¿cómo huir de un marido tóxico?

¿Satisfacerse solo?

Daniela

Justo cuando todo se estaba poniendo interesante y sentí su respiración agitada, sin control, sus manos sudorosas, y su amigo apuntando a mi entrepierna, desesperado por entrar a la acción. Me apartó de golpe.

Me quedé con el sabor de su piel masculina justo en la punta de mi lengua, y el calor que se alejó de mí como si fuese un gato huyendo de un pepino.

Aunque no me apartó con violencia, fue como si la superioridad de su cuerpo me alzó como una muñeca y me levantó para dejarme en la cama y huir al baño con el rostro enrojecido y totalmente cohibido.

—¡Ni que fuera un virgen! —le grité de mala gana cruzando los brazos.

¿Qué se cree este tonto? Nunca en mi vida un hombre había huido así de mí luego de intentar engatusarlo, yo, Helen Díaz, editora principal de Gato Azul, jamás había sido despreciada de esa forma. En verdad ahora entiendo que en realidad, a este tipo, Eric Valverde, no hay nada que le guste de Daniela.

Me levanté de la cama, pero al hacerlo sentí tal dolor que me fui de cabeza contra el piso, había olvidado que esta chica había sufrido un accidente, la venda en mis brazos y la cintura me recuerdan que no debería sobre esforzarme tanto.

—Debo lograr divorciarme de este hombre, obtener esa jugosa indemnización y luego comenzaré mi propia editorial —dije entre dientes para que nadie pueda escucharme mientras me levanto del piso esperando que nadie pueda verme en esa pose ridícula.

Volví a la cama y me quedé esperando, hasta que la puerta del baño se abrió y salió Eric, más tranquilo y respirando, aliviado.

—¿Qué fue a hacer mi señor esposo? ¿Se calentó tanto que tuvo que jalársela en el baño? —le dije en tono burlesco.

Pero al ver como se quedaba en silencio y los colores se iban a su rostro, no pude evitar abrir mis ojos, incrédula. ¿Acaso es cierto? ¿O sea si pude hacer que Eric Valverde se calentara tanto para tener que huir a esconderse del baño y buscar consuelo con su mano?

—¡No! —dijo como niño ofendido—, no, solo... estuve reflexionando.

Ah, claro, ahora le llaman reflexionar. Sonreí con ironía.

—Señor esposo, yo le dije que si quería hacerlo podíamos, no tenía por qué irse solito por ahí, podía usar mi mano, mi lengua o...

Se acercó casi corriendo, tapándome la boca.
—¿Qué pasa contigo, Daniela? Tú jamás dirías esas vulgaridades y...

Me soltó de golpe al sentir mi lengua lamiéndole la mano. Se miró la palma, desconcertado, y retrocedió como si estuviera viendo al demonio. ¡Ay! Helen, no has perdido tu toque. Vamos a seguir molestando a este hombre hasta que quiera huir y darme el divorcio. Si su esposa era tan recatada, tan educada, le voy a mostrar una imagen totalmente opuesta que lo haga huir.

—Señor esposo, a usted nunca antes se le paró conmigo, incluso llegué a pensar que era un eunuco —dije fingiendo estar ofendida—, y ahora que al fin lo logro me deja abandonada para satisfacerse solo ¿Cree que es justo? Yo quiero sexo, quiero mucho sexo y si no lo obtengo de mi marido lo obtendré de afuera...

—¡Daniela Flores! —alzó tan fuerte la voz que hizo casi que la habitación retumbara.

Creo que le di en su orgullo. Qué idiota. Bufé con fastidio ante su rostro molesto.

—Nunca en cuatro años consumaste tu matrimonio ¿Crees que debo morir pura y casta? Ni que fuera a convertirme en santa, seré la santa de las mujeres cuyos maridos no se les para —reclamé cruzando los brazos—. No te parece, señor esposo, que mejor me da el divorcio y así usted sigue jalándosela solo y con libertad.

—Tú... —quiso decir algo, pero al final solo se volteó cruzando los brazos—, y deja de llamarme "señor esposo".

La verdad es que me gustaría llamarlo "señor exesposo" pero el muy burro no quiere darme el divorcio ni mi jugosa indemnización. Si esto sigue así tendré que aplicar un plan B.

—Vístete —dijo seriamente, sin mirarme—, nos iremos a casa.

Y luego de decir eso, cerró la puerta saliendo de la habitación. Ir a casa significa que pronto voy a conocer a mi cariñosa bruja, y a mi simpática cuñada, esto se pondrá muy divertido. Si estoy obligada a soportar a Eric Valverde dos meses más, será con mis condiciones, y eso significa deshacerse de las ratas que no me dejarán seguir con mis planes.

Mira esto, Daniela Flores, te enseñaré como se debe tratar a los insectos odiosos.



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En el texto hay: divorcio, suicidio, comedia romance

Editado: 20.12.2024

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