Daniela
—Hay que darle tiempo para que pueda recuperar la memoria —dijo el doctor con seriedad luego de revisarme ante la insistencia de Eric y mi supuesto hermano—. Tengo dudas, eso sí...
Y en ese instante, endureciendo su mirada, dirigió su atención al hombre más alto y apuesto.
—Las heridas en el cuerpo de su mujer, tiene hematomas y marcas de golpes... no son golpes de accidente, son golpes causados por terceras personas.
¿Hematomas y marcas de golpes? Tanto yo como Eric abrimos los ojos sin entender, pero mi hermano, en cambio, agarró a mi supuesto marido del cuello de la camisa, es evidente que está muy molesto.
—¿Qué significa eso? "cuñado" —replicó incluso agregando ironía en su forma de llamarlo—. ¡¿Qué le has hecho a Daniela?! No sé te olvidé quien es la familia Flores, meterte con nuestro ángel es condenarte al infierno...
¡Guau! Me encanta el dramatismo de este personaje, si hubiera estado en el boceto original hubiera pensado que a pesar de ser una historia cargada de clichés y que ya parece drama asiático, tiene algo que llama la atención.
Por eso mismo no pude evitar aplaudir. Ambos me miraron de reojo, pero el más joven pareció a punto de llorar al fijar su atención en mí, es evidente que quería bastante a su hermana. Lástima que no tengo ni idea donde está ella desde el momento que estoy ocupando su cuerpo.
—Tranquilo, tranquilo —le dije sonriendo con suavidad—, haré lo posible por darle sentido a la tonta trama de esta historia. Así que no llores, Carlos.
Al escucharme soltó a mi tonto esposo y corrió a mi lado tomándome de ambas manos, sonrió con emoción.
—¿Has podido recordarme? —dijo con la felicidad reflejada en su rostro.
La verdad es que no, pero es cierto que sin pensarlo lo llamé por su nombre ¿Será que son los recuerdos de este cuerpo? Solo se me ocurrió palparle la cabeza con un tosco gesto cariñoso. No suelo consentir a nadie, por eso en casa no tengo ni gatos ni perros. Sin embargo, sonrió pesé a mi poca capacidad de saber como relacionarme con un hermano menor.
Eric intentó acercarse, pero apenas estaba a unos centímetros, Carlos se giró, y como si fuese un pequeño cachorro le gruñó, apartando sus manos.
—No la toques, hoy mismo se va conmigo a la casa de papá, no voy a permitir que vuelvas a levantarle la mano —reclamó apretando los dientes—. ¿Tú crees que puedes meterte con nuestra princesa y herirla de esa forma? No sabes quién somos.
Eric se llevó una mano a la nuca, aún luce confundido, pero al final bufó de mal humor.
—Oye —le habló a su asistente—, hazte cargo de tu novio.
El asistente que se encontraba más atrás junto al médico reaccionó de inmediato acercándose a nosotros.
—¡Atrévete a tocarme Luis y vas a pagarlo! —Carlos no parece dispuesto a apartarse.
Es lindo, aunque dramatiza bastante su papel. Y Luis, siendo más corpulento de una sola vez, lo alzó subiéndolo a su hombro. Ah... no puedo evitarlo, ya los shippeo a ambos, me está gustando esa pareja secundaria más que la principal.
—Con su permiso, señor Valverde —dijo el asistente sin soltar al hermano de la protagonista que no deja de reclamar y exigir que lo bajen.
Y ambos salieron en medio del escándalo. El médico carraspeó incómodo antes de entregar un documento a Eric.
—Este es el alta, que tenga reposo y descanse.
Y dicho esto también salió. Nos quedamos solos, y el ambiente es mucho más tenso de lo que podría imaginar. El silencio rodea a la habitación y más cuando se sentó al lado de la cama, contemplándome sin decir palabras.
—¿Quién te hizo eso? —dijo finalmente refiriéndose a las marcas de golpe y hematomas de las cuales habló el médico.
Le sonreí con ironía.
—Tu madre y tu hermana ¿Me crees o no? —le dije, con seriedad, lo que la protagonista nunca fue capaz de decirle, ella siempre, estúpidamente, decía ser torpe y que todas esas heridas eran producto de accidentes, ahora que él sabe que fueron causados por terceros es hora de decirle la verdad.
Aunque claro, es un protagonista típico de una novela cliché, y lo que dirá es que no lo cree, de seguro su madre y hermana las tiene en un altar tan alto que jamás creería que son unas abusadoras.
—Te creo —dijo y anonadada alcé mis cejas sin saber si acabo de escucharlo bien—. ¿Por qué no me lo dijiste antes?
—¿Lo sospechabas? —le pregunté cruzando los brazos. También es bien común que estos tipos lo sospechan, pero nunca hacen nada.
—No —dijo y otra vez tuve que mirarlo desconcertada—. Mi madre y hermana siempre suelen hablar muy bien de ti y siempre frente a mí te tratan con cuidado y cariño. Cualquier otro pensaría que mientes.
Lo que dice no parece tener lógica, si según él su familia siempre se vio muy cariñosa con la protagonista como a buenas y a primera cree que ellas son las causantes del maltrato de su esposa. Sobre todo cuando no ama a la mujer con la que se casó, e incluso le parece desagradable, es este un cambio dramático de la trama, es un plot twist.
—Pero —dicho esto alzó sus ojos claros a mi dirección y me quedé congelada ante el rostro sumamente apuesto de este hijo de fruta—, sé que Daniela jamás mentiría con algo como eso.
Hice una mueca ¿Qué pasa con este protagonista? ¿Intenta engañarme? ¿Ya se dio cuenta de que en realidad no soy Daniela Flores y por eso intenta engatusarme?
—¿Y por qué estás tan seguro de eso? —le pregunté desconfiada.
—Porque la niña que intentó matarme —dicho esto se acercó tomándome de improviso de la barbilla—, no mentiría con algo como eso.
¿Qué mierda? ¿Cómo que intentó matarlo? ¿Es en serio? Daniela Flores se presentaba como la típica protagonista sumisa, amable, dulce, que amaba a su esposo aun cuando este la ignoraba, que intentaba ser la mejor esposa pese a que no la quería nadie, que soportaba los golpes y humillaciones de su suegra y cuñada en silencio. De repente de la nada aparece ese hermano cariñoso y un supuesto padre que ofrece dinero por la cabeza de su yerno, y esa historia que de niña intentó matar a quien hoy es su marido.
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Editado: 21.11.2024