Código X 77

9-. Consulta médica

4:05 pm 3 de Enero 2013 Parque Fernando Peñalver, Carabobo, Venezuela

De alguna manera, X 77 los había localizado, y moría de ganas por cumplir su cometido.

—¿También trajiste a tu ejército de retrasados mentales? —se burló JDM.

—No serán necesarios, la última vez solo te escapaste por un descuido; ahora me encargaré de matarte y recuperar mi orgullo —respondió su rival, con la mirada clavada sobre ellos.

—¡Coño, cállate! —intervino Freider, obstinado—. ¡Esto parece una novela!

—El inepto tiene razón —sonrió el clon—. Debería acabar contigo de una buena vez.

—¡Espera! —exclamó FJC—. Enfréntate a mí primero.

—¡Freider, no lo hagas! —le advirtió su compañero—. ¡Es mucho más fuerte de lo que crees!

Ya era muy tarde para convencerlo de lo contrario. En un abrir y cerrar de ojos, el chico se había abalanzado hacia su clon, dándole un par de patadas laterales en la cara. Sin embargo, este ni siquiera se movió; observó a su oponente con indiferencia, le dio un puñetazo en la mandíbula, y por último, lo lanzó de cabeza contra un árbol.

El golpe fue tan fuerte que, la parte de la corteza donde impactó, se astilló bajo su peso. Inmediatamente, Titán salió disparado detrás de su amo, y en un intento de reanimarlo, comenzó a lamerle la cara.

—¿Estás bien? —preguntó Vanessa, arrodillándose a su lado.

—Eso no fue nada —articuló con dificultad, mientras que un delgado hilo de sangre salía por su boca—. He recibido peores golpes.

—No puedo creer que yo saliera de ese enclenque —se burló X 77—. Apenas lo toqué y ya está moribundo.

—Sabes muy bien que fuiste modificado genéticamente, él sigue en su forma original —replicó su rival, apretando los puños.

—Eso me facilita el trabajo, podré matarte y llevármelo sin muchas complicaciones.

—Quiero ver que lo intentes.

—¿Ah sí? Te haré sufrir como no...

Antes de que terminara la frase, José se abalanzó hacia él; sin embargo, este lo detuvo con una fuerte patada en el pecho, y acto seguido, le dio tres bofetones y un derechazo. Por suerte, JDM evadió el último golpe, apoyó la pierna izquierda en las costillas de X 77, y lo pateó con la derecha.

El clon se tambaleó aturdido, pero logró recuperar el equilibrio con facilidad, y agachándose para esquivar un puñetazo, haló las dos piernas de su oponente para derribarlo. Después reincorporó con rapidez, dio un salto y clavó su codo en el pecho de José; este escupió sangre, y en un intento de liberarse, trató de atrapar el brazo de X 77 con sus piernas. No obstante, este aprovechó la oportunidad, y le aplicó una llave en el talón derecho. JDM se retorció de dolor, pero consiguió aferrarse a la chaqueta del clon y derribarlo.

Sin darle tiempo a reaccionar, José se levantó de un salto y le propinó unas cuantas patadas a lo largo del cuerpo. Finalmente, X 77 capturó una de sus piernas, lo derribó, y retorció su pie con fuerza.

—¡No podrás correr, esta vez estás perdido! —gruñó el clon—. Hagas lo que hagas, te mataré.

—¡Vamos, José, acaba con ese inepto! —gritó Freider desde el suelo—. ¡Sé que puedes!

X 77 miró al chico con desprecio, soltó una carcajada y arrojó el cuerpo de su rival contra un árbol. No obstante, este logró aterrizar de pie, y se impulsó del tronco; al ver esto, el clon hizo un salto mortal para esquivarlo, pero su rival fue más rápido y lo atrapó en el aire con una tacleada. Luego, agarró su cabello con fuerza, lo lanzó hasta el estacionamiento, y le hizo una seña a Itay. Este comprendió su significado, y en seguida, le lanzó su AK-103 a JDM que, sin pensarlo, disparó varias veces.

El primer disparo impactó en la ventanilla trasera de un vehículo, el segundo casi le da al depósito de gasolina, y el tercero dio justo en el blanco. El auto y X 77 volaron por los aires, mientras que un estruendo ensordecedor retumbaba en sus oídos. De inmediato, Itay y José ayudaron a su compañero a reincorporarse, y todos emprendieron el camino hasta la carretera.

Freider se encontraba adolorido, ya que gracias a aquel impacto se había dislocado el hombro. En seguida, JDM se dio cuenta de ello, pero el el único sitio cercano que contenía material para tratar una lesión era el hospital. A lo lejos, Itay divisó un Nissan último modelo, y al acercarse a observarlo con detenimiento, notó que este tenía las llaves pegadas a la puerta. Sin perder tiempo, Freider se acomodó en el asiento trasero junto a Titán y Vanessa, a la vez que José tomaba el volante, e Itay vigilaba con su AK-103 desde el asiento del copiloto.

JDM aceleró con rumbo a su destino, olvidando que antes y durante el inicio de la infección ese hospital solía estar lleno de gente, lo que significaba toparse con cientos de infectados. Solo eran cuatro personas, uno de ellos herido, la chica no tenía experiencia con ningún tipo de armas, y entre dos no llegarían muy lejos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.