Cómo Escribir Bien (y No Morir en el Intento)

Empezar A Escribir

Empezar a Escribir

Todos los escritores diferimos en las diferentes maneras que existen para inducirse o bien, fluir en el universo creativo literario. Desde el método Snowflake, a la creación de plantillas de Excel que explican y expanden nuestras historias escena por escena desde el comienzo hasta el final o bien usar el método King: No planificar y dejar que la historia y los personajes te guíen, todos los escritores tenemos por defecto un estilo a la hora de comenzar y terminar de escribir.

En su obra Suspense, Patricia Highsmith introduce lo que ella denomina germen, el germen de la idea. Y sé que te lo preguntas, ¿Qué es el germen? Podrías decir que el germen de una idea es aquel niño que viste que se cayó mientras jugaba en el parque. Alguien que estornuda en un tren, una noticia que viste en la televisión, entre otras cosas.

El germen de una idea no es algo estrafalario y por ende extraordinario (aunque podría serlo), sino algo común algo que inspire una idea en ti.

Cuando comienzas a escribir, escribes un germen combinado con otros cinco o seis gérmenes, un conflicto, un par de personajes y uno que otro enredo. Escribes y escribes ¿Y qué tienes al final? Podría ser un relato corto, un mini novela, una novela o bien un disparate.

Patricia Highsmith expresa que en “el germen de una idea o una breve secuencia de acción, el escritor puede inventar cinco o seis situaciones que puedan conducir a ello o resultar de ello (desarrollar la idea para una narración es un proceso de avance y retroceso, como tejer)” (129), refiriéndose a nuestra idea anterior de que el germen de una idea puede conducirnos a las situaciones necesarias para producir un buen escrito.

Ahora, ¿Crees que todo para con un simple germen? Prepárate a llorar querido lector.  

El germen de una idea es aquella idea que encuentras, plasmas en papel y puedes durar semanas (a veces meses) escribiendo para que al final, tu escritura se estanque y te encuentres con que la idea ha muerto. Entonces, un día mientras le prestas atención a tu clase de cálculo, ¡Eureka! Has encontrado la llave al acertijo, corres a casa, sueltas el bulto o la mochila y te sientas religiosamente, ganándote a media familia de enemigo para sentarte a escribir.

Y ¿Qué sucede después? Bueno… Eso depende.

En lo que todos los escritores coincidimos que es que andamos buscando, como las abejas buscan al polen, el germen de una idea que nos lleve a escribir. En este sentido, los escritores siempre estamos trabajando. Produciendo, en nuestras mentes diligentemente, como las arañas tejen su red.

Tejemos una red de ideas, en las cuales uno o dos elementos diarios terminen picando y al final terminamos con algo sólido.

Un Argumento.

En esta entrega de Surcando letras, exploraremos tres simples consejos para que puedas empezar a escribir.

Consejo Número 1:

Observa.

Un escritor es:

  1. Un buen lector, y
  2. Un buen observador.

Nunca me cansaré de repetir cuan importante es nutrirse de las cosas en el entorno de uno. Escuchar la radio, música o uno que otro podcast, es de vital importancia para un escritor cuya fuente de ideas puede venir del estornudo de un gatito, o de las noticias de un asesino serial.

Sentarse en silencio y observar a los demás es un ejercicio elemental de imaginación.

Imagina que estoy contigo y hagamos juntos el siguiente ejercicio:

Mira a alguien, quien sea. Mientras sea desconocido para ti, bastará. Ahora, crea un personaje básico de tres características basándote exclusivamente en su apariencia. ¿Lo has hecho?

Ahora imagínate una historia simple con esa persona. Algo tipo:

“Juana fue a la tienda, compró huevos y pan. De camino a casa se encontró un perro, se agachó y le dio ternura. Juana decidió que quería adoptar al perro y se lo ha llevado a casa.”

¿Ves de como con simplemente observar a una persona puedes sacar una historia?

Consejo Número 2:

LEE.

NO ME PUEDO CANSAR DE DECIR QUE ES IMPORTANTE LEER. En serio, lo suficiente como para gritarte en mayúsculas. La importancia de la lectura es algo que seguiremos explorando más en profundidad en nuestros próximos capítulos. Sin embargo, lo diré de entrada. Un buen escritor NECESITA ser un buen lector.

¿Por qué? te preguntarás. Es simple, un escritor necesita conocer la línea que escribe (exploraremos líneas literarias más adelante), si escribes romance debes saber cómo se escribe el romance, y no sabes como se escribe el romance si no lees una historia de romance.

Una historia buena, quiero decir, publicada, corregida profesionalmente, y de ser posible consolidada. Porque eso es lo que quieres ser, quieres ser un autor consolidado, profesional, que esté dentro de los estándares y que se destaque dentro de los mismos.

Un escritor no puede simplemente abocarse al vacío del germen de una idea. ¿Cómo narrarás tu idea? Necesitas referencias, y a eso vas con la lectura. Leer te provee habilidad en el uso del vocabulario, la fluencia narrativa y el tener la idea de cómo plasmar ciertas escenas (ya lo tocaremos con más profundidad).




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