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Claire
—Juguemos algo —mordisqueo una de mis tostadas, mientras al resonar mis palabras en el comedor. Adler, Angus y mi padre voltean en mi dirección—. Decimos cosas que nos han pasado recientemente y que nos han sorprendido mucho.
Los tres, respectivamente, pasan de la confusión a estar normal con la situación, porque es común que yo haga cosas que no suelen esperar de mí.
Adler aclara su garganta y sus ojos azules se estrechan con emoción.
—Creo que he conocido al amor de mi vida —expresa con seguridad. Angus hace una árcada que me hace reír y el ardor lo dejo pasar porque no tengo tiempo para pensar en él, y como suelo hacer con las cosas que no puedo controlar, lo encierro en un cajón. Mi padre rueda sus ojos y la cara de hombre enamorado de Adler es extraña pero no le presto atención, últimamente, intento evitar cosas que me coloquen a un paso de la combustión pero se está haciendo complicado.
Ha pasado una semana desde la nota con la amenaza, y no han dejado de llegar, haciendo que me pregunté si esto es una especie de juego en dónde quieren ver que tanta zozobra puedo soportar o realmente me quieren matar, por ambas razones, me gustaría hacer que esas personas no vean nunca más Friends o se vayan a una isla desierta.
—Soy el hombre más guapo según la revista Giggels —menciona mi padre, acariciando su barba—, lo cual no es una sorpresa porque, vamos —Se señala a sí mismo y sonríe con una dentadura que vale miles de dólares—, pero me gusta la idea de hacerme el sorprendido.
Meneo mi cabeza con diversión y Adler sigue en su nube enamoradiza.
—¿Angus? —pregunto y el aludido alza su cabeza.
—Descubrí que las frutas se diferencian de los vegetales porque tienen semillas —Su mirada se pierde y su voz se oye distinta, como lejana, lo cual me tiene examinándolo y pregúntandole con la mirada si todo está bien, pero Angus es pésimo para captar miradas así que anoto mentalmente hablar luego con él.
—¿Sabían que Regina George de Mean Girls, es la misma que protagoniza Votos de amor y Diario de una pasión? ¡Qué versatil! Dame tu habilidad para ser varias personas, Regina —Aplano mi mano la una con la otra como si rezará.
—Los jueves se viste de rosa —contesta Adler y aplaudo, porque lo obligué a ver gran parte de las películas que yo amaba de adolescente
—Y por eso, es que está generación está medio chiflada... —La mirada de mi padre se enfoca en su plato al terminar sus palabras. Lanzo un pedazo de fresa en su dirección que cae en su rostro y me aplaudo mentalmente por la excelente puntería que me dieron hacer continúas peleas de comida. Karem Blunt, el empresario millonario, me dirige una mirada furibunda acompañada de un pedazo de banana que cae de manera fallida a mi lado—. Claire —gruñe
—Estoy medio chiflada —Le contesto—. ¿Esperabas otra cosa de mí?
—Tú, Claire —Me señala en su lugar y en su mirada hay algo que no termino de identificar—. Siempre logras soprenderme.
—Eso es lo mejor de la vida ¿No? —Le sonrío y muestro mis dientes blancos—. Las sorpresas.
En sus ojos hay brillo que no alcanzo a detectar a qué se debe.
—En eso tienes razón, mi loquita —El apodo lo hace en español y ladeo mi cabeza curiosa—. ¿Han buscado atuendos para la fiesta del sábado?
Luego de haber visitado a mamá, o a los restos de ella, papá se mantuvo cautivo a sí mismo dentro de la oficina.
Durante un tiempo de dos días, no salió de su oficina y se enfrascó de manera completa en el trabajo, comía porque yo hacía que llevasen platos al lugar y su aseo a pesar de no verlo, se mantenía. Cuando se decidió por fin a dar un paso afuera de la habitación de varios metros cuadrados, únicamente nos hizo llegar a todos la información de que daría una fiesta, una fiesta en la cual se haría una colecta de fondos, se sortearían algunas cosas y habría una temática en específico: Máscaras.
No pude evitar el escalofrío al pensar en ello. Porque aún no he logrado deshacerme de la mía y estoy segura de que mi padre también porta una todo el tiempo. Y me pregunto.
¿En algún momento nos desharemos de las máscaras y seremos sinceros?
—No podré asistir —Angus menea su cabeza—. Tengo que viajar a Alemania —Lame sus labios mirando de mi padre a mí—, hay algunos problemas con el desarrollo del nuevo libro. No estaré aquí para la fiesta pero volveré el domingo, tengo clases.
Angus se encuentra actualmente escribiendo un manucristo. Sin embargo, ha perdido totalmente la inspiración, se siente como un pecera sin agua. No encuentra nada que le haga sentir un deseo de contarlo todo, no encuentra escenas en su cabeza especiales y si está partiendo a Alemania es porque piensa que allí puede encontrar esas respuestas que necesita.
—Creo que llevaré a Ashey —menciona Adler—. Pero no estoy seguro de querer enfrentarla a mis padres.
Me enderezo en mi silla, porque aquel tema es un poco delicado.
Los señores Sturgess, padres de los gemelos, son herméticos, no dejan pasar a cualquiera en su círculo familiar, estoy segura de que me detestan en gran medida por todo los rumores y criticas que se escuchan y que piensan que no soy la mejor de las influencias pero eso no ha hecho que me separé de ellos. Sin embargo, y a pesar de los desgradables que pueden llegar a ser, no estoy de acuerdo con que Adler la esconda, porque los secretos, tarde o temprano siempre salen a la luz, y aunque de alguna u otra forma él la está protegiendo, esconderla no es lo correcto.
—No puedes esconderla de ellos por siempre —Le hago saber.
El pelirrojo deja salir un gruñido de contrariedad mientras rasca su nuca, observo el gesto y veo los nervios en conjunto al miedo, sin embargo, no lo va a manifestar delante de mi padre.
—Vendrá —Es lo único que expresa.
Mi padre asiente en concordancia a ambos y me dedica una mirada, que me causa escalofríos por lo extraña que es.
Editado: 28.12.2023