Ethan se encontraba sentado en un frío piso blanco con su espalda recostada en una pared con las mismas condiciones, tenía su cabeza entre las rodillas y sus manos sobre su nuca.
De repente el sonido de un llanto lo hizo levantar la cabeza, provenía de la habitación al final del pasillo. El joven se puso de pie y dudo antes de avanzar por aquel vació y estrechó corredor que se encontraba iluminado por unas luces resplandecientes.
El llanto se oía cada vez más fuerte con forme el joven se acercaba a aquella habitación. El frío también había incrementado, Ethan se abrazo a si mismo intentando transmitirse calor pero sus manos estaban aún más heladas. El joven continuaba caminando pero el pasillo parecía hacerse cada vez más largo y antes de poder llegar la puerta fue abierta por un hombre alto muy parecido a él, su padre.
—No entres si no estas listo—Fue lo único que le dijo el hombre y todo comenzó a desvanecerse al rededor de Ethan.
El joven despertó sobresaltado y froto sus ojos con fuerza.
Había pasado toda la madrugada en vela, y cuando por fin logró conciliar el sueño, sus pesadillas lo habían despertado. Miró su reloj sobre la mesa de noche, marcaba las nueve de la mañana, luego su mirada se posó en la foto junto a este, en el porta retrato se podía apreciar a una chica pelirroja, de ojos verdes y con muchas pecas sonriendo junto a él mientras sostenía un helado en su mano izquierda, aquellas pecas le recordaron el motivo de su insomnio.
Hoy era la boda.
Se había pasado toda la madrugada siendo atacado por memorias junto a Scarlett, en especial una que lo hacía sonreír abiertamente, el día que tomaron aquella foto.
Se podría decir que después de un par de meses de llamadas en la madrugada, hamburguesas en Meat, conversaciones sin sentido, y algunas clases juntos, se habían vuelto amigos. Así que una tarde decidieron ir a un parque de atracciones que se encontraba cerca de su pueblo.
Scarlett parecía una pequeña niña emocionada, hecho que a Ethan le causaba mucha gracia, así que no desaprovechó la oportunidad para molestarla.
—¿Acaso nunca te llevaron a un parque de diversiones cuando eras pequeña? —Le pregunto a la joven con tono burlón.
—Claro que si—Le respondió sin disminuir su alegría—¿Porque crees que me gustan tanto?
Ethan negó con la cabeza divertido por la situación y la siguió dentro del lugar. La verdad es que a él también le encantaban los parques de atracciones, así que fue solo cuestión de tiempo para que la joven le contagiara su entusiasmo y parecieran dos niños pequeños subiendo a todas las atracciones y compitiendo para llegar primero.
Scarlett arrugo su boca cuando el joven llegó antes que ella a la zona de comidas y se volteó para sacarle la lengua. En respuesta la joven le dio un empujón, pero cuando se dio cuenta Ethan la había tomado por la cintura y la había subido en su hombro.
—Ya bájame—Le ordeno la pelirroja riendo.
—Como tu ordenes—Le respondió el joven para luego recostarla en el piso y seguir caminando.
Scarlett no tardó en ponerse de pie nuevamente y correr hacia el chico para subirse sobre su espalda a la vez que enganchaba sus piernas en el torso del pecoso.
—Y yo que creía que podía deshacerme de ti— Le dijo el joven mientras que sostenía con ambas manos las piernas de la joven para evitar que se cayera.
—Ni que quisieras, acosador. —Ethan río ante aquel apodo, ya habían pasado aproximadamente dos semanas desde el día que le revelo su pequeña obsesión con ella en la secundaria.
La revelación había tomado a Scarlett con sorpresa, le parecía completamente surrealista lo que estaba escuchando, y como no pudo reaccionar para decir nada, el joven prosiguió a explicarle que, simplemente, cuando notó que ella no paraba de prestarle atención, surgió en él un gran interés por saber que pasaba detrás de aquella cabellera pelirroja.
Para ese momento Scarlett se encontraba lo suficientemente avergonzada, el solo hecho de saber que Ethan había sido consciente de sus miradas todo ese tiempo la hacía ponerse roja así que decidió despedirse rápidamente y bajar del vehículo.
Sin embargo, cuando supero la vergüenza decidió empezar a burlarse del joven.
—¿Cuándo lo vas a superar? —Le pregunto Ethan mientras caminaba con ella en su espalda hacia el camión de los helados.
—Nunca—Le respondió decidida—Estuviste burlándote de mí por acosarte cuando tú hacías lo mismo.
—Tu empezaste—Se defendió el joven.
—Ya cállate—Le dijo la joven para luego pedir su helado.
Justo en ese momento habían tomado aquella foto que se encontraba en la mesita de noche de Ethan.
El joven sonrío con nostalgia ante el recuerdo que acababa de pasar por su mente y volvió en si para dirigirse a tomar una ducha.
—Hoy será un largo día—Se dijo a sí mismo.
Al salir del baño se dirigió a la cocina para buscar algo que desayunar, sin embargo, cayó en cuenta de que no había comprado nada comestible. El joven llevaba mucho tiempo sin visitar aquel departamento, después de terminar la universidad se había ido a vivir de vuelta a la ciudad y había regresado al pueblo por la especial ocasión que conmemoraba aquel día.
Resignado decidió tomar las llaves de su auto y dirigirse a Meat.
Cuando llegó al lugar lo recorrió con la mirada, no había cambiado mucho, las paredes cafés, sillas y mesas de madera y aquel olor a carne. Se preguntó si aún vendían comida vegana, estaba seguro de que solo Scarlett ordenaba algo de aquel menú.
El restaurante se encontraba vació así que se dirigió a la misma mesa en la que solían sentarse a discutir si los perros tenían alma o valía la pena enamorarse. Ethan sonrío ante aquel recuerdo y no pudo evitar reírse ante lo irónica que puede llegar a ser la vida.
Cuando se acercó a aquella mesa se percató de que vasos y platos con restos de comida se encontraban sobre esta, esperó a que la limpiaran y finalmente tomó asiento para luego voltear su mirada hacia la ventana desde donde podía apreciar perfectamente aquella vaca gigante que tantos recuerdos le traía.