Definitivamente el sueño más raro o era el café o las golosinas nocturnas, lección aprendida: no comer como un cerdo antes de ir a dormir. Pero, como explicar lo que hacía en la mansión de los Márquez y vestida de jardinera. Calmados, a mi tía Lara no se le ocurrió mejor idea que inventar en la mansión de mis fantásticas y curativos dotes con las plantas, cualquier empleo es mejor que ser una mesera de un café de mala muerte (y yo que pensaba que solo los bares podían ser de mala muerte) y para colmo cantante; después de más a salir con que quieres un karaoke donde servir y cantar, la juventud de ahora no tiene límites y agregando a todo esto, el infalible discurso de “cuando yo era joven”. Hasta me dan escalofríos con solo recordar la charla motivacional de esta mañana.
Pero, lo que más me da escalofríos es estar parada en medio de este jardín tan muerto, los jazmines marchitos enredados en la pérgola, el recuerdo de aquella silueta, la voz desesperada susurrando mi nombre. Debo dejar de imaginarme cosas, a estas alturas tía Lara es capaz de mandarme al hospital psiquiátrico. Mantener los pies sobre la tierra con la cabeza fría, inhalar y exhalar.
Todo suena sencillo, si lo repito mentalmente lo será, más fácil que la tabla de multiplicar del uno. Tomar fuerte las matas marchitas y arrancarlas del suelo. Fácil muy fácil.
El sol está alumbrando muy fuerte para ser tan temprano y sobre todo otoño, escondida entre las hojas cubiertas de arena, un brillo llama mi atención, me siento sobre las rodillas para poder observar mejor; el aire se vuelve más pesado.
Tenía 12 años, mi padre había culminado la pintura más hermosa que hayan visto mis ojos, era un pequeño jardín en donde los jazmines y margaritas rebosaban con sus flores, éstas eran alumbradas solo por la luna; si cerraba débilmente los ojos hasta era capaz de oler las exquisitas fragancias de esas flores. Tomó mis manos y en ella depositó un collar de jazmines y margaritas, floreciendo en todo su esplendor, así como en su cuadro.
¿Qué hace este collar aquí?, se supone se había perdido todas las pertenencias de su niñez al fallecer su madre y ahora la aparición de este collar y en este sitio.