Cuando comienzan a servirnos los entrantes, el sitio vacío sigue sin ser ocupado y comienzo a temer que nadie vaya a salvarme el almuerzo. Por otra parte, mis primas han dejado el juego de las servilletas y están hurgando en mi bolso, el cual no me he dado cuenta ni de que faltaba.
- Mírala, siempre llamando la atención –me murmura Fra.
Miro en su misma dirección y veo a Triana Castaño, la prima de Kike. Entra en el comedor y ya es el centro de algunas miradas. No le ha debido parecer suficiente porque tropieza inocentemente con una silla y emite un gritito. Un par de hombres se levantan de sus mesas a examinar a la chica. Mi hermano y yo nos miramos, hemos visto toda la jugada y no puedo evitar poner los ojos en blanco.
- Estoy bien, gracias –dice ella sonriendo dulcemente.
- ¿Le traigo un poco de hielo, señorita? –le ofrece uno de ellos. Es joven y guapo, amigo de Kike seguro.
- Quizás sí –asiente Triana–. No quiero tener luego un gran hinchazón. Gracias Carlos –vuelve a sonreír y aletea sus pestañas como una mariposa.
Tras el breve incidente, cada mesa vuelve a lo suyo. La puerta principal de la carpa se vuelve a abrir y entra un chico que parece de mi edad. No puedo evitar mirarlo de arriba abajo. Según se acerca observo que es alto, moreno y más mayor de lo que había pensado. Se para en la mesa principal y saluda a los novios. Se estará disculpando. De repente esboza una sonrisa e inmediatamente sé que sabe que es irresistible. Esos son los peores, me digo.
Viene hacia nuestra mesa y la adolescente que llevo en mi interior da palmas de alegría. Al mismo tiempo, aparece la tía Isabella con mi primo pequeño en brazos y tengo la impresión de que va a ocupar el sitio vacío. No puede ser, pienso. Efectivamente, cuando el señor Irresistible está a nuestra altura mi tía se dirige hacia nosotros.
- Hola chicos, ya os traigo a Valen. El pobre se ha despertado malito hoy. ¿Verdad, mi vida? –dice mimando al niño–. Los primos te van a cuidar de maravilla.
- ¿Qué le pasa a Valentino? –digo disgustada cogiéndole en brazos.
- Ha vomitado antes y tiene dolor de tripa pero ya se le está pasando -dice Isa. Besa a su hijo en la mejilla con cariño y se despide–. Gracias por echarle un ojo, cariño. Luego vengo a ver cómo está.
Tengo a Valen acurrucado en mi regazo. Le miro y me sonríe. Es una monada. Sus rizos rubios están más alborotados que de costumbre y tiene los ojos rojos de haber llorado. Le siento en la silla libre y me percato que el joven moreno ha presenciado toda escena. Ve a mi hermano y se acerca a él.
- Fra, ¿qué tal tío? –dice animado.
Mi hermano se levanta y le da un abrazo. Se conocen y no sé de qué. Maldigo nuevamente saber poco sobre él.
- Bien, muy bien –le responde mi hermano–. Hace tiempo que no nos vemos. ¿Dónde has estado?
- El fin de curso lo tuve muy liado. Estudiando mucho, ya sabes. Y luego en verano he estado de un lado a otro con los amigos y también en Brasil –sonríe malicioso.
Debe de ser algún tipo de lenguaje entre hombres porque parece que Frale entiende enseguida. Eso o yo sé muy poco, que también puede ser.
- Genial, pues luego me cuentas. Y ya te podían haber puesto en nuestra mesa –añade Fra.
Y que lo digas pienso yo.
- Sí, yo también me moría de ganas por estar en Disneyland pero parece que ese jovencito me ha quitado el sitio –señala a Valen que mira inocente en su dirección–. Voy a buscar sitio, luego nos vemos.
Una vez que ya se ha ido y que no puede oírme le pregunto a mi hermano. Tengo verdadera curiosidad.
- ¿Quién es este? –pregunto como que no quiere la cosa.
- ¿No le conoces? –me pregunta él asombrado.
¿A caso debería?
- La verdad es que no caigo –niego con la cabeza.
- Es Gonzalo, el chico que el padre de Kike operó cuando fueron a Brasil. Logró salir adelante gracias a los Castaño.
- Ah cierto, he escuchado alguna vez algo de eso. ¿Vive en España?
- Claro, se instalará ahora en Bilbao, en cuanto empiece la universidad.
Asiento complacida por toda la información que me ha dado. Este es el famoso Gonzalo. He oído a Nora varias veces hablar de él pero nunca le había visto. Por lo que han comentado alguna vez su historia es un poco triste, así que no imaginaba que un joven tan animado y aparentemente sano fuera aquel pobre chico.