Capítulo 9

Capítulo 9

En nuestra patrulla detectamos pequeñas señales de ruido blanco. Y también vimos luces que no encajaban. Dimos parte inmediatamente e intentamos perseguirlas, no lo conseguimos.

Seguimos con la patrulla sin ninguna otra novedad. Volvemos a nuestra base a descansar. Cuando nos levantamos ocho horas después, la tercera vuelve y vamos a su encuentro. Le preguntamos si ha habido novedad y nos lo confirman. Las mismas luces junto a señales de ruido blanco en los primeros momentos mientras que en al resto de compañeros no les había pasado nada.

Ya éramos cuatro patrullas con las mismas luces, con el mismo ruido. No hay que ser un genio de la estrategia para saber lo que pasa. Nos están vigilando, nos están controlando. Saben cómo respondemos a una amenaza. Saben cómo llevamos a cabo la vigilancia. Están cerca, nos lo hacen saber, y, sobre todo, quieren atacarnos.

Primero, nos ponen nerviosos con tanto ruido blanco, tanta luz y movimiento. Nos mantienen persiguiendo fantasmas en tensión constante, con los nervios de punta.

Segundo, tienen un control férreo de nuestro sistema defensivo. Lo que haríamos antes de atacar.

Tercero, ataque sorpresa cuando no podamos más. Incluso no necesitan un ataque sorpresa simplemente destrozarnos los nervios, esperar en el sitio que ellos quieren llevarnos e iniciar la batalla en dónde ellos quieran.

Lo que tenemos que hacer es modificar nuestros códigos de respuestas para ese momento. Y, lo más importante, esperar que los refuerzos lleguen a tiempo. Los necesitaremos.

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