Código Purpura: El espejo de la Verdad.

Capítulo 31: Una Búsqueda Mayor.

POV ALEXIS.

Podía observar vagamente como la luz se filtraba por las cortinas, anunciando un nuevo día. Fruncí ligeramente el ceño en cuanto abrir los ojos. El fresco aroma de la brisa de la mañana se mezclaba con un perfume diferente. Parpadeé una vez, despacio, mientras mi mente salía del letargo del sueño. En mi cabeza resonaba un fuerte y molesto ruido que se empeñaba con sacarme del mundo de los sueños.

Levantó0. la cabeza ligeramente volteando a ver hacia los lados, intentando identificar la fuente de mi desgracia matutina.

- Alexis apaga eso - una voz a mis espaldas me recuerda que mi alarma suena, así que extiendo el brazo apagando el infernal aparato.

Me volteo al otro lado, lista para seguir durmiendo, por alguna razón mi cama se siente más cálida y suave que otras veces, así que me acurruque contra las mantas hasta acomodarme.

Moví mis manos intentando encontrar una forma de abrazar mi almohada pero pesa demasiado para pasar los brazos por debajo de ellas, la desesperación comenzó a hacer de las suyas hasta que por fin puedo rodear mi almohada por completo.

Por un momento, todo se sintió perfecto.

La alarma había cesado, pero un débil zumbido seguía resonando en mi cabeza. Instintivamente me acurruque contra algo cálido y firme, buscando un refugio reconfortante.

Pasaron unos segundos antes de que me diera cuenta de que estaba abrazando... algo más. Deslice mis manos por lo que supuse que era mi almohada, aunque su tela se sentía suave también era extraña, pero no lo pensé demasiado, era claro que abrazaba demás a mi almohada. Era lógico. Claro que lo era.

Pero la almohada nunca había subido y bajado al compás de una respiración.

Fruncí el ceño, no me moví, todavía atrapada en la niebla del sueño. Me sentía tan en paz, y había algo tranquilizador en el ritmo constante bajo mi mejilla. Quizá era solo un sueño extraño. Quizá...

Intenté retroceder pero un brazo me jaló de la cintura para acercarme más. Hice un esfuerzo por liberar mi cabeza de las mantas y cuando por fin lo logre me tomo un tiempo acostumbrarme a la luz del sol, intente enfocar mi vista hasta que me tope cara a cara con Marcus.

Y lo decía en el sentido más puro y literal, tenía su cara a escasos milímetros, su rostro tranquilo denotaba que seguía profundamente dormido, sus músculos estaban relajados y parecía muy en paz, pero a pesar de eso podía sentir sus manos en mi cintura y espalda ejerciendo una considerable fuerza que me impedía separarme de él.

Voltee a mi alrededor tanto como pude hasta que di con el reloj, 7:20 am. Aún faltaba un rato para que tuviera que levantarme. Y para eso necesitaba despertar a Marcus. Pero no quería hacerlo.

Habíamos estado bajo tanto estrés que estaba segura de que no dormía mucho últimamente, con cuidado toque su rostro, remarcando con mis dedos las ojeras bajo sus ojos. No eran muy profundas pero comenzaban a notarse.

Ahora que tenía la oportunidad de tenerlo de cerca me percate de pequeños detalles que antes había pasado por alto, como por ejemplo los pequeños lunares casi imperceptibles en su mejilla y frente. No supe por cuento tiempo estuve acariciando su rostro, explorando con mis manos.

Toque con cuidado sus ojos, y sus mejillas y por alguna razón pase un tiempo extra remarcando sus labios, pero en algún momento sus ojos comenzaron a abrirse, así que cerré los míos por inercia y deje que mi mano cayera.

Me concentre en mantenerme quieta, en teoría no tenía nada de malo que me hubiera despertado antes que él, pero esta parte siempre me ponía nerviosa. El momento en el que ambos estábamos despiertos sin saber que decir o hacer, sin saber cómo expresar con nuestros sentimientos.

Sentí cuando una de sus manos se deslizo fuera de mi cintura, y fue a parar a mi cabello. Podía sentir sus suaves caricias, incluso la mano que permanecía aun en mi espalda comenzó a trazar pequeños círculos en ella, acelerando mi pulso.

Con su mano acaricio mi rostro, tal y como yo lo había hecho. Paso sus dedos por mis ojos y acaricio mis mejillas con una gentiliza que jamás había sentido en nadie más que en él. Pero cuando bajo hacía mis labios mi respiración se cortó sin darme cuenta, para este momento me estaba costando mucho fingir que aun dormía. Quería abrir los ojos y ver que expresión hacía mientras me trataba de esa manera.

Pocas veces me había permitido pensar en cómo me sentía cuando Marcus me trataba de un modo tan diferente a los demás. No solo me cuidada, me daba el valor y coraje de hacer las cosas. Me consolaba y me regañaba, pero más que eso, sus gestos, palabras y acciones me hacían olvidar por momentos que su trabajo era cuidarme.

Era como si en esos momentos solo existiéramos él y yo, en nuestra burbuja llena de sentimientos indescifrables e inconfesables. Esos momentos que hacían que mi corazón latiera hasta que sentía que podía salirse de mi pecho.

- Alexis - me llamo una vez, en voz baja, muy cerca de mi oído. Me concentre tanto en sus caricias que no sentí cuando se movió para quedar más cerca de mí.

- Alexis - llamo de nuevo, esta vez un poco más alejado, y ahora sí que lo había sentido moverse.

- Sé que esta despierta - volvió a insistir haciendo que mis mejillas enrojecieran sin control.

Abrí los ojos lentamente, seguía a la misma distancia que antes, tan cerca de mí que nuestras narices se tocaban ligeramente. Alce la mirada para verlo a los ojos, parecía tan tranquilo como siempre, aunque podía sentir su pulso elevando, gracias que tenía una mano sobre su pecho. Aunque con solo pensarlo sentía como el calor en mis mejillas aumentaba.

- Buenos días - murmuro mirándome.

- Buenos días - conteste en un susurro.

No sabía si la bruma de sueño nos impedía decir más palabras, o si intencionalmente decidimos no hacerlo, pero me gustaba este momento. Después de un rato de silencio el me acerco más a él, colocándome sobre su pecho, mientras que él se acostaba boca arriba.




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