Como la lluvia

VII

Nadie sabe nada acerca de los Márquez, según cuentan los habitantes más viejos del pueblo que la mansión fue construida alrededor de los 1900 pero, que una vez culminada la obra nadie ocupo la mansión. Hace como 25 años arribaron los actuales dueños “Los Márquez”, aun así, nadie conoce con exactitud a los miembros de la familia, ni a que se dedican, hasta se puede decir que nadie los ha visto, a excepción de mi tía Lara, debe ser por eso que es considerada una celebridad en el pueblo.

He tenido varios sueños con este lugar, además de la silueta tenebrosa, he visto varias veces una hermosa niña, de cabellos rojizos y enrulados, de unos ocho años, sin mencionar que posee unos enormes ojos verdes, en mis sueños la llamo Marcela. Pero, estar aquí en la realidad es muy distinto que estar en sueños. Marcela es demasiado bonita como para ser real.

Ella solo podría vivir en esta mansión si fuera protagonista de la película “Los otros” con todas las ventanas cubiertas por gruesas y negras cortinas, a veces pienso que los Márquez son alérgicos al sol o se dedican a la producción de vino casero, no sé cuál de las dos hipótesis pueda ser la correcta. Además, de la estricta regla de jamás dejar la puerta abierta, esa regla acumula mis sospechas.

Como estas sospechas y mala espina que solamente mi tía podrá explicar. 

Había sido una chica llena de ambiciones en la vida, aunque a los que más amaba no se encontrasen en carne, tenía la fuerte convicción de que se encontraban en espíritu. Eso sí, siempre he sabido que mi familia no era una familia común, había demasiados secretos que sospecho que eran muy dolorosos para hablarlos incluso recordarlos.

¿Quiénes eran mis abuelos maternos? Sique siendo un misterio, un secreto que mi tía Lara es no capaz de revelar, por otro lado, mis abuelos paternos habían partido de este mundo cuando mi padre era apenas un niño. Hasta yo era muy pequeña cuando él murió, solo me queda de él algunas imágenes borrosas de él trabajando, pintando, esculpiendo como todo un Leonardo Da Vinci; se obsesionó tanto con la idea de darnos a mí y a mi madre una vida digna, se encerró en su trabajo, trabajó día tras día sin descanso, había meses que incluso no lo veía ya que, nunca salía de su estudio y no quería que nadie entrase en el.

Hasta que llegó el día de saldar cuentas y la única forma de pagar todo era con la vida misma y así fue como mi padre murió, tratando de crear una vida utópica, olvidándose por completo que la vida estaba pasando a prisa en sus narices. Desde aquel momento mi madre cambió y no la culpo, ha de ser duro perder al amor de tu vida, pero, ella no pensó que sería igual de duro que una niña perdiese a su padre. Los dolorosos recuerdos estaban esparcidos por todo el pueblo, donde quiera que mirara veía a mi padre sonriéndome, lo escuchaba atentamente relatándome leyendas que tanto amaba, su mano acariciándome la cabeza, todo era doloroso; para mi madre el asunto se puso peor.

Cada que pasaba frente a su habitación la encontraba llorando, mirando al infinito, pérdida en la nada. Ya no comía, ni siquiera hablaba, los papeles de madre e hija se invirtieron, así que mi madre fue mi hija por dos años hasta que la muerte la arrebató de mi lado.

Que podía hacer una niña de 12 años sola y con tantos tristes recuerdos, lo único que se me ocurrió fue escapar, deshacerme de todo, liberándome de todo aquello que me pesaba en el corazón, quería ser libre como el viento. Conseguí parte de esa libertad al lado de mi tía Lara, fue entonces cuando comencé a soñar.

Una vida llena de aventuras, deseaba ser el tipo de persona que todos quieren conocer, pero, me di cuenta que la gente no deseaba conocer personas a secas más deseaban conocer personas con dinero. Solo pensar en esa palabra veía las desquebrajadas manos de mi padre, con intensos cortes y temblando de dolor, todo por querer sostener en ellas al preciado dinero, en un arranque de locura mi madre tomó todo el dinero que se encontraba en una caja de madera “la caja de los tesoros” y procedió a prenderles fuego, quería proveer una lección al dueño de su felicidad y tormentos, pero, él no lo entendió.

Podrás cambiar toda tu vida por todo el dinero del mundo, costará hacer el trato, sin embargo, lo conseguirás. Lo que el cambiador no te advierte es que el IVA se define como la facilidad de perder lo material. En resumidas palabras, te pasas la mitad de la vida solo recolectando dinero, pero, solo necesitas un segundo para deshacerte de ese bien material por ejemplo quemándolo. ¿Qué pasó de todo lo que venía detrás de ese dinero? Pues sigue permaneciendo dentro de ti, porque no es un bien material del cual puedas deshacerte ya que está arraigado en tu alma, así como la leche y el agua una vez mezcladas son difíciles de separar.




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