22 de marzo.
Volví a la playa, ya se estaba haciendo un hábito mío. Llamé a el hombre pez, mismo que no tardó nada en aparecer.
-Hola. Te esperaba, ansioso.
-Eso explica tu instantánea aparición
-¿Te molesta?
-¿Por qué piensas que todo me molesta?
-Lo siento, sólo quiero que te sientas cómodo conmigo
-Me siento así, puedes dejar de preocuparte
El tritón sonrió y soltó una ligera, muy ligera y casi imperceptible risa. Desde que lo conocí había estado sonriendo mucho, me hacía preguntarme, ¿Por qué lo hacía? ¿Acaso no tenía problemas? Pero en realidad, no me molestaba. El transmitía una calidez que , irremediablemente, llegaba a mi.
-¿Cómo fue tu día?
-Vergonzoso
-¿Puedo preguntar por qué?
-Ah -Suspiré -Consegui un trabajo, para poder comer y más cosas. Hoy fue mi primer día, pero me siento patético, es en un restaurante, confundí las órdenes, ¡Dos veces! Fue un milagro que no me despidieran.
-¿Necesitas comida?
-Obviamente
-Espera aquí
Después de decir esas palabras, el tritón se retiró y tardó en volver a salir a la superficie. Nunca lograba entender lo que pasaba dentro de él, probablemente por la diferencia de especies, así como la de pensamientos.
Total, terminó volviendo con muchas algas y perlas dentro de la concha gigante de un ostión, me le quede viendo un rato con extrañeza.
-¿Y esto es...? -Pregunté confundido, rezando para que no contestara 'Perlas y algas'
-Comida y trueque
Podía entender sus intenciones, también la parte de la comida, pero... ¿Trueque? ¿En qué siglo pensaba que estábamos?
-Déjame ver si entendí; quieres que coma algas y use el resto para conseguir alimentos humanos.
-¡Si! Tal vez puedas cambiar 5 de estás por algo de pescado
Definitivamente, nuestros mundos eran demasiado distintos, tanto que jamás podrían unirse. ¿Desde cuándo una perla auténtica valía tan poco? Bueno, supongo que si las tienes a la palma de la mano como el, no le das tanta importancia.
-Hay un par de cosas que debo explicarte sobre los humanos
-Oh, si, ¡Por favor, hazlo!
Le conté del dinero, de lo valioso y como se determinaba el valor de algo, quien lo hacía, cómo funcionaba nuestra economía, nuestro gobierno, etcétera.
Sus ojos brillaron, me pareció aburrido, ¿Por qué emocionarse tanto con algo tan fome? Probablemente había vivido mucho más que yo, así que no debería sentir entusiasmo por cosas tan triviales.
-Oye, ¿Te molesta si te pregunto algo?
-Para nada, adelante.
-¿Por qué te sientes tan alegre con esto que te estoy contando?
-Siempre he querido saber más de los humanos, pero está prohibido
-¡¿Y si está prohibido que haces aquí!? -Lo regañé
-Calma, Pactli. No es tan malo, estoy cumpliendo mi sueño.
-Sabes que en cualquier momento podría darme un ataque de ambición y terminaría vendiendo te, ¿Verdad?
-Esta bien, lo acepto
-Eres demasiado optimista, alegre hasta las náuseas. Me pregunto porque sigo viniendo. -Pensé en voz alta.
-Espero que pronto encuentres la respuesta. -Sonrio nuevamente el tritón. -¿Puedo escribir en el diario?
-Ah, eso. Toma. -Expresé, dándole el dichoso objeto
_________________________
Bueno, estoy un poco, mínimamente extraño hoy, la verdad es que le pedí esto al humano porque necesito contarlo de alguna manera. Si tuviera que describir lo que sucede en una sola palabra, está sería 'presion'.
Ayer, cuando llegué a casa me encontré a Neró, mi hermano, quien me indicó que mi padre me estaba esperando en la sala. Pensé que tal vez sería por los informes semanales que le tenemos que entregar. No estaba preocupado, por lo que fuí. Al llegar, merman, mi padre me recibió con una sonrisa y una palmada en el hombro. Recuerdo con claridad la conversación
-Hijo mío. ¿Cómo estás en este fantástico día?
-Oh, todo está perfecto padre, pero, me intriga saber porque tu humor es tan alegre en esta ocasión.
-Cualquiera que te oyera pensaría que soy un gruñón.
Negué tres veces con la cabeza -Para nada, solo pregunto.
-Bueno, es que al parecer todo ha ido bien en nuestro reino últimamente. No hay contaminación ni bárbaros salvajes merodeando por aquí.
Ah, esa expresión, 'bárbaros salvajes' mi padre solía usarla para referirse a los humanos. A mi padre no le agradaban, sin embargo mentiría si dijese que siempre fue así. Hubo un tiempo en que inclusive convivían con una pareja humana, sin embargo, tras la desaparición de mi madre, mi padre se deprimió y comenzó a culparlos de cualquier mal que le sucediera al océano o a sus habitantes.
Forcé una sonrisa en mi cara, haciendo un esfuerzo por ocultar mi sentir para no poner en riesgo mi amistad con Pactli, puesto que, a pesar de tener una actitud distante se que no es alguien malo.
Después de eso mi padre soltó un comentario que, estoy seguro de que no lo hizo con mala intención, me erizó las escamas.
-Deberias buscar pareja, Thálassa.
-¿Eh? -Exclamé genuinamente
-Sabes que pronto moriré, y tú eres quien heredará el reino, necesitas un apoyo puesto que es una labor pesada, hay muchas sirenas y tristones en este océano, sin embargo jamás te he visto mostrar interés en alguno, cosa que me preocupa. Mi tiempo se termina.
-El hechizo...
-No funciona más, ha dado lo que tenía que dar. Así que, por favor, piénsalo.
-Lo haré
En ningún momento mostré la angustia que sentía, no quería preocuparle más de lo que ya estaba. Me retiré a mi habitación, con el corazón en la mano. ¿De verdad ya no había nada que hacer?
Nosotros solo tenemos una pareja en la vida, tras la vinculación de sentimientos, se forma un órgano nuevo en el corazón del habitante marino, el cual provoca que sus latidos se sincronicen con el de su amado, así como algunos otros dotes especiales, solo hay un problema, y ese es cuando la otra parte muere, pues al estar en sincronía, sin un latido, poco a poco nosotros vamos muriendo.