"El color es la sensibilidad en forma material, la materia en su estado primordial."
Yves Klein
En la tarde del Domingo me encontraba pintando en el medio del comedor mientras Azul me miraba.
- Si o dejas de mirarme así me convertiré en Yves Klein. - le dije moviendo el pincel en su dirección.
- ¿Quién es ese? - preguntó con curiosidad.
- Ese, como le decis, pintaba cuadros sólo con pintura azul y una de sus técnicas más famosas era usar brochas humanas. Le pedía a sus modelos que se cubrieran de pintura y que imprimieran su cuerpo en un lienzo para crear imágenes. - sonreí de forma pícara mientas ella se ponía completamente colorada.
Cuando estaba comenzando a acercarme escuche el timbre, alguien estaba haciéndolo sonar de forma demasiado insistente.
Me acerqué a la puerta y la abrí. En ese instante alguien me empujó y golpie contra la mesada de la cocina.
- Es tu culpa. Estúpida. - me volvió a empujar haciendo que mi cuerpo impacte otra vez con la mesada. - Yo sabía que ibas a llenarle la cabeza a Tobias en mi contra. Sos de lo peor. - me gritó.
- ¿Pilar que...
- No te hagas la santita. - me interrumpió. Tenía los ojos inyectados en sangre y me miraba con odio. - Yo sé que por tu culpa Tobi me dejó.
- Te dejo porque estás loca. - le respondí mientras me alejaba unos pasos.
- ¿Qué pasa acá? - Tobias entró a la casa a la vez que Azul entró a la cocina.
- Cartón lleno. Ahora entiendo todo. - dijo la mujer golpeando sus caderas, con demasiada fuerza.
- Pilar calmate. - le dijo mi amigo con voz suave y extendiendo las manos hacia ella.
Azul se me acercó, pero le hice un gesto para que se quedará en el lugar.
- ¿Qué? - respondió ella y comenzó a reír como una desquiciada. - ¿Ahora estas con las dos? - se giró para mirar a Azul y la señaló. - ¿Por eso me despediste?
- ¿Qué? - estaba desconcertada, no entendía lo que decía. - ¿La echaste?
- Si. - me respondió mirándome fijo y casi pidiéndome perdón. - Pilar vos sabes la razón, no tiene nada que ver con esto. - la voz de Azul se transformó completamente, era, otra vez, esa persona impenetrable que había conocido. - Estabas trabajando con la competencia, - abrí la boca demasiado, sorprendida. Me giré para ver a Pilar la cual estaba llorando. - Les dabas los códigos de nuestros soportes. Te echamos porque no fuiste leal a la empresa que te dio trabajo durante 4 años.
- ¡Mentirosa! - gritó. - No tenés pruebas.
- Había mails. - Azul se cruzó de brazos. - Teníamos todas las pruebas que necesitábamos.
- Pilar basta. - le dijo Tobias y se paró delante de ella. - Todo lo que te está pasando te lo provocaste vos sola. - sentí un poco de pena por ella, pero luego recordé todas las veces en las que se había comportado mal conmigo o dicho cosas para hacerme sentir mal. - Si te despidieron fue porque hiciste mal la cosas. Y si nosotros terminamos no fue por Azul o por Lila, fue por mi. - mi amigo me señaló e hizo un gesto para que me aleje pero no lo hice. - Nunca entendiste que ella es mi amiga. Deje pasar tus comentarios mil veces, pero ya no lo pude soportar más.
- Esto no va a quedar así. - dijo señalando a Azul, luego se giró y abandonó la casa.
Me quedé ahí, paralizada, temblando.
- Mierda. - gritó Azul en el instante en el que Pilar se fue.
- Perdón chicas. - dijo Tobi mientras me abrazaba. - No sabía que iba a venir hasta acá.
- No te preocupes. - le devolví el abrazo.
- Azul. ¿Qué pasa? - me giré al escuchar como lloraba.
- Esto es un desastre. - tenía los codos apoyados sobre la mesa y la cabeza escondida en las manos.
- No pasa nada. Pilar solo es demasiado celosa y nunca tuvo una buena relación con Lila. - comentó mi amigo intentando que se calme.
- No es eso. - nos miró a ambos, pero ninguno entendía. - Pilar sabe a quién llamar para destruirme a mí y a vos.
- No entiendo.
- Si ella habla y dice que estamos juntas... - empezó a respirar con dificultad y me acerqué a ella para abrazarla. - No sólo sería mi ruina sino la tuya, no te volverían a contratar para otro mural. Ellos ya estaban decididos. - me abrazó, aunque continuó llorando. No podía creer que, aquella persona que parecía tan fuerte y decidida, fuera a la vez tan sensible.
- Nosotras no estábamos juntas mientras yo trabajaba en la oficina. - la alejé para que me mirara.
- Pero ahora sí y... yo ya tengo antecedes. No me van a creer.
- ¿Y le van a creer a la loca que trabajaba para la competencia? - mire de reojo a Tobi, él tenía un punto. - Esta bien. Ninguna de las dos se preocupe. Voy a hablar con Pilar, para convencerla de que deje las cosas como están. - agregó.
- No. - centencié. -No hace falta. No me importa.
- Lila. ¿Qué decís? - Azul se alejó un poco y se sentó en una silla.
- No me.importa si me vuelven a llamar de ese lugar. No los necesito.
- Pero es una oportunidad única. - tenía razón, el dinero que me habían dado por solo un mes y medio de trabajo era impresionante, pero, no era lo que me interesaba ahora.
- No. Es una oportunidad, pero voy a tener otra. - me senté a su lado y tomé sus manos. - No voy a dejar que te juzguen o digan que no te creen. ¿Para qué? ¿Para pintar un mural? No lo vale
- ¿Están bien? - escuchamos la voz de Mariana que provenía de la puerta. - Me quedé en el auto hasta que Pilar de fuera, como me dijiste. - miró a Tobi, el cual le sonrió.
- Si estamos bien. Pilar solo estaba... - comenzó a decir mi amigo.
- Siendo Pilar. - comenté.
- ¿Quieren que pida comida? - preguntó Mariana, que, estaba sin entender lo que sucedía, pero sabiendo que había sido demasiado intenso. Todos asentimos. - No se preocupen, de alguna forma u otra todo se va a solucionar. - sonrió un poco amargamente.
- Ese cuadro te está quedando genial amiga. - murmuró Tobias.