Es curioso como un viaje en carretera puede tener diversos efectos sobre las personas en muchos casos los recuerdos comienzan a fluir a medida que se ve el pasar de los paisajes, mientras que para otras personas su mente se torna en blanco y entra en un estado automático, este era el caso de Ann y Alan Moville.
—¿Alan estas escuchando lo que te digo? —las palabras de la chica resonaron en el vehículo un gran Torino oscuro con líneas cromadas al costado
—A lo siento, ¿Qué me decías? —Consulto en chico de tez clara y cabello azabache
—Apaga el radio y cuéntame un poco acerca del pueblo al que vamos—dijo la chica de cabello rubio con una piel bronceada producto de las últimas vacaciones en la playa
—Bueno no hay mucho que decir—dijo mientras apagaba la radio—viví en Elden hasta los 13 años luego de eso nos mudamos no recuerdo muy bien el por qué
—Ya veo bueno es un lugar bastante alejado según el GPS son 40 horas de viaje apenas llevamos 4—Concluyó Ann mientras volvía a ensimismarse recordando lo genial que habían sido las vacaciones del año pasado y el ascenso que había obtenido en el trabajo
Alan no respondió, hacía varios años que no regresaba a Elden, cuanto más se acercaba sus acciones se volvían cada vez más mecánicas conducía casi sin pensar a sus 32 años tenía bastante experiencia en estas carreteras interestatales, su mente no divagaba solo estaba centrada en la acción de conducir.
—La próxima estación de servicios está cerca es la primera de las cuatro paradas que haremos según tu itinerario—dijo Ann
—Seguro, creo que necesito un descanso, al final la última parada será en mi casa de Elden—habían pasado ya 10 horas del viaje, se detuvieron en la estación Peak Creek
*Primera parada*
—Bienvenidos a la mejor estación de servicios de todo el valle—dijo el encargado animoso de barba roja
—Parecer ser la única según el GPS—comento Ann
—Bueno nadie viene tan al Oeste a aparte de la compañía Ominus, ¿Qué les trae por estos lares? —dijo el viejo con overol azul con el nombre “Bob” bordado en la parte izquierda
—Bueno vamos hacia Elden—dijo Alan
—Es un pueblo bastante apartado, de hecho, la zona turística de las montañas rocosas de Peak Creek llega hasta unos 10 kilómetros más adelante los buses llegan hasta ahí—
—¿Es la empresa Ominus? —Pregunto Ann
—No, es la empresa Creek Speed, Ominus es una empresa de Geología y otras cosas—dijo Bob mientras cobraba las cosas que Alan haba llevado al mostrador
—Alan creo que deberíamos llamar a tus padres para que sepan que vamos—
—Sí, tienes razón no quisiera quedar varado en el desierto—dijo mientras pagaba unos comestibles
—En definitiva, no, además sería una pena que tan distinguida dama terminara muerta y consumida por los buitres—dijo Bob a tiempo que pasaba su mirada de forma lasciva sobre Ann
—Creo que deberíamos irnos ya Alan—Ann tomo algunas cosas y se dirigió hacia la salida
—Estoy de acuerdo—
—Un minuto—Bob tomo el brazo de Alan con una increíble fuerza—Apenas llegaron, deberían descansar un poco
—No será necesario, tenemos prisa—Alan intento soltarse sin lograrlo
—Bueno es una pena, pero oye deberías pagar por esas otras cosas que lleva tu chica—dijo el vendedor señalando los senos de Ann para luego mover su brazo hasta unos cigarrillos en la mano de la joven
—Claro lo lamento, ¿Cuánto es? —
—Tres dólares chiquillo—dijo el robusto hombre soltando a Alan
—¿No habías dejado de fumar? —habían pasado 2 horas desde el incidente y ya estaban de vuelta en la carretera
—Lo tome por los nervios, no pienso bajarme de nuevo en ese lugar cuando regresemos—
El miedo perfectamente lógico y racional hacia aquellos elementos de la naturaleza o personas que te pueden dañar, una sensación a la cual la pareja estaba acostumbrada un elemento común del mundo adulto, la preocupación ocupa el lugar del miedo, el cerebro tiene una evolución producto del estrés y problemas del ajetreado ritmo de vida.
*Segunda parada*
—Bueno eso fue liberador—luego de una parada tranquila para estirarse Ann sentía que la experiencia con el vendedor ya había pasado
—Si, al final compensamos el tiempo que no descansamos en la estación en este mirador—era el límite de la zona turística Alan observo a lo lejos unos buses presumiblemente de turistas
—Te parece si continuamos—hablo el joven
—Seguro—
El viaje transcurrió en silencio hacia el ocaso, el crepúsculo se había hecho presente en el medio del silencio y del enfoque de Alan en la carretera; no se percató de una figura que se hacía cada vez más grande en su espejo retrovisor. Un sonido potente lleno el vacío de la carretera el efecto de esto sobresalto a la pareja haciendo que Alan perdiera parcialmente el control del coche.
—Qué mierda fue eso—dijo Ann