¿cómo hacerle Entender?

Capítulo 34

Elsa no podía creerlo que había hecho; en parte quería creer que todo había sido causa de su imaginación, pero la expresión de Catherine y el silencio que había alrededor le indicaban que no se lo había imaginado. No tenía idea de qué hacer ahora, ni mucho menos qué decir; aunque sólo habían pasado unos segundos, a ella le parecieron horas.

La platinada no era la única en estado de shock, Freydis estaba igualmente sorprendida, además de molesta; tantas horas hablando con Catherine para que accediera al baile, tantos días de práctica, tanta preparación y planeación para nada, el baile recién estaba empezando cuando Elsa la besó. Freydis no era tonta las había estado observando cada día desde que habían comenzado las lecciones de baile, sabía que la platinada deseaba besar a su hermana, lo sabía, lo había visto en sus ojos desde hacía mucho, pero nunca imaginó que realmente lo haría y mucho menos tan rápido y en ese lugar.

El silencio se volvió verdaderamente incómodo, la expresión de Catherine no cambiaba, ni tampoco había movido un solo musculo. Aún Guri, quien no perdía oportunidad de acercarse y hablar con su “hermana mayor”, no se había atrevido a hacer algo en esas circunstancias. Finalmente, Elsa juntó todo el valor que pudo y se acercó lentamente a la azabache haciendo un ademán con sus manos pidiéndole que se calmara.

  • Catherine… escucha, yo…. –No fue capaz de terminar su oración. Al ver que empezaba a moverse, fue como una señal para la joven quien, sin pensarlo, salió corriendo hacia el puente de regreso a la playa, lejos de todo.
  • ¡Catherine! – Freydis trató de ir tras su hermana, pero Anton la detuvo.
  • Freydis, déjala ir, necesita estar sola un momento.
  • ¡No la conoces, estar sola es lo último que necesita ahora!
  • La he observado más de cerca de lo que crees, y creo que sé de lo que hablo cuando digo que, a veces, ella necesita estar asolas.
  • Yo no lo creo, voy a ir con ella.
  • No. Anton tiene razón, debemos dejarla en paz. Cometí un error, yo… no debí…. No me imagino cómo se siente ahora. –Elsa miraba al cielo lamentándose de lo que había pasado.
  • Si está confundida es mayor razón para ir con ella. –Freydis no iba a desistir de ir tras su hermana y, al ver que los jóvenes no pararían su discusión, Honey fue con ellos.
  • Elsa, entiendo cómo debes sentirte ahora, pero no debes olvidar que hay más invitados aquí. –Su amiga le hizo recordar los modales que debe de tener un anfitrión para con sus invitados, así que hizo un esfuerzo por calmarse e intentar que siguieran divirtiéndose. No los podía echar sólo así. También les pidió a Anton y Freydis que la ayudaran a que el baile siguiera adelante. Ellos aceptaron, aunque la castaña aún quería ir con su hermana.

Cuando Catherine regresó al bosque encantado comprobó que nadie la había seguido, lo cual le provocó otro extraño sentimiento; creyó que se sentiría aliviada al estar lejos de todo eso, pero en su lugar sintió otra cosa, pero no estaba segura de lo que era. para la joven, los sentimientos y emociones eran complicados, no conseguía entenderlos y estaban amontonándose en ella a cada segundo.

Miró a su alrededor y comprobó que estaba sola, sola como antes, como siempre, pero ya no era tan reconfortante. Logró ver a la distancia a Reinsdyr jugueteando con otros animales del bosque; por alguna razón sintió el impulso de ir con él, sin embargo, el hecho de que esa idea le cruzara por su mente la asustó aún más ¿Por qué quería ir tras un animal que no le importaba? Confundida y atemorizada, simplemente continuó corriendo alejándose del lugar; ni siquiera recordó volver a cambiarse de ropa. Catherine no acostumbraba ejercitarse, así que los músculos de sus piernas pronto empezaron a protestar, pero el dolo le sirvió de distracción, por lo que no se detuvo.

Sin darse cuenta, la joven había salido del bosque y llegado a la cuidad, ahí finalmente se detuvo para descansar por primera vez. Aún seguí confundida, no sabía por qué sólo había corrido sin dirección o propósito, no sabía por qué Elsa la había besado, no sabía por qué eso había provocado todo lo demás, y tampoco sabía dónde podría conseguir respuestas. Pensó en que, quizá, debería regresar y hablar con la platinada, pero su cuerpo se rehusó, así que fue con la única persona que le llegó a la mente, el único hombre (además de Anna) que nunca le miró con miedo.

Catherine llegó a la prisión donde estaba el anciano que le había dejado el laboratorio subterráneo. Jamás había ido a verlo desde que lo habían encerrado en aquel lugar, ya que nunca sintió la necesidad o le dio importancia. Una vez ahí, pidió hablar con el anciano; aunque al principio los guardias dudaron si dejarla pasar, después cedieron sólo porque temían lo que ella les pudiera hacer si la hacían enojar. La llevaron a la sala de visitas y esperó ahí hasta que aparecieron dos guardias escoltando al hombre.

  • Catherine. Vaya, jamás pensé que te vería aquí ¿Qué quieres?
  • Algo… pasa, he estado con Elsa en el bosque encantado y…. –No estaba segura de qué esperaba escuchar, ni qué decirle, así que trató de improvisar.
  • Te has sentido diferente.
  • Sí.
  • Sientes, ahora sientes. Demonios, puse todo mi esfuerzo en ti y este es el resultado.
  • ¿De qué habla?
  • Catherine, mis colegas y yo te criamos para que estuvieras por encima del resto de la humanidad. Con tu cerebro, supuse que sería sencillo, pero veo que me equivoqué. Tú tenías que ser libre, totalmente por superior a las ataduras mundanas de los humanos. Después de oír todo lo que habías hecho, creí que lo había logrado.
  • Mi cerebro es superior al de las personas normales. –Habló sin pensar, y cuando se escuchó se preguntó por qué había dicho eso ¿Estaba defendiendo su inteligencia ante él? ¿Por qué? ¿Por qué le importaba lo que ese hombre pensara? ¿Por qué le importaba?
  • ¡¡ESE NO ES EL PUNTO!! ¡Tú no debías sentir! ¿Por qué crees que te mantuve apartada de todo y de todos, por qué casi nunca iba a ver cómo estabas, por qué mis hombres no hablaban contigo? Para que no desarrollaras ningún apego emocional, para que no pudieras sentir y te guiaras enteramente por la búsqueda del conocimiento. Creaste mucho, más de lo que cualquiera ha hecho, en cantidad mínima de tiempo. Yo estaba feliz, orgulloso, pero tenías que arruinarlo todo.
  • Sigo investigando. –Otro sentimiento empezó a crecer dentro de ella. Era similar al que había sentido cuando fue con sus padres, pero ¿Por qué ahora era más intenso?
  • ¡Fallaste! Me fallaste. Ya no eres superior a ellos, ahora sientes, ya no podrás seguir como se debía, ahora estás atada a las limitaciones emocionales humanas. Ya no sirves.
  • Yo… aun no entiendo lo que siento. –La joven miraba al suelo, aún no se daba cuenta de que estaba temblando.
  • Pero sientes, y tu confusión te prohíbe seguir con tu trabajo. Mírate, eres patética –suspiró-. A pesar de ser un científico, todos mis inventos, todos mis proyectos fracasaron ¿Por qué creí que tú serías diferente? Tal vez debí haber hecho lo que tus padres me aconsejaron cuando te entregaron a mí: debí matarte; lo habría hecho de haber sabido que todos esos años serían inútiles.
  • ¿Un fracaso? –Su vos sonó como un murmullo.
  • Sí, como todos los humanos, una maldita decepción. Vete de aquí, no soporto verte. Y hazme un favor, jamás regreses, me lo debes después de todo esto. –Se puso de pie, pidió a los guardias que lo regresaran a su celda y en un momento desapareció.



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En el texto hay: fanfic, frozen, elsa arendelle

Editado: 07.03.2025

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