El arte tiene una finalidad estética y comunicativa; se expresan ideas, emociones y, en general, una visión del mundo, de tu propio mundo, porque alguna vez en el pasado alguien me dijo que todos teníamos el poder de hacer arte con nuestras manos y yo confié en él. Al hacerlo vi el mundo diferente, la pintura llamó mi atención; utilizar pigmentos y mezclarlos con otras sustancias aglutinantes orgánicas o sintéticas era fantástico. Tú tienes el poder y la libertad.
Amé los colores desde entonces...
Tú eres azul, intensamente azul, flor, ¿De dónde vino tu color deslumbrante? –James Montgomery.
Sentado, escuchando atentamente tu clase sigo intentando descifrar la tonalidad de azul que eres. Desde que te vi supe que eras azul, un azul inigualable, inalcanzable, irremplazable, extraordinario, magnífico, excelente, impresionable y podría seguir así toda la vida. Lo que aún no descubro es tu tonalidad, en el mundo existen alrededor de 110 tonos de éste y aún no descubro cuál eres tú.
Saqué la llave del bolsillo de mi pantalón y la metí con pereza en la cerradura. Bostecé y abrí la puerta. En mi cabeza seguías estando tú. ¿Sabrás algún día todo lo que viajo de mi departamento a tu estudio para verte? Llego exactamente a las 11:30 p.m., con los ojos cerrándose pero con una sonrisa sincera en el rostro.
Tiró la maleta en el pequeño y único sofá que poseo esperando que las témperas no terminen desparramándose. Con delicadeza dejó el cuadro que finalizamos hoy sobre la mesa, lo observó y te recuerdo.
—Deberías intentar con otros colores, sal de tu zona de confort.
—El azul es un buen color; refleja varias cualidades, ¿No?
Suspiré y me encaminé a la única habitación que poseía, con una mini cama en ella. Es raro pensar que todo este sitio estrecho me guste pero, es lo que logré. Después que mi padre me echará de la casa cuando le conté que prefería estudiar arte en vez de abogacía es lo mejor que encontré y no solo eso, sino que cambiar de ambiente, cambiar el circulo social, cambiar mi estilo de vida me hizo encontrar el color azul que le hacía falta a mi vida.
¡Gracias maldito egocéntrico! Sí padre, te hablo a ti.
Me tiré en la cama con los pies sobresaliendo de ella y reflexioné como usualmente hacía en el solitario departamento.
Mi vida estuvo llena de colores, pensé que ninguno faltaba. Tenía dorado (Riqueza, mi familia siempre fue adinerada), marrón (Naturaleza, simplemente me encanta), negro (Enigmático y misterioso, los mismos adjetivos con los que me describían), plateado (Estilo y elegancia), blanco, (Tranquilidad, a algunos yo proyectaba eso, también significa sinceridad más no ser grosero), verde (Salud), violeta (Humildad, que mi familia tuviera dinero no significaba que yo alardeará). En fin, esos y muchos más colores ya estaban en mi vida.
Hasta que entré a aquel salón de clases con no más de 24 alumnos dentro y te vi. No había escuchado de ti; de tu arte fascinante. Me sorprendiste al no ser igual que cualquier otro maestro que haya tenido antes pero, lo más curioso en ti era que no descifraba tu color. No lo hallaba.
—Mi nombre es Kim JunMyeon y seré su profesor, espero se sientan a gusto. Si tienen alguna incomodidad no duden en decírmela. —Paseaste por el salón. —Su primera tarea es sencilla, díganme sus nombres y el color que los representa.
Escuché atentamente a cada chico y chica de esa aula. Algunos nerviosos, otros calmados, yo pertenecía al grupo de estos últimos. Desde que me interese por el arte le tomé gran aprecio a cada color y tono existente. No hay mal color, solo mala combinación al igual que dos personas y una relación.
—Mi nombre es Oh SeHun y el color que me representa es el gris.
El gris no representa belleza; es tristeza, nostalgia e incluso es insípido y aburrido. El gris siempre fue mi color, mi vida ha sido monótona, solitaria y fría. Tener dinero nunca será sinónimo de felicidad. Podía poseer billones de wons y seguiría igual.
Aquella casa en la que viví, aquella gente con la que compartí, no me transmitía nada. Tan solo sentía que mi gris se intensificaba. Me hubiera gustado haber llegado a la tranquilidad del blanco que algunos pensaron que era.
—¿Disculpa? —Toqué tu hombro minutos antes que acabará la clase.
—¿Uhm? Oh, ¿SeHun? —Volteaste con aquella carita de príncipe azul.
—Ese mismo. —Sonreí. —No has dicho que color eres.
—Ese es un misterio. —Reíste deliciosamente para que después el timbre sonará. —Escucha eso, acabó la clase.
Me había quedado enganchado de ti por algún motivo, al principio pensé que solo era un encaprichamiento por saber tu color pero cuando lo supe, de todas formas seguías rondando mis pensamientos, ¿Por qué?
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Editado: 13.11.2022