Código Purpura: El espejo de la Verdad.

Capítulo 25: Un mensajero inesperado.

POV Alexis.

Mi primer día tras el juicio y nombramiento empezó como casi todos los demás aquí, con Elena e Isabella despertándome, ayudándome a alistarme para esa mañana. Mientras yo tomaba una ducha ellas elegían mi atuendo y para cuando salí Zerina y Ariale ya estaban preparándose para arreglarme.

Si Elena le dijo a alguien que había visto a Marcus en mi habitación nadie lo menciono, ni siquiera Lady Irene quien vino por mi justo cuando Ariale termino de guardar los instrumentos. Tras las reverencias habituales nos dirigimos al comedor para desayunar con los demás. Para ser honesta me daba un poco de nervio entrar a la sala, aunque lo había hecho antes este día se sentía diferente.

- Alexis querida, adelante. Apenas estamos comenzando - Tatiana me saludo mientras Enoch recorría mi silla para ayudar a sentarme. Había aprendido que en la mañana la mayoría de los conocidos desayunaban juntos, las comidas las había por separado, según el tiempo de cada uno y en la cena no era obligatorio asistir. Así que el desayuno se convertía en el tiempo familiar.

Esta mañana se nos unieron Renata y su hija Ariadne, hacía un tiempo que no las veía. No desde la primera vez que había sucedido un cierto roce. Pero para mi sorpresa esa mañana nadie dijo nada hiriente o molesto, cada uno se dedicó a tomar sus alimentos mientras conversaban.

- Alexis querida, dado que esta es tu primer mañana como un miembro oficial de la familia real este día será un poco diferente a lo habitual, pero no te preocupes, nosotros estaremos presentes para asistirte - asentí, ya me había esperado que mi rutina cambiara.

- ¿Qué tan diferente será? -

- Bueno, empezarás con tus clases habituales con el Comandante, pero esta mañana se reducirá el entrenamiento, comenzarás antes con tus clases de etiqueta y modales con Míster Étienne y después de la hora de comida te reunirás con nosotros en el despacho, hay algunas cosas de las que tenemos que hablar - Rowan parecía muy serio, inmerso en su papel.

- ¿Pasa algo malo? - no podía evitar sentir que había un ambiente tenso.

- Todo lo contrario querida, es solo que ha sido una mañana agitada - asentí entendiendo sus palabras. Para mí el día apenas estaba comenzando, pero seguramente para el tío Rowan había comenzado hacía rato.

Comí deprisa asegurándome de pasar tiempo con todos antes de mi lección con el Comandante, por suerte el atuendo de hoy incluía un sobre cambio para el entrenamiento. Después de los primeros atuendos el Comándate había exigido cambios en mi vestuario, por lo menos el tiempo que durara nuestra sesión, así que aunque usaba ropa elegante debajo siempre había un traje completo que me ponía para entrenar.

Al llegar el Comandante nos recibió como siempre, dándonos un sermón sobre el tiempo y después me dio tiempo para cambiarme, Ariale me había hecho un peinado semi-recogido muy bonito que se podía modificar con una pinza para atarlo por completo, otra de las peticiones del Comandante, nunca traer el pelo suelto.

Al salir el Comándate me dio las instrucciones diarias, correr algunas vueltas, ejercicios de calentamiento y demás, aunque su trabajo era centrarse en mis habilidades mágicas él decía que para poder calentar la magia había que calentar el cuerpo antes.

Para cuando acabe con los ejercicios había una capa delgada de sudor en mi frente, jamás había sido una chica atlética y en el Instituto Prower las actividades físicas eran opcionales, así que nunca las había tomado. Por eso algunos ejercicios se me hacían más complicados que otros.

- Ahora que terminamos con el calentamiento llego el momento de continuar donde lo dejamos Alteza - asentí colocándome en posición, ya que mi control de los elementos variaba mucho con mis emociones habíamos trabajado en invocar los elementos que más se me dificultaban a voluntad y no a sentimiento.

Por lo general entrenaba con una máquina que ellos llamaban "Forge", replicaba los elementos básicos de la tierra y los lanzaba para entrenar habilidades de protección y desempeño.

- ¿Y el Forge Comandante? - no entendía cómo iba a practicar sin la máquina, claro que él tenía planes diferentes para mí.

- El Forge solo sirve para ataques espejo, quiero saber cómo se defendería en una situación real, así que hoy lo dejaremos de lado y entrenaremos cuerpo a cuerpo - parecía muy convencido de que funcionaria.

- ¿Con usted? -

- No niña, mis habilidades son tácticas, no mágicas, he llamado a unas cuantas caras conocidas para usted. Pero descuide, les pedí que fueran amables - no entendía a qué se refería hasta que vi llegar un grupo de chicos.

Sylver, Klymene, Rael y Ceecee caminaron a paso lento, pero con una especie de marcha hacía nosotros. Todos portaban el uniforme de los guerreros, un traje entero de cuero negro flexible con el emblema de la casa real. Mi uniforme aunque más informal era parecido al de ellos. Intente ver si Marcus aparecía por algún lado pero estaba claro que no. La noche anterior me había dejado claro que nos dejaríamos de ver tan seguido y aunque lo entendía no creí que fuera a suceder tan rápido.

- Alteza - dijeron todos al unísono haciendo una reverencia, nunca antes lo habían hecho y aún me estaba acostumbrando a saber qué hacer en ese tipo de caso así que no respondí esperando que se levantaran.

- Suficiente de modales, no los llame aquí para que le hagan la barba a la princesa, los cite por que los necesito como modelo de entrenamiento - el Comandante los hizo enderezarse de inmediato.

- ¿Qué necesita señor? - Ceecee siempre había hablado con un gran respeto hacía sus mayores, aún si era el Comandante.

- Van a practicar los elementos básicos de la naturaleza a modo de protección y ataque hacía la princesa, los elegí por su afinidad con cada elemento y el control que poseen sobre él. Las ordenes son tacitas, ataque leve y defensa con contraataque sin herir, la prioridad es que la Princesa sepa defenderse, no herirla - pude ver en sus caras la duda.




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