Mi nombre es Valentín. Soy soberbio de pies a cabeza y con orgullo, mis padres me criaron de esa manera, con el mágico método de tener a todos a mis pies por el dinero, algo irrelevante aunque me dé buenos frutos. Los últimos meses me han llevado a tener un perfil bajo,de esos en los que ni hablaba y ya no era un bravucón, solo un simple y flacucho de diecisiete años. Era detestable, me quitaban el desayuno, dinero y mi mochila que habrá costado más que la vida de Eric quien me la quitó. No los culpo, con Ian y nuestro séquito intimidábamos a cualquier mortal, porque nos causaba placer, uno maldito y codicioso.
Ahora estoy en mi habitación, es impecable, soy compulsivo con respecto a la organización, los libros en la biblioteca divididos según por orden alfabético, aunque a veces me encontraba con la ingrata sorpresa de encontrarme clásicos fuera de lugar, reconocía quien era al instante, Constantina, mi hermana, al contrario de mi, ella era dulce, pero no un cordero, disfrutaba de ir a la preparatoria y ser el centro de la atención, pero todo cambió cuando la transfirieron por hacer una protesta, aunque como su hermano mayor, sé que lo hizo a propósito solo para verse a las escondidas con Samuel, hermano de Ian. Me lo tenía entre dientes, Samuel era mellizo de Ian, eres iguales, cada facción de su rostro, con la gran diferencia que uno era mejor que el otro. La preparatoria fue un desafío para mi, para cualquier adolescente me atrevo a decir, pero este año iba a resultar ser uno de los peores, había hecho cosas que tal vez de forma consciente no las hubiera ni intentado, Ian si, le encantaban las locuras, las peleas, las bromas, el se desquitaba de esa forma porque al cumplir dieciocho sus padres lo obligarían a trabajar para la familia.
Encontré mi calcetín viejo después de buscarlo durante dos meses y medio, sé que mi madre los detestaba porque dicen que estaban desgastados, se encontraba lleno de pelos de gato y con un extraño y repugnante olor. Faltaban cinco minutos para que mi madre me gritara para desayunar e irme a la escuela, probablemente ir sin mis medias favoritas sería más convenientes para todos, saqué enojado unos que tenía perfectamente doblados en el cajón de la cómoda y me los puse. Me senté en la cama y me puse a reflexionar con la media en la mano, que ya habían pasado varios días en un aula nueva y todos aún me guardaban rencor por lo que hice, logré zafar sin que mis padres supieran aunque cada día se hace más frustrante mentiras tras mentiras, debía recuperar el control.
— Valentín, no podes tardarte tanto.—me golpeó la puerta mi madre con voz agotada.
—Desayuno en menos de tres minutos, estoy con un grave problema aquí, no te preocupes.- le respondí mirando la media que al parecer se estaba tornando de un color verde, había terminado con mi crisis de todas las mañanas.
Salí de mi cuarto apresurado con unos jeans negros y un buzo azul que decía I need more, en una mano sostenía mis auriculares y en la otra una mochila gastada de años anteriores, mi madre me inspeccionó, lo sentí, pero tengo una labia impresionante para hablar con cualquiera y más convenciéndola. Desde que Constantina se fue con mis abuelos, soy como un hijo único y de los más mimados por mi madre, siempre está pendiente de mí y mi padre poca mirada me da, por estar sumergido en papeles del trabajo.
—Hoy es cuarto día mamá, estoy totalmente emocionado. —le dije con ironía y ella me blanqueó los ojos. —Di mi mochila, no era muy cómoda y me parecía que él la necesitaba, sabes que apoyo la caridad, sobreviré sin esa mochila aunque no hablaría que ese fuera el caso de Eric mamá, deberías hablar con los Pools y ver si puedes comprar ese sucucho donde hacen los periódicos. — agarré un vaso de jugo de la isla de la cocina, mi madre miraba la mochila de reojo mientras me colocaba el reloj que me había comprado y había ocultado, juro que ese vale millones.
—Bueno ahora que lo pones así, sería bueno visitar el periódico de Green City, esta ciudad merece unos periodistas mejores que los Pools, gracias por decirme, te compraré una mejor. — sonrió con picardía tomando una taza para preparar un café. — ¿Hoy te acompaña Marcos?— preguntó ella agregándole el agua caliente a la taza.
—Sí, tengo que pasarlo a buscarlo, ese Marcos es un estúpido holgazán. — sonreí nervioso, tenía que intentar escapar de mi casa, antes de que me pregunté más sobre Marcos. Le di un beso a mi madre y recibí dinero por parte de mi padre, porque no aceptaban ninguna tarjeta en la preparatoria. Caminé al garaje y Pablo mi chofer, estaba arreglando el auto asique supuse que ese incompetente no me llevaría a clases hoy. Me topé con Marcos, seguía flacucho y moreno, él ya no era mi amigo, desde que Ian llegó a Green City lo desplacé con el tiempo. Marcos era un chico muy correcto y no se dejaba engañar fácilmente, pero mi madre quería que estuviera cerca de los Litwin por cuestiones de negocios. No puedo decirle que Marcos ya no está de mi lado, ni que el sistema era mi enemigo, debía enfrentarme a los problemas solo.
Llegue unos minutos tarde, tampoco me interesaba en lo absoluto, escuché que pronto se cerrarían las puertas pero tampoco me apresuré, jamás me apresuraría, sudar no es lo mío. Al llegar al aula noté que la mayoría estaba trabajando en grupos, con cartulinas, afiches y hacían carteles sobre una importante concientización "bulling”.
Vaya tema
La profesora sentada en una esquina me hizo una seña para que me acerque y poder hablarme, dejé la mochila en la tercera fila y le dediqué una sonrisa irónica, Quién se cree
—Llegaste tarde Cazziati, te voy a poner tardanzas y sabes que con eso ya tenes una falta, organízate por ahí, la tarea es en grupo.— me dijo extendiéndome un papel para que firme, mirando unas evaluaciones.
De todas formas para que necesito esto.
Fui a la búsqueda en vano de un grupo, una pérdida total de tiempo, la mayoría no quería estar conmigo, me senté y saqué de mi mochila un papel viejo de revista y comencé hacer origami. Mi abuela me había enseñado a doblar correctamente el papel, lo hacía cuando estaba demasiado nervioso o cuando estaba por perder los estribos.
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Editado: 09.07.2021