Ya ni tu mirada podrá deshacer la furia de mi alma,
ni tu voz suavizar mis palabras,
y tus labios...
¿Deberían importarme?
Tu nombre está tatuado en mi mente,
mis lágrimas lo escriben.
Mi cuerpo se derriba al leerte,
mi voz se atenúa.
Ni las palabras más sabias,
aunque de mi madre sean
o de mi mente provengan,
podrán apagar el fuego de mi alma.
Ya ni tu mirada podrá deshacer la furia de mi alma,
ni tu voz suavizar mis palabras,
y tus labios...
¿Deberían importarme?
Tu nombre está tatuado en mi mente,
mis lágrimas lo escriben.
Mi cuerpo se derriba al leerte,
mi voz se atenúa.
Ni las palabras más sabias,
aunque de mi madre sean
o de mi mente provengan,
podrán apagar el fuego de mi alma.
Ya ni tu mirada podrá deshacer la furia de mi alma,
ni tu voz suavizar mis palabras,
y tus labios...
¿Deberían importarme?
Tu nombre está tatuado en mi mente,
mis lágrimas lo escriben.
Mi cuerpo se derriba al leerte,
mi voz se atenúa.
Ni las palabras más sabias,
aunque de mi madre sean
o de mi mente provengan,
podrán apagar el fuego de mi alma.