¿cómo Arruinar Una Boda?

49. Amor, Dinero y Poder


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El amor tiene distintos significados.

Para algunos el amor huele a flores, sabe a besos desesperados y se siente como fuego quemando en tus venas.

Para otros el amor es más calmado y se traduce al hueco en el que duermen entre el hombro y el cuello.

Para Joe Dimaggio, el ex de Marilyn Monroe, fue dejar flores en la tumba de Marilyn dos veces por semana durante veinte años.

Algunos dicen que el amor es soltar cuando hace daño.

Mi acto de amor favorito es el de señor Kuroki con su esposa, quien sufrió de depresión cuando perdió la vista, y él se percató al encontrar una flor, que la vista no era la única forma de percibir el mundo, sembró un campo de flores sólo para ella.

Todo un campo de flores lilas. Tierno.

Pero ahora, el amor me parece que también puede ser compromiso, protección y confianza.

Durante la víspera navideña, hicimos un intercambio de regalos, Demian me dió un recetario de un chef latino para que me acostumbrase más a la cultura que iba a representar en mi restaurante,  yo le regalé una lapicera, que es a su vez cámara, grabadora y linterna, y contiene un compartimiento secreto con una propuesta, pero eso no lo sabe, aún. A Brigitte le regalé conjuntos de bebé que la hicieron gritar, comimos galletas y cada quien agarró su bota de la chimenea. Fue mágico y familiar.

Se siente como un hogar.

Y eso me aterra, porque me estoy acostumbrando a ver sus ojos verdes detallandome cuando me levantó, a los besos y las salidas para exponer la belleza de Demian al mundo. Me estoy acostumbrando a quererlo, y nuestro matrimonio sólo puede terminar siendo un éxito rotundo o un completo desastre.

—Luce usted devastadora, señora Evans —Sus manos se ubican sobre mi vestido strapless de color rojo que se ajusta a mi cintura, debo agradecerle a Seth por el vestido, porque es sexi pero al mismo tiempo, muy seguro, a prueba de balas. Los ojos verdes de mi esposo nos observan a ambos a través del espejo de mi habitación. Demian luce un traje completamente negro y sus cabellos están peinados hacia atrás, dándole un aire más empresarial. Su barbilla se ubica sobre mi cabeza y entrelazo nuestros dedos.

Sonrío un poco.

—Es raro no sentir el deseo de ahorcarte —admito mientras me volteo para encararlo—. Ahora como que sólo quiero besarte.

Alza ambas cejas.

—Eso también es una forma de quitarme el aire —Baja su rostro para rozar su nariz con mi mejilla, sus manos sujetando mi cintura—. Pero yo también puedo quitartelo a ti.

Deja un beso en la comisura de mi labio y me recuesta de una de las paredes blancas antes de besarme. Lo hace con suavidad y lentitud, mis dedos se enredan en el nacimiento de su cabello y lo acerco más, él suelta un gruñido pero sigue siendo lento y dulce, no se parece a nosotros pero es adictivo, porque también hay sensualidad en la adoración.

Me separo cuando sus dedos comienzan a subir por mis muslos.

—Sólo tres horas y será año nuevo —Tengo la respiración hecha un desastre y debo poner una mano en su pecho para detenerlo—. Y quiero ver los fuegos artificiales.

Demian mira hacia arriba.

—¿Tendré el suficiente dinero para atrasar el año nuevo algunos minutos?

Meneo la cabeza.

—Ni siquiera tú tienes tanto poder.

Sus ojos verdes brillan con desafío.

—Ponme a prueba, esposa —reta y me alzo para alcanzar sus labios una vez más, hay un sentimiento cálido en mi estómago mientras rozo nuestros labios y sus manos enmarcan mi rostro—. Me gustaría cambiar el tiempo por ti.

Ruedo los ojos.

—Eso es prácticamente imposible —declaro y lo señalo con mi dedo—. Basta de querer controlar el mundo, hoy es víspera de año nuevo. Tiempo de cambios y transformación.

Está vez él blanquea la mirada.

—Ahora suenas como un libro de autoayuda —se burla.

Lo ignoro mientras me escapo de su agarre con agilidad y agarro la hoja con la lapicera que había dejado sobre la cama, me dirijo hacia el escritorio y escucho su presencia acercarse como un dementor, oscura y diabólica, pero familiar.

—¿Qué es eso? —pregunta y ojea encima de mi hombro—. ¿Es un amarra-Demians? —Veo la pizca de burla y curiosidad en su voz.

Ladeo mi cabeza para mirarlo y acaricio su mejilla.

—Que chistoso, esposo —Escribo en la hoja Propósitos de año nuevo—. Pero no, ya tú has caído por mí ¿Recuerdas? No me puedes negar nada —Ubica su mano sobre mi hombro acariciando circularmente.

—Tal vez esa confesión fue un ataque esquizofrénico fantasioso.

—A mí me pareció bastante real.

—Porque tú estás loquita.

Bufo, ignorando su irrespetuoso comentario. No puedes dar un poco de confianza porque se aprovechan y comienzo a enumerar.

—Propósitos de año nuevo —recito en voz alta—. 1. Que Demian acepte que Claire es la mejor cocinera que ha pisado el planeta.

Hace un gesto fastidiado pero se acerca curioso.

—2. Que Claire dejé de escuchar Taylor Swift.

Frunzo mi ceño.

—No sucederá, Demian —Lo miro con seriedad—. Jamás. Tienen que ser cosas divertidas y transformadoras, no cosas trágicas.

Su rostro se compuge y pasa varios segundos intentando averiguar qué colocar hasta que su rostro se ilumina.

—Inventar una máquina que pueda controlar la mente de las personas —sugiere y me pregunto con qué clase de persona me casé pero es muy tarde para arrepentirme.

—Mejor aprendamos un baile en parejas —Mordisqueo la lapicera—. Un baile de tango.

—Nos tiene que gustar a los dos.

Frunzo los labios.

—Hagamos esto de forma justa y equitativa —Sus ojos verdes me detallan, y analizan la propuesta hasta que finalmente asiente—. Cada uno escoge un propósito de año nuevo.

Demian asiente y me insta a colocar:

—Clases de ingeniería espacial.

Hago una mueca.

—Pilates.

—Defensa personal —Lo anoto tan rápido como lo dice y me volteo



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En el texto hay: risas, bodas, desastre

Editado: 28.12.2023

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