Cómo aprender a besar con Eli Brown

13 | Objeto ruidoso no identificado.

—¡No puedo creérmelo, Connor! —Exclamo llena de energía y emoción.

Estiro mi cuello, viendo si podía alcanzar a ver a Orni, aunque sea la parte delantera, pero lamentablemente todavía no podía hacerlo.

Me impaciento tanto que comienzo a dar pequeños brinquitos y a aplaudir cuando el inconfundible sonido se hacía más fuerte con cada segundo que pasaba.

Y es que lo mejor de Orni —o lo peor, según los demás— era que podías escuchar su indistinguible sonido a cuadras de distancia, cosa que me emocionaba aún más.

—La verdad era que yo quería darte la sorpresa pero ya sabes, con todo ese ruido, aunque te vendara los ojos sería imposible sorprenderte cuando antes de verlo, ya sabrías lo que era. —dice Connor, encogiéndose de hombros.

Y es que era cierto.

Pero caquita, en verdad que no me importaba más nada ahora mismo.

—¿Y por qué no lo trajiste antes para que cuando Dawn se desvendara los ojos en realidad se sorprendiera? —preguntó Eli, viendo con fijeza al otro rubio.

Vaya, esa era la primera vez que lo veía dirigirse a un chico. En verdad era raro verlo hablar con alguien de su mismo sexo ya que siempre estaba con chicas.

Eli en verdad me confundía en veces, porque vamos, ¿cómo y por qué solo hablarle a chicas cuando bien podía tener una infinidad de amigos? Sé que se alejaba de todos por ser sordo, pero creo que debería ser un poco más abierto, como lo es conmigo.

Cuando estábamos los dos, a solas, siempre era de cierta manera, como si pudiera ser él mismo, pero cuando estaba en público, se comportaba distante, frío y seco.

—¡Rayos! —Susurró mi amigo en un reclamo para sí mismo, sacándome de mis pensamientos— ¿Por qué no pensé en eso antes?

—Bueno, uno muchas veces se olvida de usar el cerebro. —Eli dijo eso con tanta simpleza, que en realidad no supe muy bien cómo reaccionar ante su respuesta.

Me quedé atónita, no sabiendo si aquello era broma o si lo dijo con el afán de ofender y hacer que Connor terminara detestándolo.

Eli era complicado, demasiado diría. No lo comprendía, me confundía. Pero en parte, también creía entender un poco del porque era así.

Tampoco era que supiera demasiado ya que parecía no gustarle abrirse mucho con las personas, pero una cosa sí había notado: miedo al rechazo.

Vaya, hasta diciendo todo eso parecía una genio psicóloga. ¡Chócalas, Dawn!

—Descuida, corazón. Era una broma —me calmó después de ver mi rostro, el cual no dudaba tenía una expresión confundida—. ¿Ves? Nos reímos los dos.

Y solo para comprobar que lo que decía era cierto, volteé mi vista hacia Connor, quien tenía una sonrisa plantada en su rostro.

—¡Genial! Es que nunca sé cuándo vas en serio o no.

—Entonces tal vez debería demostrarte cuando me tomo las cosas con seriedad, ¿no? —se acercó peligrosamente a mí cuando Connor se descuidó para asomarse a la calle.

Su respiración la podía escuchar directo en mi oído, causando que me hiciera pequeña en mi lugar. Me refugié en mis hombros y solté una pequeña risa sin poder evitarlo.

Me daba cosquillas.

—Parece que he encontrado un punto débil...

Y fue ahí cuando dejé de escuchar su voz, porque de un segundo a otro, mi preciado Orni apareció ante mis enormes ojos.

Vaya, Eli me distrajo tanto, que había dejado de escuchar el ruido hacía Orni. Increíble.

—¡Oh por Dios, Connor! —Exclamé a todo pulmón, avanzando a paso rápido frente a él, plantándome en su cara— ¡¿Qué le has hecho a Orni?!

En eso, Jules se baja de él, con una sonrisa maliciosa en su rostro, todo lo contrario a Connor.

Con ojo de juez, analizo lo que estaba frente a mi, llevándome una enorme sorpresa. Chillo, revolviéndome el cabello. Ahora, mi coche estaba pintado de blanco con manchas negras, simulando una vaca.

No podía siquiera cerrar mi boca, me había quedado sin palabras.

—¿No te gusta? —inquiere Jules, emocionada.

—¿Estás bromeando? —Volteo a ver a mis amigos, expectantes a mi respuesta— ¡Me encanta, me encanta, me encanta!

Chillo de nuevo, brincando en mi lugar otra vez.

Avanzo hasta mi coche, pasándole una mano por encima, tentando la textura de la pintura nueva. Se sentía y veía asombroso.

Connor infla su pecho, orgulloso. —Lo sabía. Jules, me debes veinte dólares, gané la apuesta.

A regañadientes, Jules saca su cartera, dándole el dinero al rubio, quien se encontraba más feliz que nunca.

—Por favor, que alguien me diga que ese horrible y ruidoso escarabajo no es de Dawn. —giré mi cuerpo a la misma vez que mis amigos, viendo a Eli, quien se encontraba con una mano tallándose las sienes.

—¡No te atrevas a faltarle el respeto a Orni de esa manera! —Me enderecé, poniendo mis brazos en la cintura— Ese escarabajo lo compré yo misma este verano. Y ahora luce genial, ¡seré la envidia de todos!

Me imaginé a mi misma, conduciendo mi escarabajo cada día, yendo y viniendo de la escuela. Ahora podría ir a donde quisiera y nadie podría detenerme.

A menos que mamá me lo impida... o que no tenga dinero para el gas... o que se descomponga de nuevo.

Pero además de eso, nada me detendría y todos querrán a Orni tanto como yo.

—Dawn, cariño, no creo que nadie aparte de ti quisiera ser la que se declare dueña de ese coche. Solo a ti te gustaría un auto pintado como vaca.

—Pero yo amo las vacas —dije ya desanimada—. Y también amo las abejas, son absolutamente geniales y sin ellas nos morimos... ¿creen que mejor sería pintar a Orni de abejita? Luciría genial.

—¡No! —gritaron todos al unísono.

—Si hay algo peor que Orni pintado de vaca, sería a Orni pintado de abeja. Por favor, Dawn, déjalo así y acepta mis disculpas, que me gasté todos mi ahorros pagando por su arreglo y cambio de especie. Já, ¿lo entienden? De escarabajo a vaca, diferentes especies.

Hago un puchero con los labios, desinflándome por completo.



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En el texto hay: besos, aprendiendo a besar, panque

Editado: 23.08.2021

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