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Amber:
Leo los mensajes de Francis y no le respondo, solamente me acuesto boca arriba pensando mientras miro las fotos que tiene en sus redes en mi teléfono. De los tres hermanos él es mi principal sospechoso, además de tener más acciones que los otros es quien dirige la empresa. Eso sin contar que es el más inteligente, ágil y disciplinado; los otros dos ni siquiera se esfuerzan tanto por cumplir sus responsabilidades en la empresa, a diferencia de Francis, empeñado en que todo esté perfecto, en engrandecer su imperio y obtener más ganancias y más propiedades. De igual forma si logro meterme en esa casa y seducir a Francis tendré más acceso a sus hermanos menores, pero antes tengo que crear un ambiente tenso entre ellos, hacer que los tres se sientan atraídos hacia mí y dividirlos. El enemigo dividido es mucho más débil e inmune. Tengo que hacer que se sienta atraído hacia mí, pero que sienta que soy inalcanzable para él porque lo imposible obsesiona, pero para eso debo estar cerca, hacerme notar.
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—Francis—exclama Fred al ver a su hermano llegar a la empresa—llevo rato llamándote.
—Disculpa tenía el teléfono en silencio ¿qué sucede?
—Tenemos una junta directiva con los empleados de la empresa. —le explica.
—¿Una junta Directiva? —cuestiona asombrado—No programé ninguna junta directiva para hoy, debe ser alguna confusión
—La programé yo—exclamo y él se voltea al escuchar mi voz.
—Señorita Wilson creí que usted y yo habíamos llegado a un acuerdo ayer—pronuncia y aunque lo disimula muy bien estoy segura de que está enojado.
—Hasta donde recuerdo solo me dio algunas sugerencias, pero las decisiones que tomo relacionada con los negocios no las tomo tan a la ligera señor Lacroust.
—Y para qué es la junta, si se puede saber.
—Lo sabrá a su tiempo como los demás empleados. —digo calmadamente.
—No soy un empleado más, soy su jefe, el presidente de esta empresa.
—Por ahora —exclamo y cierra los ojos lentamente enfadándose aún más.
—Le advertí por su bien, su difunto esposo y yo tuvimos toda una vida haciendo negocios y él nunca intervino, solo le interesaban sus ganancias, jamás dio un sí o un no en esta empresa...
—Pero lamentablemente ya él está muerto y me dejó como heredera de sus acciones y me valdré de ellas para tomar decisiones importantes en la empresa de ahora en adelante.
—Está jugando con fuego y se puede quemar. —se atreve a amenazarme públicamente en los pasillos de su empresa.
—Me encanta el fuego y no me molesta hacerme cargo de las consecuencias de mis actos. Lo espero en la junta—termino diciendo y caminando mientras él me sigue, ahora si estoy segura de que lo sacaré de sus cabales y esto solo es el inicio.
—Buenos días a todos los trabajadores de esta empresa, antes que nada quiero felicitarlos por su excelente trabajo y decirles que estaré trabajando de cerca con ustedes, como nueva propietaria mejoraré sus salarios y ganarán un estímulo cada vez que un nuevo proyecto termine siendo exitoso. Y por último quiero invitarlos a todos a la fiesta que habrá el sábado en mi casa, a las tres de la tarde. Todos aplauden y mi vista se dirige a Francis que me mira enojado y sale de allí sin decir ni media palabra.
—¡Maldición esa mujer me va a volver loco! —exclama tirando al suelo enojado todo lo que hay sobre su escritorio. Unos golpes en la puerta lo interrumpen. Abre y se asombra al verme allí.
—¿A qué juegas Amber—pronuncia indicándome que entre a su oficina y lo hago cerrando la puerta tras de mí.
—No estoy jugando, solo quiero hacer las cosas bien, esa pobre gente se pasa la vida trabajando.
—Esa pobre gente trabaja para mí, son mis empleados, no sabes nada, absolutamente nada de esta empresa, si no te reclamé nada en frente de todos es...
—Porque teme que me quieran demasiado y que si se hace una junta directiva yo me quede con tu puesto..
—Es lo más tonto que he escuchado, nunca tendrías ni puesto.
—¿Por qué? tenemos la misma cantidad de acciones.
—Tengo dos hermanos cariño, que tienen el resto de las acciones y me darán su voto a mí. No quiero que salgas lastimada, mejor ve a jugar ajedrez a otro lado, créeme que este mundo no es para ti.
—Sé cuidarme sola Francis—pronunció acariciando su rostro—estaré bien—susurro cerca de ssu oído sin que él me quite la vista un solo instante. Y me sujeta por el brazo parándose tras de mí.
—Ya tienes mi atención—me susurra en el oído respirando en mi cuello y su cercanía me pone tensa—¿qué quieres de mí? Me gustas y sé que yo también a ti ¿quieres ser mi amante?