Colección Vol.I

Alma de 80's

Era una noche de sábado y llovía a mares en Trujillo. Un aguacero como ninguno, pero eso no nos detuvo para ir de fiesta. Recorrimos el centro cívico dentro de un taxi , cuya emisora de radio reproducía "Tarzan Boy" de Baltimora. No había escuchado esa canción desde mi adolescencia, desde la década de los 80, la más gloriosa para la música.

- ¿Puede subirle el volumen, por favor? - pedí amablemente al taxista. 

- Claro. - respondió él mientras giraba el regulador de volumen.

Llegamos al Jr. Pizarro y bajé del vehículo junto a mi mejor amiga Andrea. Pagamos el viaje y caminamos por el paseo peatonal. Avanzamos tres cuadras hasta que llegamos a un bar escondido tras una puerta desvencijada de color marrón. Ingresamos para encontrarnos con un "lugar nostalgia", como yo lo llamaba. No había cambiado nada desde la última vez que vine en el 88, hace 17 años, antes de mudarme a la capital para seguir mi sueño de ser actriz. Respiré profundamente al ver el escenario completo, al llenarme los pulmones del aroma del bar escondido  "Radio Panamericana". Me entraron ganas de llorar por todos los recuerdos que guarda este lugar.  Mi cuerpo temblaba ligeramente y mi barbilla también. Mis ojos se humedecían y se formó un nudo en mi garganta. A la vez, sentí que aquel vacío en mi pecho empezaba a llenarse.

- ¿Estás bien? - me preguntó Andrea mientras sostenía mi brazo y secaba una lágrima que resbalaba de mi mejilla.

- Sí, son los recuerdos. Descuida.

Nos sentamos en la barra y pedimos dos chilcanos en las rocas. El bar estaba oscuro, únicamente iluminado por lámparas que emitían una tenue luz amarilla desde puntos estratégicos. No estaba tan concurrido como hace años. Habían mesas redondas y rectangulares, meseros caminando de un lado a otro para recibir y entregar pedidos. Los vapores de la cocina abrían el apetito de los recién llegados. Ofrecían platos criollos, hamburguesas, alitas, papas fritas y, por supuesto, bebidas de todo tipo. Había un pequeño escenario vacío destinado para bandas locales, funciones de stand up comedy y baile. Me recordaba mucho al  cabaret donde Alex Owens se presentaba en la película Flashdance.

- Aquí tienen: dos chilcanos en las rocas. - sirvió el barman.

- Gracias.

Los recuerdos del colegio bullían en mi cerebro mientras daba vueltas al vaso con los dedos. Habíamos celebrado cumpleaños, asistido a conciertos, festejado nuestra graduación del colegio y pasado el rato durante el verano del 88. Estaba sonando "Alma de 80's", de Pelo Madueño, en la radio. Me encantaba esa canción, una de las mejores del 2004. Fui bebiendo de a pocos mientras paseaba la mirada por el lugar en busca de la rocola y tarareaba. La hallé en la esquina derecha del bar. Le habían cambiado de sitio, pues antes estaba en el extremo opuesto. Me acerqué a la máquina con mi vaso y lo posé sobre una mesa cercana. Encontré "Footloose" e inserté mi moneda. Al empezar la canción, apuré mi vaso y subí al escenario.Bailé por los viejos tiempos, no me importaba nada ni nadie. Andrea se rió al verme y me acompañó en la danza. Conocía la coreografía bastante bien. El escenario era nuestro. Le siguió "Dancing in the dark" y "Dancing with myself". Fue sensacional.

- No te has oxidado - observó Andrea.

- En absoluto. Tú también sigues en buena forma.

- Vengo cada mes. Este bar me recuerda mucho a tí, ¿sabes? Te extraño mucho.

- Y yo a tí. Pasaré unos meses aquí, así que podremos vernos más seguido.

Nos marchamos a las 3:30 am del domingo. Caminamos hacia su casa, a unas cuadras de la Plaza de Armas. La ciudad estaba en completo silencio, la madrugada era gélida y erizaba nuestra todavía lozana piel. Trujillo, la ciudad dormida. Solo nosotras rondábamos por sus calles sin temor a ser asaltadas. Entramos en su piso y me dejó descansar en su sofá cama. Dormimos hasta las 11 y nos levantamos con dolor de cabeza. Desayunamos una sopa que ella había preparado la noche anterior, imaginando que algo así pasaría. No pensé en mis padres hasta que recibí  una llamada de mi mamá: la décima. Mi progenitora me gritó mi vida y ya no supe si refugiarme en casa de mi amiga o volver a casa.




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