Colmena de muertos #1

Capítulo 3

Raina y Clarisse se encontraban sentadas en una banca de color verde cuando la limusina de Clarisse llegó a recogerlas. El chofer del vehículo salió de su asiento para abrirles las puertas a las chicas para que tomaran asiento en la parte de atrás de la limusina. Al igual que por fuera, el vehículo era de color negro; en frente de ellas había un bar con todo lo necesario. También tenía instaladas unas luces que cambiaban de color de vez en cuando en el techo.

     Raina sentía nervios y mucha curiosidad por conocer la Colmena, a pesar de que la parecían muy sospechosos. No sabía qué esperar.  Tal vez debía tener confianza porque Clarisse le había contado durante la escuela que sus padres trabajan para la organización desde hacía tiempo y ella llevaba apoyándolos también hace bastante.

-Me siento rica en esta limusina-comentó Clarisse.

-Clarisse, lo eres.

     En realidad, los padres de su amiga eran los ricos. Ellos trabajaban para una empresa, la Colmena, y les pagaban muy bien. Aun así, Clarisse no era como James Beggler quien siempre alardeaba de la riqueza de su familia.

-¿Cómo ayudas en la… empresa? - le preguntó Raina.

-Soy una de las chicas en las que experimentan. Tranquila, todo ha ido bien. De hecho, ayudarlos en el Suero de Evolución me ha traído varios beneficios.

-¿Cómo cuáles?

   Clarisse echa una mirada hacia la ventana sonriendo.

-Pues… -Clarisse se voltea y la mira a los ojos-¿tú que pensarías si te dijera que tengo poderes?

    Lo que acababa de decir sonaba absurdo. Raina no quería que Clarisse se burlara de ella en sus narices.

-Que me estás diciendo una de tus muchas bromas.

-Es en serio. Mira, piensa en algo.

    Raina piensa en el libro que acabó ayer. Clarisse se apoya en su asiento y se cruza de brazos con una sonrisa dibujada en su rostro.

-Piensas en El asesinato de Roger Ackroyd y que los libros de Agatha Christie son muy cortos, desearías que fueran más largos, pero, aun así los disfrutas como ningún otro.

    Raina sonríe.

-Eso es obvio, sabes qué libro leí y mi opinión sobre Agatha- Su amiga solo mueve la cabeza hacia un lado, diciéndole lo obvio. Habría podido pensar en cualquier otra cosa, pero Clarisse acertó.

    No volvieron a hablar hasta llegar a la Colmena.

     Raina se preguntaba qué había sido eso; su amiga había mencionado que eso era un beneficio que le había dado la organización. Aun así no se lo creía. Tal vez Clarisse no sabía leer la mente sino el lenguaje corporal o algo así, cualquier cosa menos tener poderes mentales.

   Cuando la limusina paró, Raina miró por la ventana y se encontró con un edificio cuadrado, todo de color blanco. El chofer les ordenó que se bajaran y después de que ellas le hicieran caso este se fue. Tenía apenas dos ventanas en lo que, suponía, era el último piso. El edificio estaba rodeado de muros del mismo color que el edificio, en la parte superior de estos había picos. La puerta por la que entraron era doble, enorme y de metal. Lo que había entre los muros y el edificio eran camionetas blancas.

   A la chica le dio un mal presentimiento ese lugar. Decían que el color blanco transmitía paz y tranquilidad, pero esta ocasión, transmitía todo lo contrario.

   Cuando entraron, una mujer alta, con buena postura, su cabello rubio recogido en un chongo y con una bata blanca las recibió. Esa mujer transmitía autoridad con solo verla, su expresión seria hacía que cualquiera le temiera.

 -Bienvenida, Srta. Shepherd-dijo la mujer.

      Clarisse aún mantenía su rostro de felicidad y no se molestó en saludarla de una manera igual de formal, tenía confianza con la mujer.

-¡Hola, Audrey!

-Lilian le avisará al Dr. Green de tu llegada para que prepare tu prueba, mientras tanto…¾Audrey examinó a Raina de arriba abajo con curiosidad, manteniendo su mirada seria. Clarisse habló justo a tiempo para evitar que la mujer bombardeara a Raina de preguntas.

-Mientras tanto le daré un recorrido a mi amiga por la Colmena. Vamos.

    Audrey se quitó de su camino mientras Clarisse jalaba a Raina por el brazo.

     Estaban en una habitación de sólo color blanco, había unas mesas rectangulares largas con sillas, como mesas para un comedor. Al fondo de la sala se abría un pasillo  y, arriba de sus cabezas, había varios pasillos cruzándose entre ellos.

-Este es el comedor-le informó Clarisse-. Casi nadie lo usa, a menos que llegue muriéndose de hambre porque digamos que la comida aquí no es cinco estrellas.

  Raina sonríe.

-¿Y en ese pasillo qué hay? -preguntó dirigiendo su mirada al pasillo del fondo del comedor.

-Ven, te muestro-El pasillo estaba bien iluminado, las puertas a los lados de las chicas eran de metal. Se detuvieron al final del pasillo y su amiga abrió la última puerta. Adentro era una pequeña habitación gris con varias computadoras y en la pared derecha había un enorme cristal. Del otro lado de este había una sala grande blanca con un una camilla del mismo color en el centro y a lado de esta habían unos aparatos junto a una mesita de metal con varios utensilios médicos y jeringas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.