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Claire
Los silencios pueden ser incómodos, tranquilizadores o pesados, tan pesados como participantes del judo.
El silencio que perpetuó en el auto mientras llevábamos a Tracy a la mansión fue como una victoria pequeña. No había sonrisas en el rostro de nadie, sólo un cansancio que podía palparse en el aire, habiéndome quitado el casco de látex, puedo respirar por mis propios medios pero el agotamiento prevalece.
Así que cuando el auto de Wyatt acelera para aparcar delante de la entrada de la mansión, sólo puedo sentir un deseo de tirarme a la cama y dormir durante horas o tal vez días, a pesar de que sé que eso no arreglará mis problemas.
Tracy es la primera en bajar del auto, caminando los escalones blancos de la entrada, y quedándose de pie junto a la puerta, luce agotada. Demian le sigue con andar vacilante y soy la única que permanece en el auto, observando los ojos grises de Wyatt a través del retrovisor.
—¿Todo bien? —pregunta.
La respuesta a esa pregunta me lleva a pensar en un intermedio, estamos en medio de un caos ordenado. Porque acabamos de colarnos en la fortificación de poderosos millonarios que son un enemigo a temer, pero logramos nuestro objetivo, Tracy está con nosotros, no del todo bien pero al menos viva.
—Estaremos bien —respondo. Asiento para dar seguridad de lo que digo mientras le dedico un intento de sonrisa—. No justo ahora y no en un tiempo pero lo estaremos —Relamo mis labios—. Y conseguimos nuestro objetivo. Tracy está con nosotros. Y salimos de allí, con vida.
Wyatt asiente y presiona sus labios.
—Me alegra que aún tengas la habilidad de ver lo bueno en medio de un montón de mierda —Sus cejas rubias se fruncen y da palmadas en mi cabeza con cariño fraternal—. De verdad, estoy feliz de que ambas estén seguras ahora.
Me dejo caer un segundo en el respaldo y suspiro.
—Todo salió mejor de lo que pensé —admito a mi pesar.
Observo hacia adelante cuando Wyatt achica sus ojos en mi dirección.
—El ser desagradable fue de gran ayuda —informa con una mueca en sus labios. Una risa se escapa de mi boca cuando el rubio se refiere a Demian como una especie de moco viviente.
—Demian fue una parte esencial del plan —admito. Me permito pensar que sin él tal vez las cosas no hubiesen salido bien—. No lo hubiese logrado.
Y el afirmar aquello en voz alta libera algo de mi interior pero al mismo tiempo me sujeta.
—Lo sé, fue trabajo en equipo —resume y estoy de acuerdo.
Si no fuera por los dispositivos que apagan cámaras de Seth, por la ayuda de Wyatt con agujas y sedantes, posiblemente no hubiésemos salido de allí.
—Gracias, mi chico genio favorito —Dejo un beso en su mejilla, y sonrió cuando veo sus cachetes colorados.
Se limpia dramáticamente y me acusa.
—Deja de intentar compartir tus gérmenes conmigo —se queja él y limpia su mejilla.
—No puedo evitarlo —Me encojo de hombros—. Soy una mujer generosa.
Me bajo del auto y cierro la puerta con suavidad. Me desplazo a la ventanilla delantera para despedirme y veo el rostro de Wyatt brillar al igual que el rayo estampado en su camisa de Flash.
—Cuídate mucho —pido revolviendo sus cabellos.
—Lo haré —perjura con una mano en su pecho.
—¿Lo prometes? —insisto. No sé de dónde sale la necesidad de comprobar que estará bien pero allí está, no quiero que le hagan daño y por ello, tomaré una que otra medida de precaución—. No podremos vernos en una temporada, Wyatt. Al menos hasta que las cosas se calmen un poco porque podríamos estar metidos en un lío —No soy tonta, sabía lo que me buscaba al burlar a los Wilscreek, y aunque sé que las consecuencias pronto llegarán a mí. Quiero proteger y evitar cuántas tragedias pueda—. Debes prometerlo.
Wyatt asiente con solemnidad.
—Por mi Funko de Harry Potter —Su mano de nuevo en su corazón.
Nos despedimos y su auto hace bip bip antes de alejarse entre la carretera bordeada por jardines de césped. Me aseguro de entrar a la mansión con rapidez para hacer que las rejas se abran, y observo a Wyatt perderse en la carretera a través de las cámaras que bordean la mansión. Cierro la puerta y me apoyo contra ella durante unos segundos antes de comenzar a avanzar a la cocina. La mansión está en penumbras y comienzo a encender cada una de las luces, al presionar el botón de la iluminación de la cocina, encuentro a Tracy sentada en un taburete.
Su rostro no tiene ni una pizca de maquillaje así que soy capaz de observar sus ojeras, y la palidez de su rostro, como también, lo demacrada que está.
Lo marchita.
La observo y no puedo aguantarlo por mucho tiempo, me acerco a Tracy para abrazarla. Mis brazos cubriéndola por algunos segundos con fuerza, hasta que no puede más y comienza a sollozar.
Las lágrimas también bordean mi rostro y la rubia me sujeta con fuerza, como si temiese que fuese a desaparecer.
—Todo está bien ahora —Me encargo de prometerle.
Y entre hipidos y llantos, ella habla.
—Duele, Claire, no deja de doler —pregona y acaricio su espalda—. ¿En algún momento dejará de doler?
Trago saliva mientras la sostengo. Porque sé a la perfección como se siente estar cayendo sin la posibilidad de sujetarte a ninguna pendiente.
—En algún momento, todo pasa, Trash —Acaricio su espalda con cariño—. Todo siempre pasa —Mis palabras hacen que lloré con más fuerza, pero en algún momento sus lágrimas también se detendrán porque todo pasa. Siempre pasa.
Es un alivio, para las personas que viven infiernos.
Porque el fuego en algún momento se convierte en ceniza.
Y la lluvia deja paso al sol, para volver a brillar.
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Luego de muchas lágrimas y llantos y un té caliente para ayudarle a dormir, Tracy está acostada en una de las tantas habitaciones de invitados.
Cold ya no se encuentra en una de las habitaciones, porque Seth se encargo de llevarlo a su apartamento. Lo cual él dijo, tenía absolutamente bajo control.
Editado: 28.12.2023