¿cómo describir a Ethan White?

Sala de emergencias

Después de desayunar en Meat junto con su madre y hermana emprendieron su camino hacia la última prueba de vestido. Scarlett, a pesar de las insistencias de su madre en ir a una enorme tienda departamental, había escogido un pequeño bazar en el que confeccionaban vestidos a la medida. La señora que atendía el lugar invito a las acompañantes de la novia a tomar asiento en una pequeña sala de estar mientras Scarlett se dirigía a los vestuarios.

Aquella tienda tenía una forma muy peculiar de trabajar, por eso llamo la atención de Scarlett desde el principio. Cuando llegas por primera vez la modista tiene una exhaustiva charla contigo acerca de diversos temas, diseña el vestido, y no lo vez hasta que está listo. Así que esa sería la primera vez que Scarlett se vería de blanco.

Un poco arriesgado para tratarse de la pelirroja ¿No? Supongo que todo el esfuerzo que ha dedicado estos dos últimos años en tratar su ansiedad no fue en vano.

Ya en el vestuario, pudo apreciar la bolsa de tela que contenía aquella blanca y deseada prenda. La modista la dejo sola y la joven abrió cuidadosamente la bolsa para encontrarse con un largo vestido blanco, una hermosa pedrería cubría la parte superior y el resto caía en un corte estilo A. A Scarlett le pareció hermoso, entró en él y salió a recibir la aprobación de su madre y hermana.

—Oh Dios, te ves hermosa hija mía.

—Gracias—respondió satisfecha.

Después de muchos cumplidos y una que otra lagrima de parte de su madre, volvió al vestuario y en la privacidad de aquellas cuatro paredes se miró fijamente en el espejo. En verdad se veía hermosa, pero algo en aquel vestido provocaba que no se sintiera como una novia, sin embargo, ya no había tiempo para pensar en eso, después de todo la boda era en unas cuantas horas y su madre colapsaría si le llegara a decir que no la convence el vestido.

"No tienes que fingir Scarlett"—Las palabras de Ethan retumbaron en su cabeza y una pequeña sonrisa se formó en su rosto— "No conmigo"

—Hija ¿Ya estas lista? —La voz de su madre la sacó de sus pensamientos, termino de cambiar su ropa rápidamente y se despidieron de la modista antes de salir de la tienda.

—Solo será una feliz boda si es el amor de tu vida—Le había dicho con una sonrisa cómplice sin que sus acompañantes escucharan.

—Lo será—Le respondió Scarlett con seguridad.

Ya en el auto emprendieron el camino hacia la casa de su madre, ahí terminaría de arreglarse. La joven fijó su mirada en la ventana y rio en sus adentros cuando vio el letrero del "Hospital La Agonía"

Curioso nombre para un hospital— Le había dicho Ethan aquel, no tan dichoso día, en el que terminaron en la sala de espera.

En aquella época Ethan seguía siendo muy independiente, iba y venía, desaparecías días y siempre que volvía traía algo nuevo, un nuevo tatuaje, un corte de pelo, barba y a veces hasta uno que otro golpe y aunque Scarlett insistiera en saber que le pasó el evitaba el tema a toda costa.

Scarlett odiaba cuando él desaparecía, los días se hacían largos y aburridos, mientras que con él siempre había algo interesante que hacer. Un ejemplo de esto es aquella tarde de Domingo en la que Scarlett se encontraba en su departamento estudiando sumamente aburrida. Ethan llevaba desaparecido varios días y la pelirroja se empezaba a preocupar, el sonido de alguien tocando la puerta la sacó de sus pensamientos, estando casi segura de quien era, se levantó de la cama y fue a abrir la puerta.

—¿Qué haces aquí? —Pregunto Scarlett, estaba un poco molesta con él por desaparecer tanto.

—Traje helado—Dijo él con inocencia

—Estoy estudiando

—Vamos, no seas amargada—Pronuncio para luego entrar en el departamento como perro por su casa—No estés enojada conmigo—Dijo haciendo un puchero.

Es imposible estar enojada contigo Ethan—Pensó Scarlett, más no lo dijo.

—Me molesta que desaparezcas y me abandones—Esas palabras tomaron a Ethan por sorpresa, nunca a nadie le había molestado que él desapareciera, nadie le prestaba atención a eso, pero a Scarlett parecía afectarle. En aquel momento ambos se encontraban a en la cocina, Scarlett con su cadera recostada en el desayunado e Ethan frente a ella depositando su peso en el refrigerador, los dividía menos de un metro de distancia.

—Lo siento—Le respondió el joven con honestidad con su mirada posada en los verdes ojos de la chica.

—La próxima vez mándame una postal—Le respondió casi en un susurro percatándose de que se quedaba sin voz cada vez que se perdía en aquellos oscuros ojos.

—Dalo por echo.

Ninguno de los dos se movía ni pronunciaba palabra alguna, estaban perdidos en sus miradas, intentando descifrar el mensaje encriptado en ellas. Ninguno de los dos tenía ningún problema con pasar así el resto de la tarde, pero al parecer la persona que tocaba efusivamente la puerta sí.

Cuando no pudo ignorar más la llamada Scarlett cortó la conexión que habían creado para abrir.

—¿Porque no te has cambiado? —Le dijo su amiga morena en cuanto abrió la puerta—Oh, puedo ver porque—Pronuncio divertida al ver a Ethan.

—Lo siento—Le respondió Scarlett recordando que le prometió acompañarla a hacer unas compras.

—Veo que tenían planes—Habló el pecoso—Mejor las dejo—Dicho eso se despidió de ambas y salió del apartamento.

—¿Que fue eso? —Le pregunto Mónica con una mirada divertida.

—¿Que fue qué?

—No te hagas la que no sabe nada—Le recrimino—Se sienten la oxitocina en el aire.

—No seas ridícula—Le reprendió Scarlett—Entre nosotros dos solo existe una amistad.

—Lo que tú digas, pelirroja, lo que tú digas.

La semana había pasado y sus encuentros con Ethan habían sido escasos dado a que ambos se encontraban verdaderamente atrofiados con trabajos finales y exámenes sorpresa.

Debido a esto Scarlett se encontraba con los nervios a flor de piel, el estrés recorría cada parte de su cuerpo y había adquirido la mala costumbre de dormirse con su computadora encendida y despertarse a mitad de la noche verdaderamente nerviosa. Así que, cuando abrió sus ojos agitada por una pesadilla y acto seguido escuchó ruidos provenientes de la cocina su mente comenzó a imaginar cientos de posibles escenarios desastrosos.




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