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Claire
Las sábanas están enredadas en mis piernas. Abro mis ojos en la cama ligeramente confundida y desorientada mientras intento recordar. Pronto descubro que estoy desnuda y hay alguien a mi lado.
Pero no es alguien, es Demian.
Y el peso de mis acciones de ayer recaen sobre mis hombros con fuerza. Dije que no me iba a casar de nuevo, que no dejaría que me hiriesen y aquí estoy, en la misma cama que Demian, la persona a la cual podría entregarle mi corazón en bandeja de plata.
Le dije que lo quería.
Aplasto mis manos contra mi rostro mientras sacudo mi cabeza.
—No, no, no, esto no puede ser posible —Estrujo mis cabellos pero eso no desaparece los hechos y el corazón me late aterrado en el pecho—. No lo he hecho. Es una ilusión. Una pesadilla hecha realidad.
Demian se remueve en su lugar y sus ojos verdes se ven claros mientras parpadea, intentando ubicarse.
—Si estás intentando hacer un ritual por haber conseguido acostarte conmigo —murmura y lo miro un segundo antes de que vuelva a cerrar los ojos—, por favor, hazlo en voz más baja. Algunos no somos brujos, y dormimos.
Río en demencia sin poder evitarlo. Tomo la almohada que tengo a mi derecha y la coloco encima de su rostro, intentando que se callé y que deje de respirar si es posible. Demian aparta la almohada de mala gana. Y se levanta, su pecho queda a la vista, mientras su cabello negro apunta a todas partes, sus ojos verdes están claros pero sigue somnoliento porque me mira con ojos entrecerrados.
—Si necesitas matarme para concluir el ritual —Rasca su cuello con confusión—. Déjame dormir dos minutos más y luego dejaré que te lleves mi alma.
Murmura algo en un volumen más bajo mientras a mi mente viene lo que le dije.
Soy tuya.
Eres mío.
Y me siento frágil, vulnerable y como una estúpida, porque no debía ceder tan fácil, porque acepte lo que me habían dado de mano. Acepté a Demian cuando odio las bodas, no me desagrada la idea de estar con él y no estoy segura de poder anular el matrimonio si tuviera la oportunidad. Mis ojos se cristalizan mientras salgo de la cama con rapidez y busco mis pantalones de pijama, los cuales me pongo.
—Claire... —llama Demian pero lo ignoro porque la lencería está hecha jirones, y me pregunto que Diablos estaba pensando, la meto sobre mí cabeza aunque nunca jamás la usaré mientras busco mi camisa—. Claire.
Busco debajo de la cama y jadeo feliz, cuando la encuentro.
—Claire no está, por favor, dejé su mensaje —Hablo desde debajo de la cama mientras intento alcanzar mi camisa.
Oigo un revoloteo y me estiro hasta que la alcanzo. Mi cabeza golpea del interior de la cama, y maldigo mientras salgo con cuidado de allí. Sobo mi sien y al salir veo que Demian se ha puesto sus bóxers y su belleza me golpea como a los soñadores la realidad, porque de cuerpo completo es aún más atractivo, y eso me dificulta más la huída, porque el hecho de que lo quiero se hace saber en como mi corazón late con fuerza y el cosquilleo en mis dedos se hace presente con las ganas de tocarlo que no puedo evitar. Hago mis manos puños mientras siento mi barbilla temblar.
Me levanto con la camisa estrujada entre las manos y como único objetivo la puerta. Levanto mi barbilla.
—Te sugiero que me dejes pasar o intentaré ahogarte con una almohada —Enarco ambas de mis cejas mirándolo—. Ya lo hice una vez.
Pero Demian no se acobarda, de hecho, camina con pasos lentos enseñándome las palmas como si fuera un animal acorralado.
—Enserio te destruiré si no te apartas de mi camino —repito en voz baja pero mi voz es titubeante.
Demian asiente calmadamente sin dejar de caminar hasta mí hasta que queda de pie a sólo centímetros de mí rostro.
—Correré el riesgo —establece y eso me recuerda mi error.
Aprieto la camisa con más fuerza.
—No estoy segura de querer correrlo —Mi respuesta hace que Demian alcé una de sus cejas pero no dice nada.
Es difícil dar tu corazón, y aunque ayer fue divertido, aunque dormir sobre el pecho de Demian podría sentirse como mi hogar, tengo miedo, un miedo que sube por mi columna y me congela, queriendo hacer que llore.
Le doy una mirada antes de rodearlo para irme pero él no lo permite, su mano se enreda en mi codo y alzo la cabeza mientras él niega.
—No, hablaremos aunque exista la posibilidad de que me mates —Me jala hacia la cama y me siento soltando un suspiro. Demian no se sienta sino que abre el armario, saca un pantalón y se lo coloca con agilidad mientras yo me deleito con la vista, sus brazos flexionandose y luego la tela ajustándose a su cuerpo.
Porque probablemente habrán personas más musculosas, hermosas y definidas que Demian pero yo sólo quiero verlo a él.
Vuelve, y se sienta frente a mí. Sus ojos verdes me detallan y veo como se detiene en mi figura y en la lencería dañada que me he puesto, menea la cabeza, y me tiende una camisa de color blanco. Voy a quitarme la lencería, y siento su mirada sobre mí.
—Pervertido —silbo por lo bajo pero no me acobardo y saco la lencería sin apartar la mirada de él. Me coloco la camisa limpia que él ha traído para mí.
Demian inhala y suelta una respiración con tranquilidad.
—¿Qué sucede, arruinabodas? —me pregunta y sólo detecto suavidad en su tono.
Un mohin se instala en mis labios mientras las emociones se juntan en mi estómago. Suceden muchas cosas.
—Esto —Nos señalo a ambos con mi dedo índice.—, no estaba en el acuerdo.
Demian asiente con lentitud.
—No me arrepiento —contesta sin dudar—. Y no voy a dejarte, Claire. Esto es real para mí ¿Lo es para ti?
Su pregunta hace que apriete mis labios y quiera ocultar mi cabeza como hacen esos bonitos animales del desierto.
—Lo es —acepto a regañadientes—, pero no soy de las que ceden ante lo que los demás quieren. Mi padre me casó contigo, no lo hice por voluntad propia.
Editado: 28.12.2023