Ethan

Ethan…

—Perdona, ¿te lastimé, niña?

¿Niña?

¿Acaba de llamarme niña?

—¿Perdón? —digo, con una ceja arqueada y el ego levemente dañado.

Él sonríe de lado. Tiene una voz grave y rasposa, de esas que suenan peligrosamente atractivas. Su uniforme está algo desalineado, como si se lo hubiese puesto de mala gana. Y sus ojos... esos ojos. Oscuros, intensos, como si escondieran secretos.

—Fue sin querer —añade, pero no suena tan arrepentido. De hecho, parece estar disfrutando mi desconcierto.

—Deberías mirar por dónde caminas —respondo, cruzándome de brazos molesta por su actitud.

—Y tu deberías dejar de perder el tiempo con alguien que nunca te prestara atención —me dice, dándome una mirada rápida antes de empezar a alejarse.

¿Qué…?

— ¿Qué quieres decir con eso?

Pero me ignora y se va. Lo observo detenidamente, tratando de recordar a ese tipo, pero mi mente está completamente en blanco.

—¿Quién era ese? —pregunto, todavía procesando, con el corazón golpeando mi pecho como si hubiese corrido una maratón.

—Ah, ese es Ethan Ruiz —responde Kevin, como si nada—. Volvió este año, ¿No te acuerdas de él? Iba con nosotros en la primaria.

—¿Ethan Ruiz? —repito, tratando de hacer memoria. Un leve recuerdo me llega: un niño obeso y solitario en el recreo, siempre leyendo o dibujando. Era bastante tímido, hace años que no lo veo, lo último que había oído de él era que se cambió de escuela porque aquí le hacían bullying.

—Sí —dice Lena— Cambió bastante. Al menos físicamente.

—¿Hace cuánto está de vuelta? —pregunto.

— Hace unas semanas —responde Kevin.

Mi cerebro empieza a conectar todo. Ethan. El tipo que acaba de lanzar una indirecta demasiado precisa sobre Dylan. ¿Y si es él? ¿El del ventanal? ¿El desconocido de Instagram? ¿El que sabe cosas?

—¿Sofía? —pregunta Lena, tocándome el hombroꟷ ¿Todo bien?

—Sí. Aunque … No sé —murmuro—. Creo que acabo de hablar con el chico del ventanal.

—¿Qué? —dicen al unísono Lena y Kevin.

—No sé cómo explicarlo. Pero fue raro. Muy raro. Ese comentario…claramente hablaba de Dylan.

—Mmm, tal vez solo fue un comentario al azar —sugiere Kevin.

—No —digo—. Fue una indirecta. Estoy segura.

Nos quedamos quietos, en silencio. Hasta que escucho pasos detrás mío. Me doy la vuelta.

Ethan.

Caminando hacia la salida, como si nada. Pero justo antes de cruzar la puerta, se detiene. Me mira por encima del hombro y dice con una sonrisa apenas visible:

—Nos vemos, Martínez.

Y se va.

…

Martínez.

Mi apellido.

Que nadie usa. Ni de broma. Solo profesores cuando toman lista. Ni siquiera aparece en mis redes. Todos me dicen Sofí, o "la chica de los marcadores pasteles". Pero él me llamo Martínez, igual que el desconocido.

—¿Sofí...? —dice Lena, con el ceño fruncido.

—¿Cómo es posible que recuerde mi apellido, Lena? ¿Cómo? —me giro hacia ella con los ojos abiertos como platos—. No está escrito en mi uniforme y mucho menos tatuado en mi frente.

Kevin alza una ceja.

—Capaz lo escuchó en algún momento cuando tomaron lista y lo recordó —dice, despreocupado, mientras mastica un chicle.

—Pues en ese caso tendrá buena memoria, porque hace años que no nos vemos. ꟷdigo tratando de sonar convincente. ꟷ ¿O tal vez sea el desconocido de Instagram?

—Estás exagerando —dice Lena, pero no muy convencidaꟷ Recién empezó las clases. No creo que tenga tiempo de estar stalkeándote.

Y sí. Tal vez estoy exagerando. Pero no puedo evitarlo.

Aunque hay algo que necesito saber.

—¿Dónde se sienta ese Ethan? —pregunto, con el ceño fruncido.

—En el fondo. Al lado del ventanal —responde Kevin, y apenas termina la frase, mi cerebro colapsa.

El ventanal.

Es él.

Tiene que ser él.

El chico del ventanal. El desconocido de Instagram que me mandó aquel mensaje críptico. El único extraño que me llama por mi apellido. El que sabe mi secreto sobre Dylan y la lista. No sé qué demonios quiere Ethan con todo esto, pero lo voy a descubrir.

Porque estoy segura de algo:

Es él.