La pradera oscurece lentamente,
las nubes cubren el alegre azul,
día grisáceo.
La lluvia humedece sus ojos.
La tormenta no cede.
El cielo ruge,
una deslumbrante luz desciende.
Sus ojos se iluminan.
Desde lejos mira.
Una pradera, una tormenta y ella,
observando desde su ventana,
carece de alegría.