Ethan White ¿Cómo describir a Ethan White?
Podríamos decir que físicamente es un joven bastante atractivo, tez blanca, ojos oscuros, cabello negro y muchas pecas. Pero eso era solo lo que cualquier persona podría apreciar a simple vista. Más allá de los rasgos físicos quedan cuestiones como sus gustos, personalidad, pensamientos y todas aquellas pequeñas cosas que te dan la potestad de decir que verdaderamente conoces a alguien.
Ni siquiera Scarlett, que lo conoce desde niños, era capaz de describirlo y eso la sacaba de quicio por completo. Él parecía saber todo sobre ella, la conocía como la palma de su mano, y ella no comprendía por qué.
La joven recordaba que de niños solían pasar tiempo juntos, jugando en el parque. Además, asistían a la misma escuela, sin embargo, cuando empezaron el instituto ambos tomaron caminos distintos que los llevaron a alejarse hasta que en tercer año él se mudó a otra ciudad.
Por tanto, podrán imaginarse la sorpresa que se llevó Scarlett al enterarse que Ethan volvió al pequeño pueblo en el que crecieron para matricular, a mitad del curso, en la misma universidad que ella.
Pero, para contar bien esta historia sería bueno devolvernos al momento del reencuentro.
Cada uno de nosotros es conscientes, hay sucesos claves en nuestras vidas que parecen cambiarlo todo, y aquel día, hace más de un año, había tenido un fuerte impacto sobre la vida de Scarlett Miller.
Era una de las ultimas mañanas soleadas que tendrían antes de la llegada del invierno, y como de costumbre, había perdido la batalla contra la ansiedad ganándose una madrugada de insomnio y pensamientos no muy alegres. Lo anterior provocó que ahora se encontrara atravesando a toda prisa el estacionamiento de la universidad. Cuando finalmente la puerta del aula apareció frente a sus narices, la tocó suavemente con sus nudillos.
—Llega tarde señorita Miller—Pronuncio un hombre alto con expresión cansada.
—Lo sé, lo siento y le prometo que no volverá a suceder.
—Dice eso todos los lunes señorita—Todos rieron—Y como siempre, la dejaré pasar—Tenía suerte de ser la favorita del profesor, de otra manera ya hubiera reprobado aquel curso a base de llegadas tardías.
Scarlett se dirigió a su asiento de costumbre, pero se llevó una no muy agradable sorpresa al descubrir que se encontraba ocupado por alguien más.
—Disculpa, es mi asiento—Un chico con unas peculiares pecas volteo su mirada hacia ella y le dedico una sonrisa divertida.
—¿A caso tiene tu nombre?
—En realidad, sí—dijo la joven señalando la esquina en donde lo había grabado un día que se encontraba bastante aburrida.
—¿Scarlett?— Pronunció el muchacho.
—Esa misma.
—Lo siento, la próxima vez levántate más temprano.
Los oídos de la joven pelirroja no daban crédito a la que escuchaban. Molesta, se preparó para replicar, pero todas sus palabras se vieron reducidas a una mirada cargada de odio cuando el profesor le indicó que hiciera silencio.
Scarlett pasó el resto de la clase sin poder prestar mucha atención debido a la ansiedad que le provocaba no estar sentada en su asiento habitual. Dede este podía escuchar al profesor mientras observaba el patio trasero de la universidad y eso la relajaba.
Mientras tanto, al joven pecoso le divertía observar como la chica no paraba de mover sus piernas y se mordía las uñas mientras trataba de poner atención. Scarlett lo descubrió un par de veces mirándola pero trato de ignorarlo, sin embargo, no podía sacar de su mente aquel rostro cargado de pecas, sentía que ya lo había visto antes.
El próximo lunes me levantaré más temprano y recuperare mi asiento—Pronunció la joven para sus adentros apartando de su mente a aquel molesto chico.
Y así fue, Scarlett se levanto más temprano de lo habitual, y por primera vez en todo el año, llegó temprano a la Universidad, sin embargo, sus esperanzas y positivismo se esfumaron cuando entro al salón y se encontró con una única persona en el, aquel mismo chico, sentado de nuevo en su campo.
—¿Cuál es tu problema?
—¿Perdón?—Respondió el joven fingiendo sorpresa. La verdad es que la situación le divertía bastante.
—Te sientas aquí solo para molestarme.
—Es muy fácil hacerte enojar.
—Eres tan molesto ¿Que quieres?—Scarlett se comenzaba a exasperar, no podía ni pensar en la posibilidad de pasar otra clase sin estar en su asiento, necesitaba ese asiento.
—Que me recuerdes, Scarlett Miller, eso quiero— Scarlett se removió incomoda ante la seriedad en su tono de voz. No entendía a que se refería. El joven pudo notar la confusión en sus ojos, aquellos ojos que tantas veces había atrapado mirándolo.
—¿Que te recuerde? Pero si yo no te conozco.
—Bueno, en eso tienes cierto grado de razón—Dijo él con una sonrisa— Además, ya es normal que se te olviden las cosas—Scarlett lo miró aún más extrañada— Aún recuerdo cuando tu mamá cumplió años y olvidaste donde escondiste su regalo— Ella también recordaba aquel día, su madre había encontrado el regalo una semanas después metido en un armario.