Capítulo 15
- ¡Heimdall! ¡Despierta! ¡Guri no está! –Grimhilda había despertado tan temprano como siempre, pero esa mañana se dio cuenta de que su hija no estaba por ningún lado; ni dentro, ni fuera de la casa.
- ¡¿Cómo que no está?! -el hombre miró alrededor- ¿Dónde está Catherine?
- No creerás que….
- ¿Qué la secuestró? No, no lo creo, pero sí creo que, si salió en medio de la noche y Guri la vio, seguramente fue tras de ella.
Dicho eso, ambos padres salieron de la casa, le dijeron a Honeymaren que su hija había desparecido y que Catherine tampoco estaba en ninguna parte; de inmediato, ella le pidió a toda la tribu que las buscaran por los alrededores. Sabía que la joven no se alejaría demasiado ya que había prometido permanecer con los Northuldra todo el día, sin embargo, le preocupaba Guri. Elsa le había contado lo descuidada que era Catherine con su propia seguridad, además de lo indiferente que podía llegar a ser con el resto de los seres vivos. No quería ni imaginarse lo que le podría ocurrir a Guri a lado de ella sin supervisión.
Luego de buscar por los campos abiertos cercanos al campamento, se adentraron más al bosque; no pasó mucho tiempo antes de que se dieran cuenta de que había menos árboles de los que deberían, algunas partes de tierra habían sido removidas y mientras más caminaban, más escuchaban un extraño ruido adelante. Siguieron caminando hasta llegar a la fuente del ruido y lo que encontraron, dejó a todos boquiabiertos.
- ¡¿Pero qué rayos hiciste?! –Soltó Honey al ver a Catherine observando dos enormes construcciones en medio de lo que solía ser espacio lleno de árboles y animales. Al escucharla, Catherine se giró a verla.
- Hola Maren, construí unos baños para tu tribu, -la joven señaló a una de las construcciones-, este edificio está hecho del más sólido con concreto que hay, aquí se encuentras más de 60 de inodoros, separados en partes iguales para hombres y mujeres, si se acercan podrán ver que hay dos puertas, cada una con el señalamiento de hombre o mujer, así no habrá equivocaciones. El otro edificio está hecho con el mismo material, excepto que esté es para las duchas, también está separadas las secciones de hombre y mujeres, ya no será necesario acarrear agua y calentarla en el fuego, -señaló a un extraño aparato que sobresalía de ese edificio-, esto es una calentador-automático, siempre mantendrá el agua caliente sin importar cuantas personas la usen. Tanto los inodoros como las duchas, están separadas por cubículos, tienen paredes y puertas, así que tendrán total privacidad, pero recuerden lavarlos regularmente.
- Catherine. –Honey no se veía muy feliz con lo que estaba viendo.
- En las duchas hay dos manijas, la que tiene la letra “C” saca el agua caliente, la que tiene la “F” saca la fría, así podrán ajustar la temperatura a su gusto, algunas personas la prefieren más caliente que fría, otros al revés. Las tuberías del agua y el drenaje conectan con los de Arendelle, por lo que no deben preocuparse de contaminar el agua de su bosque.
- ¡Catherine!
- ¿Hay algo que aún no entiendas? –Catherine estaba feliz y satisfecha con sus construcciones así que no se daba cuenta del enfado de Honey.
- ¿Cómo hiciste esto? Sólo pasó una noche.
- Muchos de mis robots me ayudaron, los llamé, ellos trajeron todo y trabajamos sin parar, tuvimos cuidado de no hacer demasiado ruido.
- Todos los árboles que estaban aquí ¿Qué les hicieron?
- Claramente los talamos para hacer espacio, ahora tienen mucha leña para varias semanas. –Catherine señaló a una montaña de pedazos de madera.
- ¿Y los animales?
- Se fueron, el talado debió asustarlos.
- ¿No te mortifica haber destruido el espacio al que ellos llamaban hogar?
- El bosque es inmenso, encontrarán algo en otro lugar.
- Hacer algo como esto en una noche es imposible, además ¿No le habías dicho a Elsa que en tus días libres no hacías nada semejante?
- Seguramente es imposible para la mayoría, pero yo tengo mis métodos, fueron muchos los robots que me ayudaron. Lo que hago en mis días libres es no seguir trabajando con la investigación en curso, y esto no tiene nada que ver con la magia, que es mi investigación actual.
- Eso no importa ¿Es que acaso no entiendes que acabas de destruir…? –Honey fue interrumpida por al impaciente grito de una madre preocupada.
- ¡¿Y Guri?! ¡¿Dónde está ella?!
- Ah, ella. Cuando salí de la tienda se despertó y no me dejaba ir, así que tuve que traerla conmigo, -señaló a un árbol cercano-, ahí está. –La pequeña Guri estaba durmiendo entre las raíces del árbol, cubriéndose con una azul. En cuanto la vieron, sus padres corrieron con a su lado.
- ¿Tienes alguna idea de lo peligroso que fue dejar que te acompañara? ¿De lo imprudente que fuiste con sólo salir de la tienda? Una cosa es que no te preocupe tu propia seguridad y otra muy distinta es arrastrar a alguien más contigo. –Honeymaren estaba furiosa con Catherine, sin embargo, ella no parecía notarlo, pues su mirada de satisfacción no desaparecía.
- El bosque era seguro, no había ninguna señal de algún animal peligroso y aunque lo hubiera habido, mis robots se habrían encargado de él.
- ¡Aun así era de noche y hacía frío! ¡¿Qué harás si Guri se enferma?!
- La manta con la que la cubrí es térmica, la mantuvo a una temperatura adecuada toda la noche a la perfección.
- Tiene razón, Guri está bien. –Dijo Grimhilda tomando a su hija entre sus brazos.
- ¿Cómo fue que trajiste a esos robots? –Preguntó Honey. La joven le extendió el brazo izquierdo para que pudiera ver un pequeño brazalete plateado.
- Es algo que hice antes de venir, una de sus funciones es ser un comunicador entre yo y mis robots, lo usé para llamarlos aquí, y ya que Guri venía conmigo, también les dije que trajeran esa manta, sabía que no se podría mantener despierta mucho tiempo, es muy pequeña.
- Mientras estés aquí ella es tu hermana, se supone que debes cuidarla.
- No le permití ayudar con la construcción si a eso te refieres. –Antes de que Honeymaren pudiera responder, una pequeña vos llamó su atención.
- ¡Abuela Honey! ¡Mami! ¡Papi! ¡Anoche Caty me presentó a hombres hechos de metal! Algunos jugaban conmigo, otros la estaban ayudando a construir algo -los ojos de la niña se posaron en los dos nuevos edificios- ¿Eso es lo que estaban construyendo?
- Pues sí. –Catherine regresó su mirada a sus creaciones. Los ojos de Guri se abrieron tanto que cualquiera habría pensado que le podrían salir en cualquier momento. Aquellos ojos estaban llenos de asombro y admiración, y sin dudarlo corrió hacia Catherine para volver a abrazarla.
- ¡¡ERES ASOMBROSA!! –exclamó la pequeña Guri con una enorme sonrisa en su rosto y sus ojos brillantes de admiración. Honeymaren notó que, en esta ocasión, Catherine estaba menos tensa que las veces anteriores, la joven miró a la pequeña por un instante, después le sonrió y empezó a frotar su cabeza suavemente.
- Gracias.