sin entender de que hablaba.

- No entiendo a qué se refiere Señor Étienne - conteste con sinceridad, a lo lejos podía ver a Jared protestante por algo, hasta que el comándate le dio un golpe en la cabeza y lo volvió al círculo que habían formado.

- Creo que el motivo por el que no puede realizar este baile es porque no se siente cómoda, ha pasado demasiado tiempo con caras y figuras extrañas, así que le traje caras familiares, tengo el presentimiento de que estos chicos funcionaran mejor que los otros - me reí imaginado a los chicos bailando conmigo por voluntad propia.

- Le deseo suerte para convencerlos de hacer eso - conteste con sorna.

- No necesito convencerlos, para eso el bruto de mi hermano está hablando con ellos - contesto mientras me daba la mano para levantarme de la silla.

- ¿Su... su hermano? - no sabía si mi cerebro no descifraba toda la información o solo había entendido mal.

- Ha, supongo que debo explicarme mejor... Mi nombre completo es Étienne Moreau River y el mentecato de allá es Alexandre Moreau River, por lógica se deduce que somos hermanos, pero desarrollamos una tendencia poco sana a presentarnos como extraños - no es que no tuvieran similitudes, si me fijaba bien tanto Míster Étienne como el Comandante tenían rasgos similares, pero considerando que el Comándate era mitad centauro y Míster Étienne parecía muy normal me hacía preguntar cómo había salido tan diferente.

No me dieron mucho tiempo para procesar la información, porque el comándate camino hacia nosotros con los chicos tras de él, ninguno parecía feliz con la idea de ser mi compañero de baile, pero asumí que no les dejaron opción.




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