Daniela
¿Qué? Este tipo debió haberse caído de la cuna cuando bebé. En que momento dije que quería acostarme con él y ¡¿Por qué no me da el divorcio de una vez?!
Según recuerdo en toda esta novela barata, lo único que ha hecho es despreciar a su esposa, dejándola de lado, sola, a manos de la bruja de su madre y de la floja de su hermana porque se las llevó a la casa matrimonial para vivir con ellos.
No solo eso, la abandonó desde el primer día, dejándola sola en la cama matrimonial y el muy canalla se cambió de habitación dándole a entender que no la quería, que solo se casó con ella por cumplir la promesa de sus abuelos.
Y claro, la otra tonta aguantando cuatro años de vivir de esa forma. Me hierve la sangre pensando como se quedó en silencio tantos años aguantando todo eso, supuestamente tiene una familia adinerada, que dejó de lado por meterse con este tipo despreciable.
Bufé cruzando los brazos. Es como todas esas novelas, y al final él se va a arrepentir y ella de tonta le perdonará todo y quedarán como si nada. De solo pensar que morí por culpa de alguien que escribió algo, así me hace sentirme peor, más miserable.
—¡Daniela! —la puerta se abrió de golpe haciéndonos a ambos saltar y apareció un tipo de la nada.
Me sorprendió además porque se lanzó a mi lado abrazándome como si quisiera protegerme del idiota esposo de esta mujer. Es evidente que a este nuevo personaje le gusta la protagonista, pero ¿Quién es? No recuerdo que el escritor haya descrito que esto fuera un triángulo amoroso. Qué interesante...
—¡¿Qué estás intentando hacerle ahora?! —le reclamó a mi esperado ex esposo—. No te basta con haberla empujado a tentar contra su vida para venir aquí, a seguir atormentándola.
¿Atentado contra mi vida? Es evidente que en verdad esta protagonista, en vez de optar a agarrar a patadas a su marido, en darle su merecido a la vieja infame de su suegra, y de haber sacado a patadas a su cuñada de su casa, se le ocurrió solo con acabar con su vida.
Eso me recuerda que ella no tenía nada, se separó de su familia solo porque esta comenzó a quejarse por la indiferencia de su esposo y exigió la anulación de su matrimonio, y es obvio que necesita el dinero. No entiendo por qué se negaba a divorciarse y aceptar ese dinero cuando era la mejor opción. Pero estaba enamorada y era una tonta.
—Señor, perdón, no pude detenerlo —apareció ese otro hombre que parece ser un asistente de ese tal Eric.
—No te preocupes, yo me encargo —dijo aquel colocándose tan serio que llega a ser intimidante.
Maldita sea, el muy desgraciado es tan apuesto que hace que sienta un hormigueo en todo mi cuerpo, y más con esa expresión de hombre malo. Bien, es el protagonista, el CEO cruel e intimidante, guapo, con un cuerpo de ensueño, unas manos grandes, unos ojos bonitos, pestañas largas, cabellera oscura. Es mi ideal, el maldito infame. Me llevé una mano a la cabeza ¿Cuál es la manía de los escritores hacer siempre a estos desgraciados tan apuestos?
El tipo que me sigue abrazando, también es apuesto, pero es más como un pasivo. O sea, no parece del tipo que domina a una mujer, sino de aquel que necesita ser dominado. Igual es interesante, y aunque no es mi tipo por ahora parece mi mejor opción. De cabellera castaña, bonitos ojos de color pardo, y expresión bonita.
—Lo que yo haga con mi esposa no es tu problema —dijo Eric cruzando los brazos.
Si no fueras tan perro...
—¡Claro que es mi problema! —le gritó el otro chico que no me suelta.
Eso, dile sus verdades.
—Métete en tu vida y deja que Daniela haga la suya —respondió arrugando el ceño.
Sí, claro, bien lo que lo hace la tal Daniela, si dieran el premio a la mujer más patética ganaría cuatro años seguidos.
—Sí, para que sigas tratándola de esa forma ¡Es tu culpa lo que ella quiso hacer y ni siquiera tienes una pizca de culpa! Perro miserable —dijo entre dientes.
Vaya, el niño bonito y tierno, sabe decir palabras ofensivas. Me gusta.
—¿Oye tienes dinero? —le pregunté y el chico que me abraza me contempló confundido.
—Sí... —balbuceó—, papá es dueño de una corporación grande...
Respondió sin dejar de mirarme preocupado.
—Bien, eso es lo que necesito —le dije tomándolo de ambas mejillas y besándolo.
Sí, debo agarrarme de alguien que mejor del otro protagonista, no pienso seguir esperando que ese quien dice ser mi marido me obligue a seguir con él, declararé frente a Eric que estoy enamorada de este otro personaje y con eso tendrá que darme el divorcio sí o sí. Qué mejor manera de herir el orgullo de un tipo como este.
Pero contrario a lo esperado, luego de besar a este otro personaje, todos se me quedaron viendo extraño, incluso con cara de desagrado. No entiendo esas reacciones, no es como deberían haber reaccionado.
—¿Qué pasa? —les pregunté arrugando el ceño—. ¿Es porque soy una mujer casada?
Noto incluso que el chico al que acabo de besar se ha quedado paralizado, con los ojos bien abiertos, expresión estupefacta, nada que ver con como actuaria un hombre cuya mujer que ama acaba de besarlo.
—Acabas de besar... a tu hermano... —exclamó Eric.
—Que además es mi novio... —dijo su asistente.
Vi como aquel chico se apartaba de mí y comenzaba a llorar lanzándose en brazos del asistente.
—¡¿Qué fue lo que el infeliz de tu jefe le hizo a mi hermana para que actuara de esa forma indecorosa?! —dijo sollozando.
¿Qué? ¡¿Qué mierda de historia de porquería es esta?! ¡Escritor estúpido como se te ocurre no decir desde un inicio que este nuevo personaje era el hermano de la protagonista!
—Luis... llama a un psicólogo... no, no, mejor a un psiquiatra —dijo Eric, aún anonadado sin moverse de su lugar.
—¿Van a encerrarla en un manicomio? —preguntó el ahora hermano con expresión dolida—. No, Daniela no se merece eso, se le han zafado los tornillos, pero no voy a dejar que mi dulce hermanita deba seguir sufriendo.
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Editado: 23.11.2024