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Claire.
La necesidad mueve a las personas. Cientos de individuos a cada minutos cometen actos atroces por necesidad, tal vez no sea lo mejor ni la única opción, pero si la más sencilla cuando se trata de algo importante. Personas han dado su vida para proteger cosas importantes y muchas otras más.
La necesidad mueve al mundo. Y la necesidad nos ha traído aquí hoy.
Mi necesidad: ser libre como pájaro en el viento.
La de mi padre: atarme a un pajarraco.
—Sigo pensando que esto es inmaduro e innecesario. —menciona mi progenitor, ubicando sus manos detrás del escritorio donde hacía las tareas cuando era pequeña. Luce ridículamente grande en el, pero le toca, porque él es el acusado en este juzgado.
—¡Cállese que aquí sólo habla el juez! —dice Angus, haciendo sonar su maso contra la mesa de la cocina.
—¡Eso! ¡Demuestra quien manda! —apoyo.
—Angus...—Los dientes de mi padre rechinan.
—Siga y lo saco por desacato a la justicia. —Lo señala con el maso y Adler asiente haciendo su papel de guardaespaldas para sacar a cualquiera que se pase de la raya. un cable de teléfono pegado a su bolsillo para representar un intercomunicador, los guardaespaldas de mi padre no quisieron prestar los suyos.
—¿De verdad no tienen nada más que hacer? —cuestiona mi padre.
Y los gemelos se encogen de hombros, yo bostezo mientras engullo una banana y Sean se atraganta en botellas de alcohol porque ha peleado con su novia.
Han pasado tres días desde que los gemelos han ido a parar a nuestra casa y han sidos los días más divertidos y agotadores del mundo. El trabajo se me ha duplicado en los restaurantes porque quiero llegar por lo mínimo a la mitad de los fondos que necesito, mis amigos pelirrojos han puesto su empeño en seguir teniendo la beca en la universidad y en arreglar el malentendido por el cual los sacaron del campus, se hacen investigaciones pero aquella cosa importante no ha aparecido y tiene pinta de que seguirá de esa forma. Por otro lado, el pasar el tiempo con amigos en casa, me ha hecho darme cuenta de dos cosas.
1. Detestan la ropa y hacer que se la pongan es un reto.
2. Son los hermanitos que siempre quise tener.
Vemos películas en la noche, hacemos palomitas, y aunque siempre me quedo dormida a la mitad, se siente bien, como alguna especie de lugar correcto, eso hasta que Angus comienza con las flatulencias por haber comido demasiado. En ese momento se siente como el lugar incorrecto.
—Señor, se le notifica que si sigue quejándose se le sacará del juzgado... —Angus murmura en el oído de Adler mientras su hermano pronuncia las palabras como un altavoz. Se endereza y cruza los brazos para luego volver a decir—, cuando nos referimos al juzgado se habla de la casa.
—¡Es mi casa! —refuta mi padre.
—¡Es nuestro juzgado! —Y puedo ver como mi donador de espermatozoide niega con la cabeza.
—La confianza apesta. —Nos hace saber y asentimos.
—Siguiente cuestión —Aceleran y asiento escuchando los martillazos— Se estudia el caso de Blunt v.s Blunt. Tenemos a la hija que disputa por su persona y por su estado civil, alega que le barrieron los pies de pequeña y que no se puede casar... —Angus enarca una ceja pelirroja—: La señorita Claire quiere ser un pájaro libre y volar y volar y volar —Se ajusta las gafas de lectura de mi padre en los ojos y niega—, dice volar muchas veces. En fin, el acusado se niega a darle un libre albedrío y la obliga a casarse —Lanza los papeles al aire y apoya su barbilla sobre su mano—. ¿Qué afirman los aludidos al respecto'
—No la obligo, sólo le recomiendo de manera clara y le observo las buenas cosas que le podría dar un matrimonio. —Se objeta y me levanto de mi silla para negar aquella falacía.
—¡Ha metido a hombres a casa con material de esposo, y no strippers! —Él se levanta también.
—¡No te dije que te casaras en ese momento!
—¡Pero lo insinuaste!
—¡Silencio...!
—¡Los tuve que sacar a escobazos!
—¡No te vi sufriendo mientras lo hacías!
—¡ORDEN EN LA CORTE, ORDEN EN LA CORTE!
El martillo resuena por todo el espacio haciendo trizas nuestros oídos. Es viernes por la noche, y el silencio es brevemente interrumpido por la música de suspenso de la Rosa de Guadalupe.
—¡El que hable primero burro será! —dice Angus y luego se percata de que eso lo incluye a él, por lo que se agarra la barbilla y continúa— Exceptuándome a mí y a Adler, por supuesto. Burro se nace no se hace.
Ladeo mi cabeza y explica de nuevo.
—El burro es Adler por si no entendieron. —El ojiazul le dirige una mirada interrogativa y Angus le ignora dando golpecitos—. Comencemos con el caso, ya que tenemos los testimonios hechos de manera muy respetuosa...¡Qué pasen los desgraciados...Eh, los testigos, eso! —Una música distinta suena en el juzgado y aparece Sean con una botella de whisky bailando. Camina atropelladamente hacia su lugar y se sienta en una de las sillas pequeñas reclinable, sonríe como el Jocker.
—Sean Williams, denos su testimonio. —pide Angus.
Sean se acomoda los multiples pliegues de su camisa como si así pudiese hacer algún cambio y se aclara la garganta antes de pararse derecho.
—Claire, no te cases. Al final, las relaciones no funcionan y terminas llorando en una mansión sin tus juguetes de Marvel versión ilimitada porque ella los rompió. Tampoco compartas nada ni mucho menos dividas tus cosas. No lo vale. Vas a llorar escuchando Ricardo Arjona y Sin Bandera y todo por el estúpido amor —Toma un trago y sus ojos se cristalizan—. El amor no es una magia. Ni una simple fantasía.
Angus, lo observa, examina y...
—Ya pasó el bebe llorón ¡Next! —inquiere y Sean le saca el dedo medio mientras sale de la sala cantando "Mientes tan bien" de Sin bandera. La sala queda en silencio y Adler se acerca a susurrar algo en su oído. Angus se exaspera—. ¿No tenemos más? ¿Cómo que no tenemos más? —precisa acariciando su sombrero de conejo—. ¡Consigue más, Adler!
Editado: 28.12.2023