Después de perder la aeronave y destruir la plataforma aérea de los alienígenas vuelven a su base aérea. Mientras regresan andando tranquilamente, capitán y teniente van hablando.
-Pues no nos han dejado ningún avión, teniente.
-Pensarán que lo estrellaremos también, capitán.
-Pero si solo hemos estrellado tres en tres misiones…. Bueno a lo mejor tienen razón en eso de no dejarnos un avión. ¿Teniente qué te parece si mientras llegamos nos dirigimos por nuestro nombre de pila?
-Tú eres el que más rango tienes, tú mandas.
-Capitán Federico aunque todos me llaman Fede.
-Teniente Marta, todos me llaman Marta.
Mientras hablan cruzan el cielo varias aeronaves.
-Fede, esos eran el equipo rojo ¿no?
-Eso parecía. Muy buenos pilotos. Conocí a la capitana del equipo rojo en la academia de oficiales y era de las mejores.
-Señor.
-Fede, tenemos una buena caminata, no te cortes.
-Fede, ¿por qué no tienes un equipo?
-Porque nunca fui un líder. Se me dan bien las ideas, las locuras pero no se me da bien dirigir a la gente. ¿Y por qué tú me elegiste a mí?
-Le vi pilotar y me encanto. Es uno de los mejores pilotos que he conocido nunca y además prometí a mis hijos que conseguiría que vinieras a comer a casa.
-Eso dalo por supuesto –de repente junta el entrecejo y agudiza el oído- Teniente Marta no oyes un ruido de algo.
-Suena a motor de caza… no es de los nuestros…. Se acerca.
-Rápido al edificio.
-¿Señor?
-No tendrás un lanzamisiles de mano ¿verdad?
-Pues no señor.
-Entonces estamos un poco fastidados.
-Señor, tengo algo mejor.
-¿Qué es lo que tienes, teniente?
Saca una pistola de medio metro de la funda de su cinturón y se la enseña:
-Esto es una pistola especial que dispara un pequeño misil que tiene en la recámara. Es un prototipo pero no necesita tiempo para disparar, capitán.
-¿Si no le da a la primera?
-Entonces estamos bastante fastidiados. No tengo más cartuchos.
-¡Estupendo! Se quedan un minuto callado y luego dice: creo que volverá a pasar en un minuto: salgo yo y le atraigo; tú sales después y, por favor, acierta.
-Sí, señor.
Cuarenta y cinco segundos después Federico sale tranquilamente del edificio haciendo creer que ya no tiene miedo. Cinco segundos después se da la vuelta cuando escucha el ruido de motores del caza y empieza a correr.
Al minuto exacto sale Marta con su pistola apuntando al cielo y dispara sin mirar. Da de lleno al caza en el ala derecha que se descontrola y se estrella en los edificios de ese lado de la calle.
-¡¡Capitán ya puede parar!! –grita Marta.
El capitán se da la vuelta y vuelve al trote. En poco tiempo se reúne con la teniente.
-Señor, no me gusta que los cazas vuelen si ya no tiene la plataforma.
-A no ser…
-A no ser ¿qué señor?
-Que sea un rezagado de un ataque todavía más fuerte. Un ataque directo a nuestra base.
-¿Señor?
-Equipo rojo, responda.
-…
-Equipo rojo, responda.
-…
-Teniente a trote ligero hacia la base. Tenemos que contactar con ellos.
-Equipo rojo, responda por favor.
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