A la mañana siguiente, cuando Catherine despertó, se dio cuenta de que había perdido otra noche de trabajo, pero no estaba molesta, ya se había resignado a que eso estaría pasando seguido o que sería así de ahí en adelante. Miró a un lado y vio que Elsa continuaba dormida, también vio que había una de sus píldoras en la mesa donde comían y sin pensarlo dos veces, fue directo a ella. Luego de “desayunar” volvió a su mesa de trabajo a seguir construyendo ese escáner.
Elsa despertó un par de horas más tarde. Lo primero que notó fue que la cama de Catherine estaba vacía y que píldora había desaparecido, no había que ser un genio para saber en dónde estaba la chica, la platinada se puso de pie, se arregló un poco y se dirigió al lugar de trabajo de la azabache. La encontró de inmediato, la joven estaba perdida en lo que hacía
Cuando Catherine finalmente aceptó la ayuda de Elsa, ella sacó la bolsa de vitaminas de su escondite y la dejó en donde la azabache pudiera verla, después buscó un par de guantes como los que la joven científica usaba, también llevó el lápiz y el papel que le había pedido. La platinada estaba un poco nerviosa, pero no permitiría que se le notara, se esforzaría en cumplir lo que sea que la chica le pidiera, se sorprendió cuando Catherine le dijo que se encargaría de llevar el registro escrito del proceso de creación.
Catherine contaba con su cámara y grabadora de voz, pero aun así quería que también hubiera un escrito, además de eso, Elsa debía pasarle cada herramienta o pieza que le pidiera. No estaba segura si eso mismo hacían sus robots cuando lo usaba a ellos o si trataba de cargarla de trabajo para hacer que se fuera, sin embargo, sin importar cuál fuera la razón o lo duro que se volviera el trabajo, no se iba a ir.
Desde ese momento, las cosas fueron relativamente tranquilas, ya no había discusiones, pero Elsa difícilmente llevaba el ritmo de la joven; hablaba demasiado rápido y le era casi imposible escribir todo lo que decía sobre lo que usaba y cómo construía su escáner, sin mencionar que cada cierto tiempo, en lugar de narrar cada avance, le pedía a la platinada que le diera alguna herramienta o pieza nueva. Muchas veces en lugar de pasarle lo solicitado, Elsa terminaba escribiéndolo, lo que provocaba una mirada de exasperación por parte de Catherine, pero no decía nada al respecto.
Cada vez que alguna empezaba a sentir hambre se acercaba a la bolsa de vitaminas y tomaba una, la primera vez que la quinto espíritu comió una de ellas se sorprendió al descubrir que efectivamente la dejaban satisfecha, su sorpresa creció más el notar que cuando se hizo de noche no sintió nada de cansancio. Ahora entendía por qué Catherine no tenía problema en mantenerse despierta por días o quizá hasta meses.