¿cómo Arruinar Una Boda?

28. Fantasmas

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Claire

Evitar a Demian siendo está la mansión en dónde vive, es una misión digna de agente Hitman 0067.

Es nuestro tercer día conviviendo y esto se siente como el infierno. Parece estar en todas partes. Pensé que pasaría gran parte de su tiempo trabajando y lo hace, pero nuestros horarios coinciden, ambos trabajamos en la mañana y volvemos en la tarde, lo cual hace que inevitablemente nos veamos. Ceno en mi habitación para no encontrármelo en el comedor, pero sinceramente no puedo andar con libertad en la mansión sin verlo, es como si tuviese un radar de Claires que quieren evitarlo.

Por ese motivo, estoy especialmente extasiada hoy. Pensé que no llegaría, son las once de la noche, y Demian suele llegar a las ocho. Tengo la esperanza de que Demian este acostándose con una desafortunada chica o decida mudarse de aquí, lo último es poco posible pero se vale tener esperanzas frágiles.

Así que, acomodo mantas, y coloco el canal de música de R&B, el único que puedo soportar sin querer salir corriendo, porque las películas se me antojan irreales y ridiculas y ni siquiera la de la chica que no quiere casarse me alegra. Las series de misterio y asesinato me gustan pero no pasan ninguna a está hora, así que dejo mi mente vagar mientras la música se mete dentro de mí.

La música podía ser un escape tranquilizador ¿Cómo ciertas melodías pueden tranquilizar un corazón?

Recuesto mi cabeza del espaldar. He hablado recientemente con el contador para comenzar los arreglos de la pastelería, cada vez el sueño se ve más cerca y me preocupa no estar lo suficientemente emocionada al respecto, no tengo un revoltijón en el estómago y eso me asusta.

No quería que llegasen a esa parte de mí, aunque sospecho que ya lo han hecho.

Por otra parte, mis amigos han querido contactar conmigo, pero he rechazado a cada uno diciendo que estaba ocupada. 

No quiero hablar con ellos. 

No quiero hablar con nadie, y la única persona con la que puedo conversar sin sentirme sobrepasada es la señora Chookins, la cual he descubierto vive hace veinte años en la mansión, cuida a Demian desde que era una pulga, adora preparar dulces como yo pero no se le da tan bien, tiene dos hijos y ningún nieto por el momento, es agradable y me ayuda a esconderme bien.

Estoy pensando en pies de limón y formas de venganza cuando  Demian aparece por la puerta, y con compañia.

Y ¡La vida vuelve a atacar! Y patea con fuerza en dirección a Claire.

Realmente, no veo a Demian, sino alguna mezcla suya con alguna pelirroja alta.

Tal vez podría subir a mi habitación sin ser vista pero ellos atravesaban el barandal y me verían. Refunfuñe, me estaba empezando a asquear los sonidos así que en contra de los silencios que había estado proclamando y mi norma de ser un fantasma más de los que habitan la mansión, hago acto de presencia.

—Las habitaciones quedan arriba —Repongo simple. Sonrío ampliamente pero sin gracia cuando el sonido de besuqueos acaba, y un par de ojos verdes y otros marrones me observan—. Si quieren seguir con la diversión. Recuerden que sin gorrito, no hay fiesta —alego—. Además, ¿Cómo podría explicarle a la sociedad y a mi padre que Demian tiene un hijo pero no es conmigo cuando soy su esposa? —Acaricio mi barbilla. Ni siquiera sé porque hago está escena, sólo sé que lo amargo quema mi garganta—. Aunque, hagamos algo mejor, dénse otro besito, yo tomo una fotografía, y entonces, pido el divorcio —Eso me hace sacar una sonrisa sincera, la primera en tres días—. No te quitaré nada —Miro a Demian—. Incluso pasará por debajo de la mesa. 

La expresión del pelinegro resulta inescrutable. Y la chica entre sorprendida y enojada habló.

—Puede que esté conmigo para saciar las ganas que tú no le sacias —respondio ella. Y entonces, la rabia y el enojo toman mis venas pero me contengo, como últimamente hago, guardando lo que me altera.

—Mejor —Encojo mis hombros—. Si no eres tú, será otra. Y, debo haber sido besada por los duendes que abrieron mi mente para entender algo importante, y es que nunca me acostaré con él.

El pelinegro escucha atento mis palabras y pasa su mano por su cabellera con frustración, parece no saber cómo lidiar con la situación.

Verdadero imbécil.

—Vete, por favor —Aquello le sale como una petición, y no sé porqué pero algo duele. Lo contengo como hago con cada una de mis emociones, y el muro impenetrable que sube con regularidad para que nadie entré en mi fuerte me agradece porque así deja de doler.

Me levanto del sillón con la mandíbula en alto y comienzo a subir los escalones pero entonces la voz del espécimen desagradable hace que me detenga.

—Tú no, Claire —declara Demian con voz cansada. Permanezco estática a mitad del barandal y observo de reojo la boca abierta de la hermosa pelirroja antes de que de un empujón a Demian al darse cuenta de que ella, evidentemente, no se llama Claire.

—Imbécil —suelta con furia al salir por la puerta. E imagino que Demian abre el enrejado con su teléfono porque se oye el pitido reconocible y luego algunos gritos de frustración.

Lo observo desde arriba, cruzada de brazos.

—Concuerdo con ella —Alcanzo a decir mientras él se apoya del barandal. Y aunque justo ahora me causa desprecio, Demian luce guapo, con los labios enrojecidos y el cabello desordenado—. Eres un imbécil —continúo—. Ahora, iré a dormir.

Doy un giro sobre mis talones para retirarme pero lo escucho decir mi nombre, su voz es fría calando en mi oído. Así que soy bondadosa, y aunque dudo mucho para detenerme lo hago, y le regalo una de mis ojeadas aburridas, las que tengo preparadas para cuando la situación tiene que ver con él

—Lo lamento —expresa con frialdad y enarco una ceja—, pensé que estarías dormida —Es lo que dice y nunca lo había oído disculparse así que eso me deja helada por algunos segundos—. No debí traerla.



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En el texto hay: risas, bodas, desastre

Editado: 28.12.2023

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