Era el día de mi cumpleaños y nada podía ser mejor, 18 años no se cumplen a diario. La mañana pintaba fabulosa, en la preparatoria no hicieron falta los abrazos, besos, regalos, mimos de mis amigos y de los que no también; me daba igual quien me felicitara 18 eran 18 y no podía hacer más que aprovecharlos.
Hace aproximadamente dos meses un profesor me había invitado a trabajar como secretaria de un hacker en la policía federal, mi madre pegó el grito en el cielo pero al final me dejó entrar a trabajar; diario al salir de la escuela mi profesor de informática pasaba por mi e íbamos directo a las oficinas centrales; hice muchos nuevos amigos y esta noche me habían invitado al antro, algo así era lo que necesitaba, cumplir la mayoría de edad y ser libre; acepte sin siquiera pedir permiso. Solo avisaría a mi mamá más tarde; el trabajo estuvo de igual manera lleno de felicitaciones.
No me considero una mujer muy atractiva, de 1.50 de altura, morenita; es decir, la típica mexicana; me gustaba vestir de mezclilla y blusas de todo tipo eso era lo de menos, y me gusta hacer amigos. El día pintaba para ser perfecto y obviamente no me equivoque; no vestí diferente unos jeans ajustados, unas zapatillas negras, una blusa larga tipo blusón verde, de tela transparente obviamente mi brassier hacía juego verde pasto. Ese día estaba decidida a todo, lo que fuera por sentirme grande.
Llegamos al antro aproximadamente a las diez de la noche, estaba a reventar, he de confesar que me dio un poco de miedo, sin embargo me metí decidida a disfrutar de lo que los hermosos y fabulosos 18 brindaban. Entre toda la multitud ya no sabía quién me tocaba, ese día mis nalgas y busto terminaron siendo descansadero de muchas manos, algunas conocidas otras en lo más mínimo. Lo mejor de la noche radicó en un tipo muy atractivo, que digo atractivo un tipo guapísimo.
Estaba en la barra del antro, era alto y de tez blanca, facciones finas, vestía casual, mocasines, un pantalón de mezclilla, una playera gris y ajustada. Bebía algo y miraba a todos, de vez en vez enmarcaba una ceja y sonreía, tres o más mujeres se acercaron a él menos de cinco minutos estaba solo de nuevo, mis amigas y yo lo observábamos y a una de ellas se le ocurrió decir que no me atrevería a ir y pedirle su nombre.
-¿Acaso me estas retando?
-Sí, lo hago… es más apuesto $500 a que no lo besas
-¿Estás segura?
-Completamente
Me levanté de donde estábamos y camine directamente a la barra, el tipo bebía algo y tenía la mirada perdida entre la multitud que bailaba entre más me acercaba más guapo me parecía, sonreía para mis adentros me ganaría $500 y el beso de un hombre atractivo.
Me detuve unos pasos antes de la barra, había una pequeña pelea que el hombre en cuestión miraba con una atención extrema, uno de ellos empujó al otro quien a su vez me empujo a mí, estuve a punto de caer de no ser por él observador, tuve sus ojos a centímetros de los míos, su respiración era lenta y sus manos firmes, se acercó un poco más.
-Tres –dijo con una sonrisa en el rostro e incorporándome, tragué saliva –la gente educada por lo regular tiende a gradecer cuando le salvan de una caída como la que iba a tener, señorita –su voz era firme y tenue a la vez, quedé petrificada, me miró de manera inquisitiva
-¡Gracias! Me has salvado del peor oso de la historia –dije con mi más hermosa sonrisa -¿Puedo saber el nombre de mi ángel salvador?-dije mirándolo fijamente
-De nada, no, y tampoco soy un ángel –mis ilusiones cayeron hasta el fondo del abismo
-¡Uy! Perdón, don Diablo, pero bueno… de verdad mil gracias por mostrar tus habilidades para salvarme de esa caída, fue una afortunada coincidencia que estuvieras justo aquí y ahora –me recargue en la barra y pedí un whisky en las rocas, el barman lo sirvió enseguida, tome mi vaso, le di un trago, mire al tipo que acababa de salvare, me acerqué a él, y lo bese; sus labios se abrieron casi instantáneamente, sentí sus manos en mi cintura y pegue mi cuerpo a de él, fue un beso intenso, y por sorprenderte que fuera correspondido, puse mis manos en su pecho para separarme pero él me tomo de la cintura con fuerza
-Antes de que te vayas ¿puedo saber el nombre de la mujer que con un beso agradece que la salven de una caída?
-¡No! –sonreí y me empuje hacía atrás con firmeza, me soltó, di media vuelta y sonreí, camine directamente hacia mis amigas
-Entonces Alice, me debes $500, el tipo besa exquisito –dije mientras mi mirada y la de él se encontraban, él esbozaba una sonrisa y yo me daba mis aires de grandeza
Esa noche no pude dormir, cada que cerraba los ojos veía al chico al que había besado, había sido una locura, agradable pero locura, estaba pensando en alguien que jamás volvería a ver, y lo peor es que me agradaba pensar en él.