Capítulo 41
Anton había tenido que ponerse de pie. Caminó por la habitación frotándose la cabeza ya que sentía que le daba vueltas y no estaba seguro si todo eso era real o si estaba soñándolo. Todo, todo por lo que Catherine había pasado, todo lo que había sufrido… todo fue premeditado, planeado por su misma abuela. Tenía que ser una mentira ¿Qué pretendía ese hombre diciéndole todas esas farsas? ¿Vengarse de quién lo mandó a prisión de por vida? Volvió a sentarse frente al hombre con una expresión seria.
- Ya déjate de tonterías y dime la verdad. Yo sé que mi abuela jamás haría algo….
- ¿Algo así? ¿Eso ibas a decir? Despierta niño. Eres igual de ingenuo que ella, eres exactamente como ella y, por ende, sé que no eres un idiota. Todo lo que te he dicho es verdad.
- ¿Y, en tu fantasía, cómo fue que conseguiste hacer lo que ella quería?
- No fue sencillo. Primero el laboratorio tardó años en quedar terminado, con todo su espacio, habitaciones y niveles inferiores. Después me puse a investigar con lo que tenía a la mano; como te imaginarás no era mucho, pero no me rendí. Hubo muchos experimentos, muchas mezclas diferentes de todo lo que podría fortalecer el cerebro humano, pasaron años y años hasta que finalmente conseguí un cambio en mis ratas de prueba, luego seguí con simios. Cuando los resultados fueron lo suficientemente satisfactorios busqué a la reina y le informé. Mi formula podría lograr lo que ella quería, pero tenía que ser ingerida para que el bebé naciera como esperábamos.
- ¿Cómo hicieron para que la ingirieran?
- Es obvio niño, la rocié en el agua que abastece a todo Arendelle. Todos la beberían, incluso regarían las plantas comestibles con ella y el efecto sería el mismo. Hecho eso, sólo fue cuestión de esperar.
- ¿Y qué si era ingerida por animales?
- Me encargue de que ahora sólo afectara a los humanos. En verdad fue muy difícil. Más de una ves pensé en renunciar, pero no le quería fallar a la reina Anna.
- Cuando estuviste seguro de que todos habían ingerido eso, empezaste a buscar al “bebé especial”.
- Así es. De nuevo, pasaron años hasta que finalmente, una pareja con cara de asustados llegó a mí con una bebé en brazos. Inmediatamente noté que era diferente, era a quién estábamos esperando ¡Finalmente la tenía en mis brazos! ¡El fruto de todo mi trabajo! Por su puesto, lo primero que hice fue informarle a la reina, ahora empezaba la siguiente fase: Criarla de la manera “adecuada”.
- Apartándola del mundo, privándola de cualquier contacto humano.
- Así es. Que se dedicara sólo al estudio e investigación.
- Hasta el día que trató de salir.
- Sí, a los 10 años. Realmente me sorprendió. No esperaba que lo hiciera hasta que fuera un poco más grande, pero eso sólo me llenó más de orgullo y sé que a la reina también. Ya estábamos cada vez más cerca de lo que queríamos.
- Aún creo que sólo estás mintiendo.
- ¡Abre los ojos, niño! Tú estuviste ahí cuando Catherine llegó al castillo por primera vez, viste a tu abuela, seguramente no estaba sorprendida, si no, feliz, como si ya conociera a la niña, como si la hubiera estado esperando por mucho tiempo. Y así fue, la esperó por años.
- No puede ser verdad.
- Sólo piénsalo ¿Por qué fue la única que no se asustó con los inventos que llevó ese día? ¿Por qué de inmediato le dio un papel que le permitía tomar y hacer lo que viniera en gana con sólo mostrarlo? A ella, una pequeña niña de 10 años que no tenía concepto del bien o el mal, que había conocido hace apenas unos minutos, ¿Por qué le daría un poder así tan fácilmente? Porque sabía que lo necesitaba para los futuros inventos, porque todo estaba yendo tal y como lo esperaba.
- ¡No puede ser, simplemente no puede ser!
- Sigue negándolo, es la verdad.
- Esa noche… ¿Ella se suicidó?
- No hizo falta, ya era muy vieja. De hecho, creo que habría preferido hacer un vinculo más estrecho con Catherine, pero no tuvo tiempo. Aun así, me parece que con lo que había conseguido fue más que suficiente. Ya quedó demostrado.
- ¿Por qué detuvo a Catherine cuando empezó a experimentar con animales? Era lo que quería.
- Pero no aún. Todavía no tenía la “motivación adecuada”. Además, se habría visto mal si se quedaba de brazos cruzados.
- ¿Cómo puedes estar tan feliz y orgulloso con todo esto? Eres el que más terminó perdiendo, estarás encerrado de por vida.
- De todas maneras, ya soy muy viejo, y siempre supe que acabaría aquí, también se habría visto mal si la reina no investigaba y arrestaba a quienes mantuvieron encerrada a una pequeña niña. La reina Anna y yo incluso habíamos hablado de eso y lo acepté con gusto, yo terminaría en prisión.
Anton tuvo que volver a ponerse de pie. No quería creerlo, pero el hombre tenía razón, de nada servía seguir negándolo. El que Catherine haya nacido así fue provocado; el que haya crecido sola y sin sentimientos, fue planeado; y su principal objetivo, o bueno, la razón principal de su “nacimiento” es hacer evolucionar a los humanos. Lo que más le costaba aceptar era que todo había sido idea de su propia abuela, de Anna. Catherine tenía que saberlo, ella debía saber que (a falta de otra palabra) la estaban utilizando. Siempre, todo el tiempo la estuvieron usando.
- Tengo que decirle, Catherine se va a enterar de todo.
- Ja, ja, ja, ja, muchacho ¿Realmente te parece que eso sería una buena idea? Decirle todo lo que acabas de escuchar ¿Cómo crees que reaccionará?
- Ella tiene derecho a saberlo. Lo que ustedes hicieron de su vida ¡¡SU VIDA!!
- Jamás fue sólo “su” vida. Como sea, piénsalo, decirle todo ¿De qué serviría? Tú la conoces lo suficiente como para saber que ella suele ser impredecible y ligeramente inestable. Decirle la verdad… ¿Qué podría provocar en ella? Decirle lo que hizo la primera persona que la trató como un ser humano, con un poco de cariño. –Anton que quedó pensativo. Era cierto, no sabía cómo podría reaccionar. Si lo hacía de manera violenta, sólo los dioses sabrían lo que sería capaz de hacer.
- ¿Por qué me contaste todo después de tanto tiempo?
- Porque tú me lo preguntaste, también porque tuviste la atención de venir a decirme que ella ya había regresado al mundo a la reina Anna, justo como estaba previsto, muchas gracias, y porque sabía que comprenderías que, sin importar cuánto lo desearas, no le podrías decir nada a Catherine.
- Ahora que lo sé es como si yo también le estuviera mintiendo.
- ¿Lo que quieres es confrontar a alguien? Entonces ve con tu abuela, seguramente está en el Bosque Encantado con su hermana mayor, aunque ella te dirá lo mismo: es peligroso que Catherine se entere.
- Sólo me complace saber que te pudrirás aquí. –Anton se dio media vuelta para salir de ahí, ya había escuchado bastante.
- Adiós, príncipe Anton, seguramente no nos volveremos a ver.