Cómo aprender a besar con Eli Brown

24 | El beso que lo cambió todo.

Me concentré en las manos de April, una chica que me ha estado ayudando a aprender lenguaje de señas. Había estado aprendiendo por mi cuenta en internet, pero no tenía nadie con quien ponerlo en práctica ya que la única persona que lo sabía era quien no quería que se enterara que estaba aprendiéndolo.

 

También estaba como opción las hermanas del rubio, pero creo que me daría de cabeza al estar pasando tiempo con ellas más que con Eli mismo, así que terminé con ella, la hija de una amiga de mi madre.

 

“¿Cómo pasaste acción de gracias? Yo genial.”

 

“Fue muy escandaloso, tuvimos a la familia de mi padre con nosotros. Navidad estaremos con la familia de mi madre.”

 

April me mostró una sonrisa cómplice y con su rostro me dio a entender que sabía a lo que me refería. Me habló un poco más de su día con su familia en acción de gracias. Estaba atenta a cada movimiento de sus manos, completamente concentrada en ellas.

 

“¿Y qué tal hoy, eh? Es Nochebuena… yo la pasaré con mis amigos, nos quedaremos a dormir todos en mi casa y abriremos los regalos por la mañana.”

 

Alcé mis manos con una sonrisa en mis labios, orgullosa de mi misma. Ahora podía entender todo lo que me decían y aunque todavía se me complicaba un poco poder entablar las palabras con mis manos, no era tan difícil como al inicio. Mis dedos estaban más agilizados.

 

“Supongo que haré lo mismo, pero sin la pijamada y sin mis amigos, sino con mi familia solamente y será mañana. Espero poder ver a mis amigos hoy y mañana también, aunque no sé si podremos… mis padres tienen planeado salir hoy, pero no sé si iremos solos o acompañados.”

 

“Entiendo, ¿no los has visto desde que salieron de vacaciones?”

 

―Sí, pero extraño verlos cinco días a la semana. ―hago un puchero con los labios, expresando mi inconformidad―. Seguimos viéndonos, pero cada uno tiene su rutina y cuando no la tienen, nuestros padres no nos permiten salir para pasar tiempo juntos. Ya sabes, el espíritu navideño, ¡sí!

 

April me miró con expresión seria, regañándome con sus pequeños ojos. Colocó sus manos en su cintura.

 

―¿Qué? ―miré de un lado a otro.

 

Pensé que habíamos acordado a no hablar verbalmente, solo mediante lenguaje de señas”.

 

―¡Caquita! ―solté inevitablemente.

 

Apreté los labios al ver su mirada tornarse más severa.

 

“Lo siento, es que no sé cómo decir esa palabra en lenguaje de señas”.

 

Me reí con inocencia, escondiéndome entre mis hombros. April no pudo mantener por mucho tiempo su expresión seria porque al verme, una risa se le escapó de los labios.

 

“Tampoco creo que vaya muy bien intentar decirla en lenguaje de señas, tal vez no suene tan genial como cuando lo dices en voz alta”. Rio una vez más, tapándose la boca.

 

“Sí, le quitaría la genialidad”. Me encojo de hombros.

 

“¿Qué te parece si tomamos un descanso? Veo que estás muriendo por hablar”.

 

―¡Al fin, libertad! ―expreso en voz alta, como si no hubiera hablado en meses. Puede que no pareciera tan difícil no hablar con tu boca, pero sí lo era. Más para alguien como yo que no parecía poder quedarse callada nunca.

 

―No seas dramática, Dawn ―rodó los ojos, divertida―. Pero volviendo a lo de antes, ¿qué harás hoy en caso de que no tengas esa salida con tu familia? ―inclinó la cabeza a un lado, curiosa.

 

―No sé, pero espero ver a mi novio en caso de que no salga a ninguna parte ―sonreí abiertamente, sonrojándome a la mención de Samuel. Me encogí en mi lugar, un poco apenada ya que era la primera vez que le hacía saber que tenía novio, aunque ya tuviéramos un tiempo saliendo.

 

April compuso su posición en el sillón, alzando sus piernas del suelo y cruzándolas.

 

―¡¿Qué?! ¡¿Tienes novio?! ―sus ojos se abrieron de par en par y una expresión de emoción adornó su pequeña cara. Asentí como respuesta, inhábil de articular palabra alguna― ¿Tienen mucho saliendo?

 

―Mmm… contando hoy, tenemos un mes y nueve días juntos ―me reí con nerviosismo―. Estuve enamorada de él por mucho tiempo y, ¡ahora es mi novio! Solo que no les he dicho a mis padres todavía…

 

―Vaya, Dawn, estás en problemas ―habló impresionada―. ¿Y es lindo? ―volví a asentir. Saqué mi teléfono y le mostré la foto que tenía de fondo donde salíamos ambos― Oh, sí que es demasiado lindo ―me devolvió el teléfono―. Supongo que él es la razón por la que estás aprendiendo lenguaje de señas, ¿verdad? ¿Es sordo por completo o solo parcialmente?

 

Mi sonrisa tembló, segundos después llegando a su fin. Evité su mirada por unos momentos. Sentía como si me hubiera atrapado en la mentira más grande que he dicho, pero no. No era nada por lo cual sentirse avergonzada.

 

Me enderecé.

 

―De hecho, mi novio no es sordo. Ni un poquito.

 

April arrugó sus cejas.

 

―No entiendo, ¿entonces estás aprendiendo lenguaje de señas por placer?

 

Sonreí. ―Tampoco ―anuncié―. Bueno, sí y no.

 

―Ilumíname antes que comience a echar humo por las orejas.

 

―Está este chico, es tímido, coqueto, inteligente solamente en matemáticas, guapo… y sordo. Parcialmente ―comencé―. Tiene un complejo con su sordera, es algo complicado, pero no creo que sea un punto débil. Es un chico increíble, lo conocí a comienzos del año escolar, somos muy unidos y entre nosotras… ―coloqué una mano al lado de mi boca, preparada para hablar en un tono más bajo― besa increíble.

 

La pelinegra alzó su mano, deteniéndome.

 

―Espera, ¿se han besado? Déjame entenderlo, pero… ¿en verdad me acabas de decir que besa increíble? ―me regaló una sonrisa pícara, observándome con una sonrisa pervertida en los labios.



#7954 en Joven Adulto
#33094 en Novela romántica

En el texto hay: besos, aprendiendo a besar, panque

Editado: 23.08.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.