Código Purpura: El espejo de la Verdad.

Capítulo 26: Katrhéftis tis Alitheas.

POV ALEXIS.

- Hola mamá - respondí de inmediato.

- Hola cariño, ¿Cómo estás? - su voz era baja, como si alguien estuviera dormido junto a ella y no quisiera hacer mucho ruido.

- Estoy bien mamá - me costó decir esa frase, sobre todo por la sobrecarga de emociones que había vivido ese día.

- No suenas muy convencida, ¿Qué sucede cariño? - me reí silenciosamente mientras una lagrima resbalaba por mi mejilla. No importaba si era en persona o por teléfono, mamá siempre sabía decir cuando mentía, más o menos.

- No es nada, es solo que... Los extraño mucho, y es difícil estar rodeada de desconocidos - suspire.

- Nadie dijo que sería fácil, en especial por que estas acostumbrada a estar rodeada de nosotros, todo el tiempo -

- Lo sé, solo que no creí sentirme así de... Así de sola - esa era la palabra que me había descrito desde que llegue, por más familia y amigos que tuviera, últimamente me sentía Sola.

- ¿Quieres regresar? - fue lo único que preguntó, una parte de mi quiso gritar un Si de inmediato, sin duda la idea de regresar a casa era tentadora.

- No, solo estoy algo nostálgica, pero estoy bien - esa era una verdad a medias.

-Estarás bien cariño, siempre has sido fuerte. Puedes enfrentar lo que sea, cada reto que te pongan enfrente lo puedes afrontar, y cuando vuelvas serás una mejor versión de ti, una más poderosa - por un segundo me quedé en silencio, no podía ser posible. Y aun así, las palabras de mi madre sonaban como si supiera exactamente lo que estaba pasando.

Cuando iba a responder escuche como alguien bostezaba, por la voz supuse que era Zeke, lo que me hizo preguntar dónde estaba mi madre.

- ¿Estás en la habitación de Zeke mamá? -

- Lo estaba, lo acabo de dejar, últimamente no ha podido conciliar el sueño, es como cuando era pequeño y pensaba en sus padres. Lo acompañe un rato mientras dormía - podía recordar esos momentos muy vívidamente, aquellos donde Zeke se despertaba gritando por su padres, mi madre y yo corríamos hasta el, y lo abrazábamos, susurrándoles que todo estaría bien hasta que se dormía. Eso había desencadenado sus preocupaciones cuando yo empecé con mis pesadillas.

- Dale un beso de mi parte cuando despierte -

- Lo haré cariño - mamá bostezo, por la hora supuse que se estaría preparando para ir a la cama, no precisamente para dormir, pero sabía que tenía sueño.

- Creo que ya es momento de que me vaya a la cama mamá - no quería despedirme, deseaba estar en esa llamada eternamente, pero no podía pensar solo en mí.

- Yo también haré lo mismo cariño - la escuche revolver sus cosas, y luego el crujido de la cama - Yo sé que ahora mismo no lo parece, pero todo mejorará mi amor, solo ten fe en que así será, eres una Moore y una O'Moon, no hay nada que no puedas hacer - 13 palabras, solo le tomo 13 palabras a mi madre calmar mi corazón ansioso.

- Gracias mamá, te amo. Descansa -

- Yo también te amo - respondió antes de colgar.

Me quede mirando mi Enchantum un buen rato, mucho después de que mamá colgó la llamada. Sabía que ella no podía saberlo, no había forma. Y aun así esta era la segunda vez que mamá me hablaba como si supiera exactamente lo que me pasaba.

Suspire levantándome para tomar un baño, quizá eso me serviría de distracción, estando en la tina me puse a pensar en las palabras de Klymene, quizá ella tenía razón, y lo que yo interpretaba como amabilidad de los chicos era solo un acto para caerme bien, aunque dudaba que lo necesitaran.

Me abroche la bata para salir del baño, y una figura en mi cama me asusto. No sabía cómo había entrado, dado que mi puerta y ventana estaban cerradas, pero supuse que si era un ser mágico esas cosas no lo detenían.

Delante de mí, acostado en mi cama se encontraba un pequeño Dendalío con la forma de un lobo. Era pequeño, de una combinación gris-blanco muy bonita y ojos azules. A pesar de su apariencia adorable y ser tan pequeño sus ojos eran bastante serios.

- Hola - murmure, espere a que el Dendalío hablara, en su lugar bajo de mi cama y se transformó en un lobo de tamaño real. En los libros no decía nada de que ellos cambiaran su tamaño, así que retrocedí por la sorpresa.

- Saludos hija de Marea Roja, mi nombre es Zephyr. Dendalío del bosque de Infraterrosis - el lobo se inclinó en una pata, supuse que era una clase de reverencia.

- Mucho gusto - murmure desde mi lugar.

- No debes temer Hija de Marea Roja, no vengo a hacerte daño. Vengo a advertirte de un gran peligro - se acercó hasta quedar a escasos centímetros de mí.

- ¿Un peligro? - murmure de vuelta.

Zephyr acerco su cabeza hasta que roso mi mano, y una imagen se instaló en mi cabeza.

"En un bosque de hielo y fuego. Gobernado por las criaturas del olvido se encontraba un ejército. La mayoría de sus guerreros eran jóvenes de todas las edades, sexos y formas. Todos inclinados ante un trono de huesos y humo. Pero el humo no formaba parte del trono. El humo estaba sentado en el. No parecía tener una forma específica, pero sus ojos, amarillos y rojos miraban a su ejército. De la nada esa mirada se posó en mí, y me helo hasta el aliento."

Cuando Zephyr quito su cabeza de mi mano pude respirar, si no fuera porque él me sostuvo estoy segura de que hubiera caído de rodillas.

- ¿Qué fue eso? - me di cuenta de que mi aliento había salido con humo frio.

- Se desvanecerán en la niebla, si no consideran la desaparición de esos jóvenes con seriedad -

- ¿Hay chicos desaparecidos? - no entendía por qué todas mis palabras se limitaban a susurros.

- Graba mis palabras en tu corazón, Alexis O'Moon, cuando el poniente sea azotado por la nieve, él llegará. Ahora, el bosque de hielo y fuego es su morada, y las criaturas del olvido, sus guardias. Pero vendrá el día en que un amigo te traicione, un familiar caiga y un amor se desvanezca - los ojos de Zephyr brillaron con gran intensidad.




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