Entonces Carlos despertó. Abrió los ojos y vio el techo de su habitación, mientras la oscuridad lo envolvía como un manto pesado, tanteó lentamente con la mano hasta encontrar su celular, aún bajo la almohada. 5:48 a.m. Suspiró, aliviado. No tendría que volver a intentar dormir, no se sentía capaz y no deseaba regresar a esa pesadilla ni por un instante.
Se levantó con lentitud y se dio un baño de agua fría, buscando disipar las imágenes que todavía lo acechaban. El agua helada le devolvió algo de claridad y lo sacó del sopor, después de vestirse, bajó a la cocina y se preparó un café, acompañándolo con un trozo de pan. Encendió la televisión ya que necesitaba distracción, información, algo que no fueran sus propios pensamientos.
El primer noticiero que encontró era conducido por un par de jóvenes, probablemente de unos veinte años. Ambos llevaban unas bandas blancas en la cabeza y parecían extrañamente emocionados, Carlos no pudo evitar sonreír ante su entusiasmo contagioso.
-¡Buen día, amigos televidentes! -dijo con emoción la chica-. Aquí nos encontramos en su noticiero de confianza, con sus confiables conductores.
La conductora soltó una risita y se cubrió el rostro con unas hojas que tenía en la mano, aunque el micrófono captó su risa de todas formas.
-Aquí a mi lado tengo a mi hermoso compañero Michael Arnett. ¡Espero que no las distraiga mucho en las noticias con lo apuesto que es! -dijo, con un tono de broma y una risa suave que la hizo cubrirse el rostro de nuevo.
-Jajaja -empezó Michael, su compañero-. Gracias por tan animada entrada. Pero no creo que debas preocuparte por mí, más bien deberíamos preocuparnos por ti, Katie Pope. Con esa bella sonrisa, los hombres no podrán tomar en serio nuestras palabras.
Carlos se acercó a la sala con su café en la mano derecha y el pan en la izquierda y se sentó en el sofá, dejándose envolver por el ambiente casi festivo del noticiero.
-Bueno, veamos qué tanto distraemos a nuestros televidentes el día de hoy -dijo Katie, con una sonrisa amplia.
-Esperemos que no mucho, jajajaja. Si no, no nos volverán a llamar-dijo Michael con un tono juguetón.
-¡Uy! Si no nos ven más, van a tener que cerrar el noticiero. Nosotros somos los mejores -dijo Katie, animada, aunque con un deje de sinceridad que a Carlos le causó gracia- Pero bueno, para que vean que no solo estamos aquí para halagarnos, comencemos con las noticias de hoy -dijo esto último mirando hacia la cámara y sonriendo de forma más tranquila.
-Claro -continuó Michael-. Primeramente queremos informar que si usted es uno de los interesados en viajar a otro país, ya sea para visitar antes de la llegada de Kairo o para regresar a su hogar, se indica que estos servicios estarán disponibles solo durante las dos primeras semanas. Después, no se ha podido asegurar si se mantendrá el apoyo a tal escala. Así que, si está interesado en viajar, acérquese a los aeropuertos más cercanos para ver los planes de vuelo y evitar las aglomeraciones. Pero sobre todo, piense con claridad sus prioridades, ya que, repito: no nos pueden asegurar viajes como los que se ofrecerán en estas dos primeras semanas.
Carlos parpadeó, un poco confuso. Era una buena noticia, en cierto modo: la posibilidad de viajar con apoyo... pero hablaban de miles, tal vez millones de personas saliendo de todos los paises para no regresar. Aunque escuchaba esas palabras y entendía su gravedad, no sentía pánico. Algo en las sonrisas de los conductores y su forma de hablar lo calmaba, como si el mundo fuera todavía capaz de bromear, de sonreír, incluso en medio del caos.
-Incluso si no es una banda roja, si usted está seguro de que no saldrá y desea ayudar, puede dejar su auto a disposición de quien usted conozca que lo pueda necesitar. Solo escriba indicaciones visibles en su auto para que quien lo necesite se acerque a pedirle el apoyo. Y claro, si no desea brindar su auto porque no sabe si lo usará o lo necesitará más adelante, también es razonable; no se preocupe, hay muchas opciones disponibles para los viajes -dijo Katie con una amplia sonrisa.
-Exacto -dijo Michael también con una sonrisa-. Recordemos que en estos momentos debemos ser empáticos con todos. No importa si desean ayudar de esta o de otra forma, lo importante es mantener la paz todo lo posible, al menos hasta la llegada de Kairo.
Carlos entonces bajó el volumen del televisor y suspiró lentamente.
-¿Qué será mejor? ¿Ir en avión? Tal vez así se cumpla su deseo de volar -dijo Carlos mientras giraba la cabeza hacia las escaleras, intentando pensar en qué hacer, en qué sería lo mejor para él y Ana-Pero... probablemente sea el medio más solicitado en estos días, no creo que pueda explicar por qué hay tanta gente y, tal vez, así ella logre escuchar algo... ¿y si escucha que no son vacaciones? -dijo preocupado, mientras llevaba su mano derecha a su rostro. Tenía que tomar una decisión pronto, pero cualquier opción tenía sus lados positivos y negativos.
-Si vamos por avión, las posibilidades de que sepa la verdad son altas, no puedo controlar lo que la gente dice y, entre más gente alrededor, más probabilidades hay de que se entere. Ahora, ir en camión hasta México puede ser incómodo y, nuevamente, puede haber mucha gente... aunque podría revisar los planes de vuelo y ver cuáles serían las opciones menos solicitadas para irnos. Pero aun así, alguien puede decir algo en pleno vuelo...
Carlos no sabía qué decisión tomar, pero sabía que tenía que decidirlo pronto. Miró el reloj y vio que ya iban a ser las siete de la mañana, y en cualquier momento Ana bajaría emocionada por otro día de "vacaciones". El día anterior, Ana había prometido levantarse temprano para ir al hospital y ayudar a las doctoras con los pacientes, así que, de momento, Carlos decidió concentrarse en darle un buen día a su pequeña, más tarde vería si había algún reporte sobre cómo iban los viajes para tomar una decisión más tranquilamente.