16. Mentiras

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Claire

Las personas somos frágiles.

Huesos hechos de cristal. Mente compleja y predispuesta a ser destruida.

Somos frágiles.

Algunas personas un poco más que las otras, pero todas en algún momento tenemos la posibilidad de rompernos, porque incluso cuando nos protegemos con una coraza hecha de titanio, dejamos un espacio libre para las personas que amamos, un blanco para destruirnos, una debilidad que nos puede hacer fuertes.

Sin embargo, me pregunto ¿Qué destruye a una persona que no tiene un espacio libre en su pecho?

Sé que mi corazón tiene grietas, pequeñas hendiduras que comienzan en un lugar de mi pecho, rasguños, y fracturas que hacen que esté disparejo. No es un órgano perfecto, de hecho, está incompleto, he dejado cientos de pedazos durante el camino.

Un trozo de mi corazón siempre le pertenecerá a Dmitriv, porque lo amé, dejé que se convirtiera en mi mundo y luego dejé que al permitirse destruirse a sí mismo, me destruyera a mí. En ese momento aprendí algo muy importante: la única persona que tiene derecho a destruir tu mundo eres tú.

Otro gigante lateral de mi corazón sólo puede ser de mi padre. Porque él me ha enseñado todo lo que sé, me ha mostrado el mundo, malo y bueno, ha hecho que nunca necesité de nadie más que de mí misma, me ha hecho un ser que puede valerse en cualquier aspecto de la vida sin titubear, pero al mismo tiempo, ha intentado obligarme a casarme, algo en contra de mi voluntad, ha intentado acallar mi voz luego de darme fuerza para que la alzará. Por eso, su lugar también se ha fragmentado.

Mis amigos también forman parte importante. Cada uno con un trozo especial, además, de todos los trozos  que se me han caído al enfrentar batallas que me dejaron hecha cenizas. Cuando he estado en el suelo, saboreando el polvo, para luego volver a levantarme.

No hay corazón que nunca haya sufrido. No hay corazón que no tenga fallas. Hay que dejar de idealizar a los corazones perfectos, porque todos en algún momento, se fracturan, y eso no los hace horribles y defectuosos, sólo reales.

Está bien tener un corazón con roturas, porque eso significa que has vivido, has sentido, has reído y llorado, te has caído y te has levantado. Y aunque algunas partes te falten, sigues allí, respirando.

Los corazones imperfectos deberían ser un recordatorio, porque aunque a veces duela y los recuerdos quemen, los trozos hagan falta y el vacio se haga presente, lo superaremos. El dolor está allí, pero no durará por siempre.

Sólo hay que encontrar la forma adecuada de sanar.

Mis cicatrices aún duelen y tengo miedo de que nunca sanen. Hay golpes demasiado fuertes. Aberturas demasiado profundas.

Observo la pantalla del televisor. No he podido pegar el ojo. No he podido dormir, y eso me ha llevado a pensar, en mí, en cicatrices y en sanar. La advertencia de Demian ha sido clara y también da vueltas en mi cabeza, aunque él ha salido a algún lugar muy lejos de aquí. No puedo evitar estar en la espera.

En la espera de que llegué con una jeringa para asesinarme.

En la espera de que venga con algún objeto torturador.

En la espera de que disparé algo contra mí, que no pueda sanar.

Quizás estoy siendo paranoica o estoy viendo muchas películas de suspenso y acción, lo cual es un poco cierto. Me hice un maratón con Adler y Angus antes de venir. Pero el estar sola aquí también me deja tiempo para estar conmigo misma, a veces me asustó de las cosas locas y oscuras que hay dentro de mí.

Hay muchos errores que he cometido a lo largo de mi vida, la mayoría he podido remediarlos e inclusive llegar hasta el punto de no volverlos a cometer. Pero hay un error, que no empezó siendo un error, y que aún hoy no sé como tratar.

El rasguño que aún no he encontrado la manera de sanar de mi antigua relación.

Mi luna de miel con Dmitriv fue lo más bonito del mundo. Hubo risas, besos y felicidad, pero como las flores y toda cosa viva en planeta, se marchitó. 

Lo dulce se convirtió en agrio. Y del recuerdo quedaron muchas cosas, cosas que arruinaron la poca relación que nos quedaba, cosas que nos arruinaron, a ambos. No puedo culparlo por odiarme, después de todo, yo fui la que se fue. Pero no soportaba verlo al rostro. 

No creo que con una boda se llegué a la felicidad. No veo porqué mi papá querría casarme para ello. Bufo mientras me ahogo en sentimentalismos aunque se supone que  vine aquí para intentar relajarme, pero no puedo lograrlo. Sé que mejoraría si veo la película esa en la que la chica no se casa pero quiero divertirme. Librar mi mente por algunos minutos. Y encerrada en está hermosa habitación, no lo voy a lograr.

Me decido por cambiarme y por salir a disfrutar, si me quedo esperando por Demian, en algún momento aparecerá, y eso, sería espeluznante. 

Un vestido azul eléctrico ceñido a mi cuerpo hace que mis curvas resalten y que mi cuello se realce, su cierre es lateral, unos tacones negros que empaqué, y un collar de diamantes que me hace sentir como uno. Mi humor mejora considerablemente cuando me veo en el espejo y me siento hermosa.

Si, me he caido, me he tropezado y he saboreado el suelo, pero cada una de esas veces, me he levantado. Y eso es lo importante. 

Continúo con mi rostro. Mis ojos los realzo a penas un poco con sombra y delineador y pinto mis labios con labial rojo.

Me aprecio en el espejo, observando como mi cabello castaño cae en cascada por mi espalda, como mis ojos marrones resaltan y mi piel pálida adquiere un aire seductor.

Vamos a divertirnos.

Eso es aquello que me digo antes de dirigirme al ascensor para buscar un poco de distracción, me llevo mi bolso por si acaso, con mi celular. Y cierro la habitación antes de irme. La emoción de no saber que ocurrirá reconfortándome por un instante. Y por primera vez, en mucho tiempo, me dejó llevar.

Será una noche interesante.